La tradición en Wesselmann

Pilar Serra muestra dibujos y obra gráfica del artista pop

Tom Wesselmann. Obra sobre papel y obra gráfica

GALERÍA PILAR SERRA (ANTIGUA GALERÍA ESTIARTE)

c/ Santa Engracia, 6 bajo

Madrid

Artista: Wesselmann, Tom
Madrid,

La obra gráfica y los trabajos sobre papel de Tom Wesselmann, uno de los pocos artistas del movimiento pop que continuó desarrollando un lenguaje propio y complejo una vez finalizado el periodo de mayor auge de esta tendencia, protagonizan desde mañana en la madrileña Galería Pilar Serra una exhibición en la que podremos contemplar sus reinterpretaciones de géneros clásicos de la historia del arte, como paisajes, desnudos y bodegones. A ellos incorporó emblemas de la vida cotidiana norteamericana de mediados del siglo pasado mediante trazos nunca vacilantes, formas planas y un cromatismo muy vivo; es muy evidente en buena parte de las piezas la influencia de Matisse y de sus Odaliscas y naturalezas muertas.

Pese a sus alusiones constantes al lenguaje publicitario y la contemporánea cultura del consumo, su obra no se sirve de estos temas con intención crítica

Referencias literarias, erotismo y psicoanálisis son otros de los pilares de su producción. Sabemos que las novelas de Henry Miller influyeron en su tratamiento directo y sin tabúes de la sexualidad propia y ajena (lo vemos en sus Pequeños grandes desnudos americanos de 1961, seguramente su primera serie claramente erótica) y que los postulados de Freud le ayudaron a emprender con libertad expresiva y seguridad en sus capacidades cualquier proyecto artístico.

Es inevitable hablar de Gran desnudo americano, donde representó a una mujer desnuda en actitud más indolente que provocadora. Su atractivo sexual se desprende fundamentalmente de sus líneas curvas y sus colores saturados, es decir, de los aspectos más abstractos de la pintura, lo que nos invita a pensar que Wesselmann quiso representa una idea objetiva del sexo, más que la propia realidad.

En adelante comenzó a llevar a cabo lienzos de gran formato donde los desnudos están a escala más o menos real o corresponden a una única parte del cuerpo, como un pecho femenino o una boca.

Escapando de las telas, Wesselmann desarrolló también obras en metal a partir de 1983. En ellas recortaba con láser grandes planchas de aluminio o relieves ensamblados para sintetizar su pintura con el objeto del que la pared era fondo. Los planos superpuestos, en apariencia triviales, crean una tensión de enorme intensidad.

La obra gráfica parte importante en la producción de Wesselmann, y también de esta muestra. Aunque no realizo muchas ediciones, sí elaboró grabados, litografías, aguatintas, y sobre todo serigrafías, de las que en esta exposición se presentan ocho acompañadas de una pintura sobre papel. Las preparó entre 1988 y 1998, y destacan por su variedad de colores y matices (hasta cuarenta) y por lo complejo e innovador de sus procedimientos de estampación.

Si os quedáis con ganas de más Wesselmann, podéis ver aún algunas de sus obras en la exposición “Mitos del Pop” en el Museo Thyssen-Bornemisza o buscar el catálogo de la retrospectiva que en 1996 le dedicó la Fundación March. Este verano el Museo de Bellas Artes de Virginia le ha dedicado también una antología exhaustiva.

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