Antonio López fue uno de los artistas que apoyó con ahínco la apertura, el pasado mes de marzo, del Museo del Realismo Español Contemporáneo. MUREC en Almería, y en este primer año de su actividad, será uno de sus seguidores desde su tiempo de formación quien exponga en este mismo centro: nos referimos al zamorano José María Mezquita Gullón, quien estudió primero Ingeniería Aeronaútica, pero abandonó pronto esa carrera para dejarse llevar por su vocación artística e iniciar Bellas Artes.
Desde su etapa temprana, la meticulosidad y el oficio lento fueron rasgos fundamentales de su producción, en la que ha tratado de conjugar la captación fidedigna de lo real con la de la emoción, y sus motivos más habituales han sido los paisajes urbanos de su Zamora natal y también los de los pueblos y zonas naturales de los alrededores, en los que Mezquita encuentra misterio, un elemento fundamental tanto en su modo de mirar como en su misma obra, y fruto de su atención a aquello distinto en los entornos cotidianos, a eso que rompe con hábitos y rutinas y que no requiere para su contemplación o disfrute de una sensibilidad especial.
Atiende el pintor a las estructuras de lo real, fundamentalmente al orden orgánico propio de la naturaleza: le interesan los modos de relación entre el ser humano y las especies vegetales y la forma en que esos lazos pueden ser percibidos por el espectador; por ese análisis de motivos muy concretos podríamos tener la sensación de que algunas de sus imágenes se sumergen en lo abstracto, pero los procesos de trabajo de este autor no escapan nunca del territorio de lo figurativo. Sus geometrías no son abstractas, sino fruto de una observación rigurosa de realidades que le son muy cercanas y de sus escalas.
En Almería podremos contemplar piezas realizadas en los últimos años, pertenecientes a sus series Alrededores de la casa de Palomares, Fábricas de harina o Tienda y vivienda Almeida de Sayago: son representativas de otros intereses del artista, como los desarrollos de la arquitectura tradicional y la industrial, y la soledad y a veces abandono actual de esas construcciones; se trata de trabajos basados claramente en el dibujo preciso, lineal y concebido como herramienta de análisis de las estructuras de molinos, comercios con historia, naves industriales, harineras o palomares.
La técnica de la acuarela, que utiliza habitualmente Mezquita, no permite corregir fallos, pero este autor se toma con ella todas las libertades que puede, dentro de los límites derivados de sus materiales; cobra mucha relevancia en sus imágenes, sobre todo en las dedicadas a interiores, un tratamiento lumínico suave pero revelador, con resultados especialmente ricos cuando pinta aquellos escenarios más sometidos a la fuerza del tiempo.
Los trabajos del zamorano, a la vez depurados y detallistas, pero del todo lejanos al hiperrealismo, nos muestran sobre el soporte frágil del papel -sea en la citada acuarela o en tinta china- aparentes caos en los que Mezquita ha impuesto su jerarquía a través de la línea y del color, este último transmisor de la luz, y ha volcado retazos de memorias de un pasado cercano, a veces individuales y otras quizá colectivas; también sugerencias de silencios y olvidos.
En esta exhibición, comisariada por Juan Manuel Martín Robles, se ha prestado atención a esa creación gráfica (ha trabajado igualmente sobre lienzo) y a sus composiciones del último cuarto de siglo: la mayoría proceden de sus fondos personales y no se habían mostrado al público hasta ahora. Ofrecen instantes sobre lugares (como dijimos, naturalezas, espacios domésticos, comerciales e industriales), que, de no representarse desde el sosiego, podrían perderse en el mar de la inmediatez y la novedad.
José María Mezquita. “Entre el silencio y el olvido”
MUSEO DEL REALISMO ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO. MUREC
Paseo de San Luis, s/n
Almería
Del 29 de noviembre de 2024 al 23 de febrero de 2025
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