José Luis Alexanco, un proceso infinito en el MUN de Pamplona

Pamplona, 07/10/2022

Coincidiendo con la celebración del medio siglo transcurrido desde los Encuentros de Pamplona, de los que José Luis Alexanco fue artífice junto a Luis de Pablo cuando ambos formaban parte del grupo ALEA, el Museo Universidad de Navarra dedica una muestra a uno de los proyectos más representativos y de mayor duración del primero: sus Décimos.

Su creación fue tan diversa como cohesionada, dada su raíz en un mismo impulso: el de explorar el poder de los cambios sutiles. Se formó Alexanco sólidamente como pintor y grabador y, siendo aún muy joven, se interesó por los estudios que a fines de los sesenta y principios de los setenta desarrollaba el Seminario de Análisis y Generación Automática de Formas Plásticas, fundado en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense. De su mano aprendió programación de ordenadores -cuando la aplicación artística de estos era objeto de hondos debates y solo se utilizaban computadoras con fines contables y científicos-, convirtiéndose en uno de los primeros creadores que en nuestro país ideó un programa informático con el que generar formas planas y tridimensionales. Aquellas incursiones tecnológicas (conoció el IBM 360) y su atracción por el automatismo lo conducirían a la producción de trabajos conceptuales a partir de juegos vinculados a la lógica matemática y de siluetas cuya modificación formal daba lugar a secuencias grupales; indagó entonces, además, con inflables, relacionando estos con sus estudios con ordenadores en esculturas de metacrilato, que parecían blandas, y obras de formas curvas.

Siempre independiente respecto a tendencias y grupos, hizo de la investigación permanente y del misterio la base de buena parte de sus propuestas, muchas ligadas a la representación del movimiento como tensión (él lo definía como alteración, inquietud, conmoción) y a las posibilidades de la construcción y deconstrucción de su imaginario, porque le ocupó lo inestable y lo que escapa, lo que gira y resbala, las formas mutables y las que dan lugar a ciclos seriales que pueden desembocar en una narrativa propia. También le apasionaron, por cierto, la poesía, el flamenco e incluso la cocina.

José Luis Alexanco. "39 Décimos". Museo Universidad de Navarra — José Luis Alexanco. “39 Décimos”. Museo Universidad de Navarra

La exhibición del MUN lleva por título “39 décimos” y tiene como objetivo fundamental analizar sus procedimientos de trabajo desde los sesenta. Antes de fallecer, el Museo lo invitó a desarrollar un nuevo conjunto de obra que pudiera enmarcarse en sus residencias Tender puentes y que, a su vez, le permitiera iniciar un camino creativo inédito y ponerlo al alcance de los espectadores: se trataría de un cuarto Décimo. Con su muerte quedó inacabado, pero los comisarios Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, a su vez directores de este centro, y los cercanos al artista impulsaron que esta exposición saliese adelante.

Consta su recorrido de proyectos audiovisuales, de las cuatro versiones que realizó, desde 1976 hasta el fin de su carrera, de esa serie de polípticos Los décimos, que planteó como un compendio de sus inquietudes; de pinturas, fotos, esculturas y dibujos que sirven a modo de introducción a aquellos trabajos y de su kinopintura en nueve actos Percursum; piezas en definitiva, por su arco temporal y su diversidad, suficientes para profundizar en su evolución.

Son Los décimos telas panorámicas de enorme formato (quince metros de ancho y casi dos de altura) que requieren del espectador su movimiento, su alejamiento y cercanía, para observar por completo los detalles; cada uno se encuentra, además, en un estado de terminación distinto, de modo que translucen, quizá más claramente que el resto de su producción, sus modos de trabajar: partía el artista de una primera impresión, normalmente de un dibujo escaneado cuya resolución no era relevante, porque la pieza iba adquiriendo definición y líneas más precisas a través de las distintas capas que después añadía a la composición en forma de recortes, tramas, dibujos, pintura…, que se acoplaban unos a otros hasta adquirir su aspecto final.

Prueban estas imágenes, planteadas conforme a patrones matemáticos y concebidas en 1978, 1998, 2018 y 2021, cómo a Alexanco le importaban ante todo los procesos frente a los resultados, las sendas por las que ideas, datos y materiales son susceptibles de ser una y otra vez transformados en diferentes direcciones: cada uno de los conjuntos resumía sus quehaceres durante una década. Es la primera vez que esas cuatro series se exponen unidas y la última, que también es la primera vez que se muestra, aunque no respete por necesidad esa cronología sí cumple, en la suma de sus nueve secciones, con las dimensiones de las anteriores.

En la sala de proyección del Museo no debemos perdernos Percursum, una propuesta fílmica y sonora que sintetiza, como aquellos Décimos, su andadura. Podemos entenderla como una obra total: la grabación nos traslada al interior de la propia pintura del autor, de su dibujo y sus esculturas, nunca acabadas, y se nutre de movimiento, tiempo, ritmo y música. La música puede interpretarse como una partitura presente en el conjunto de la obra de Alexanco, porque los ritmos y cadencias determinan también sus Décimos, cuyas resonancias internas se hacen visibles y audibles en este audiovisual.

El guion es del mismo artista madrileño, la música y el montaje han corrido a cargo de José Tejera y el movimiento, el ritmo, la narrativa, los tiempos, la música y las voces corresponden a Dora Tisserand y Mai Aftah al Bouny.