Hondalea: el fondo de la Bahía de San Sebastián inspira a Cristina Iglesias

La artista presenta su intervención en el Faro de la Isla de Santa Clara

San Sebastián,

Un espacio de reflexión donde el agua fluye con un ritmo inspirado en los cambios de las mareas y la fuerza de las olas en las cavidades marinas. Así ha planteado Cristina Iglesias su intervención artística en el Faro de la Isla de Santa Clara de su ciudad, San Sebastián, que acaba de abrirse al público y que se completa con una exhibición en el Museo San Telmo en la que encontraremos materiales originales de la obra, documentación relativa a su proceso de creación y también un audiovisual pensado para quienes no puedan acercarse a contemplarla de cerca.

Hondalea recrea, mediante un gran vaso fundido en bronce, el fondo original de la bahía donostiarra y el fluir del agua en ella al paso de las horas, y también concede una nueva vida a la casa del Faro, hasta hace poco abandonada y ahora restaurada para albergar este sobrecogedor proyecto escultórico capaz de trasladar al visitante tanto a lo más hondo del mar como a un tiempo primitivo. Más allá de esa transformación, Santa Clara permanece intacta, como el misterio con el que se la observa desde la ciudad.

Hondalea evoca la noción del arte como refugio y lugar de encuentro, tan habitual en la producción de Iglesias; pone en valor, como decíamos, un espacio público inutilizado mediante una incursión no invasiva y conecta, además, con una defensa de la ecología de la que puede considerarse símbolo (en ese sentido, podemos relacionar esta intervención con la que realizó la escultora en la Torre del Agua de Toledo). El título de esta propuesta, en euskera, significa abismo en el mar o profundidad abisal, recogiendo así dos conceptos esenciales en el trabajo de la vasca (el del mar y el de la profundidad) y apelando a la tradición literaria no menor del término, abundante antes de su caída en el olvido: podemos encontrarlo, por ejemplo, en textos del poeta Arnaud Oihenart en el siglo XVII. Remite, asimismo, a la propia profundidad de este enclave, a la que alude la gruta diseñada en el interior del Faro; idea compatible con que una isla, como fenómeno geológico y asidero entre olas, puede resultarnos, en el fondo, lo contrario a un abismo.

Además de con la citada exposición en San Telmo, la presentación de esta intervención ha venido acompañada por el simposio La Costa Rocosa: Geología, Ecología, Escultura, organizado por la Universidad del País Vasco y, en adelante, en torno a Hondalea también se llevarán a cabo talleres, conferencias, presentaciones, encuentros… relativos, no solo a cuestiones artísticas, también a la sostenibilidad y al cuidado de océanos y mares.

Merece la pena, por cierto, aprovechar la visita a Santa Clara para pasear por sus senderos, descubrir las especies arbóreas propias de este entorno, adaptadas a los vientos y la salinidad; vislumbrar el hinojo marino y los brezos rosas en los acantilados y los arenales y rasas que rodean la isla, a veces sumergidos y otras expuestos en función de las mareas.

El origen de Hondalea data de 2016: a raíz de la concesión del Tambor de Oro a Iglesias, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, le propuso desarrollar un proyecto específico para su ciudad, el primero, y la artista escogió este Faro como emplazamiento por la imbricación allí de naturaleza y mar. Será su legado en San Sebastián, de ahí que incorpore los rasgos de la ecología y la geología propias de su costa; también las aguas, no calmas, que rodean Santa Clara.

Cristina Iglesias. Hondalea. Faro de Santa Clara, San Sebastián
Cristina Iglesias. Hondalea. Faro de Santa Clara, San Sebastián
Cristina Iglesias. Hondalea. Faro de Santa Clara, San Sebastián
Cristina Iglesias. Hondalea. Faro de Santa Clara, San Sebastián

 

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