Grano, barrido, desenfoque

El Círculo de Bellas Artes muestra fotografía japonesa en torno a Provoke

Madrid,

Corría 1957 cuando Toyoko Tokiwa participó en Tokyo en la exposición “The Eyes of Ten” junto a fotógrafos que, en la transición entre los cincuenta y los sesenta, formarían la efímera pero influyente Agencia VIVO (en esperanto, Vida): Eikoh Hosoe, Shōmei Tōmatsu, Kikuji Kawada, Akira Satō, Ikkō Narahara y Akira Tanno. Decidieron agruparse bajo la inspiración de la agencia Magnum, creada en 1947 en París, y con el objetivo común de consolidar en Japón una corriente de fotografía crítica y lejana a las convenciones que imponían las tendencias pretendidamente objetivas y directas del medio.

Estos autores (Tomatsu fue objeto de una retrospectiva de la Fundación MAPFRE en Barcelona hace dos años) abogaron por la subjetividad como vía más honesta para abordar la disciplina tras la II Guerra Mundial: no concebían ya lo real como una sucesión de instantes y lugares, sino como un espacio tan concreto como abierto a la experimentación y a la expresión de las propias emociones. En esa estela, una década después llegaría otro hito para la fotografía japonesa: el nacimiento, en 1968, de la revista Provoke, que fundaron Takuma Nakahira, Kōji Taki, Takahiko Okada y Yutaka Takanashi (con la colaboración de Daido Moriyama -objeto de otra reciente antología barcelonesa, en Foto Colectania- a partir del segundo número). La publicación solo alcanzaría tres, y perduró únicamente hasta 1970, pero dejó una infinita huella en cuanto que propuso un acercamiento a la fotografía como acción, como un acto que involucra, además de a la mente y a la mirada, al cuerpo en su conjunto.

De hecho, Kōji Taki hablaba del fotografiar como “prestar el cuerpo al mundo”, es decir, ponernos en movimiento para capturar una imagen que afecte a los demás, que los cautive más allá de consideraciones racionales.

Shomei Tomatsu. El viaje, 1959. © Shomei Tomatsu - INTERFACE
Shomei Tomatsu. El viaje, 1959. © Shomei Tomatsu – INTERFACE

Tras su presentación en Bombas Gens recala ahora en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en el marco de la programación oficial de PHotoESPAÑA, la muestra “La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke”, que se nutre justamente de los fondos de ese centro valenciano, que cuenta con la colección de imágenes niponas más completa en manos privadas si hablamos de las fechadas entre fines de los cincuenta y principios de los setenta.

Bajo el comisariado de Nuria Enguita y Vicent Todolí, responsables también de la exhibición valenciana, disfrutaremos de un repaso a la radical transformación de la fotografía en aquel país a cargo de una generación de creadores que comenzó a trabajar tras la II Guerra Mundial y que afrontó la renovación de ese arte en paralelo a los profundos cambios económicos, culturales y sociales de este momento.

Los autores ligados a VIVO abogaron por la representación de conceptos definidos, por la minuciosidad de las composiciones, el mimo de los encuadres y una voluntad de expresar más que de representar, o de documentar. Preocupó, además, a estos artistas la captación de la identidad propiamente japonesa, a medio camino entre la modernidad radical y un pasado allí muy presente.

Hablando de pasados, el año del nacimiento de Provoke, y en relación con sus postulados, Tōmatsu (que consideraba a la fotografía, ante todo, como un medio de expresión individual) invitó a Taki y Takuma Nakahira a sumarse a las investigaciones que vertebraron la muestra “100 Years of Photography: A History of Japanese Photographic Expression”, dirigida por Hiroshi Hamaya. Ese adentrarse en los recovecos de la evolución de la visualidad en su país llevó a Nakahira a decidir subrayar el poder de la fotografía como evidencia material de las percepciones subjetivas mediada por el mundo y sus objetos (en oposición a las normas asociadas al fotoperiodismo). Provoke, como decíamos, no tuvo una vida extensa, pero sí un estilo marcado que en japonés se bautizó como are-bure-boke (grano, barrido, desenfoque). La revista quiso proporcionar nuevos y alternativos puntos de vista a la hora de abordar los vínculos entre lenguaje y fotografía y entre arte y resistencia, política y creativa.

Y el mejor ejemplo de ella, de esa resistencia, sería justamente Moriyama, que en su producción reflejó la presencia del erotismo y el sexo en la ciudad. Continuaría su legado la fotógrafa Tamiko Nishimura.

Daido Moriyama. Medias, 2016 © Daido Moriyama Photo Foundation
Daido Moriyama. Medias, 2016 © Daido Moriyama Photo Foundation

 

 

“La mirada de las cosas. Fotografía japonesa en torno a Provoke”

CÍRCULO DE BELLAS ARTES

c/ Alcalá, 42

Madrid

Del 22 de julio al 25 de octubre de 2020

 

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