Fichados

Rosendo Cid

Rosendo CidNOMBRE: Rosendo

APELLIDOS: Cid Menor

LUGAR DE NACIMIENTO: Ourense

FECHA DE NACIMIENTO: 1974

PROFESIÓN: Artista

El último fichado de 2018 no será un descubrimiento para muchos de vosotros: expone regularmente desde hace cerca de veinte años, ha presentado numerosas individuales, sobre todo en Galicia, y este mismo año ha recibido el I Premio CGAC de Investigación y Ensayo, un galardón que se suma a su beca en el programa de Residencias Artísticas del Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa en 2014, su Premio Xunta de Galicia en la Feria Cuarto Público (2016) o sus galardones en la convocatoria Proxecto Edición de ese mismo año y en la modalidad de Comisariado para la Zona “C” de Santiago de Compostela (2017) con la propuesta expositiva “Un cuarto propio”, de Rosa Neutro; además de algunos otros reconocimientos literarios.

En cuanto a exposiciones, como avanzábamos, este licenciado en Bellas Artes (especialidad de escultura) por la Universidad de Vigo, con estudios de doctorado en Conocimiento y producción artística en el mismo centro, ha presentado individuales en espacios como la Galería Nordés de Santiago de Compostela (que lo representa), la Fundación RAC, el CGAC, la Fundación Eugenio Granell, el espacio Extéril (Oporto), la Galería Metro, también en Santiago; el Museo Municipal de Orense, su Casa de Juventud o el Centro Cultural de su Diputación. Sus colectivas le han llevado, este mismo año, al Centro del Carmen de Valencia, el Centro Cultural Las Claras de Plasencia, el CGAC, el MUSAC, la Casa das Artes de Vigo o el MUA alicantino y, con anterioridad, a la Real Academia de España en Roma, Lab_in (Vigo), el Auditorio de Galicia, el MAC coruñés, el Centro Torrente Ballester, Bólit (Gerona), la Fundación Luis Seoane, el Museo Municipal orensano, el Centro de Arte Joven de Madrid y la Galería Bacelos o a citas como JustMad, la Bienal de Lalín, Room Art Fair, JäälPhoto, ESTAMPA o la citada Cuarto Público.

Rosendo Cid se suma a Fichados porque nos interesa el modo en que sus trabajos (en técnicas diversas, desde la fotografía a la escultura pasando por el dibujo o el collage) incorporan reflexiones sobre maneras de estar en el mundo y de mirarlo, sobre otras formas posibles de existencia de las imágenes y objetos. Bajo la sencillez, incluso la espontaneidad aparente de cada uno de sus trabajos, encontramos un universo de ideas.

Rosendo Cid. Los retratos no pueden memorizarse, 2016
Rosendo Cid. Los retratos no pueden memorizarse, 2016

Como a cada uno de nuestros fichados, le hemos preguntado por sus comienzos. Y, como viene ocurriendo en tantos de ellos, no existe un instante definido en el que decidiera dedicarse a lo artístico, pero el ambiente familiar ayudó: La respuesta más sencilla al cuándo sería donde comienza el currículum, profesionalmente hablando, claro, además de ser la respuesta más objetiva. Si pienso en el despertar de la conciencia artística, así dicho para entendernos, pues no tengo una respuesta precisa ni una efeméride que marque el comienzo de todo. A esto último he de señalar que el que mi padre sea artista difumina más ese punto inicial o de toma consciente de decisión. En realidad he de decir que siempre tuve conciencia de querer dedicarme, de una u otra manera, a algo relacionado con el arte o con alguna disciplina artística. Aunque tal vez debería inventarme un hecho trascendente que marcara mi elección, cosa que vendería mucho mejor, sin duda.

Por nuestra parte no es necesario. El asunto central que aborda Cid en su obra es -y no entiende el autor que pueda ser de otra forma- la noción de arte como ámbito donde pueden convivir lo cotidiano y lo imaginado, donde el objeto común puede convertirse en artefacto creativo si nuestra mirada cruza una fina línea. Y en ese sentido lo relaciona con lo literario y lo aborda como proceso variable, sumido, como nuestro entorno, en el desarrollo y el cambio constante: Creo que el tema principal y fundamental y sin lo que nada funcionaría es el del arte mismo, el arte como concepto, como actividad simbólica, como ficción y como manera de entender y de acercarnos al mundo, ya sea desde una u otra temática concreta. Sin este concepto básico todo lo demás no funcionaría. Porque el arte es una herramienta que pretende acercarse a aquello que no puede nombrarse por la razón, ya que no es una descripción del mundo (para eso están otras cosas).

Tal vez sea una visión poética, pero creo que no puede ser de otra manera y es lo único que puede pretender el arte. Así, estoy muy de acuerdo con Italo Calvino -hablando este de literatura, pero puede extrapolarse a cualquier actividad simbólica-, que venía a decir que en definitiva a lo que él tendía, o lo único que le gustaría poder enseñar es una forma de mirar o de estar en medio del mundo. Y que en el fondo, la literatura no puede enseñar nada más que eso.

Rosendo Cid. ¿Existe el paisaje para alguien que no sepa lo que es la melancolía?, 2018
Rosendo Cid. ¿Existe el paisaje para alguien que no sepa lo que es la melancolía?, 2018

Objetos, ideas y materiales son el material de trabajo de Rosendo a la hora de transmitirnos esa visión, abierta y lúdica, de lo que es la creación y lo que es el mundo y a la hora de convertir a los espectadores, no solo en observadores, también en cómplices. Por eso, y en relación con lo variadísimo de sus referencias, que luego nos contará, se sirve en su producción de disciplinas muy diversas: En todos estos años vengo trabajando diversas formas, desde la fotografía, la escultura, el dibujo, el collage, en algún momento el vídeo (aunque muy puntualmente), el texto, que últimamente agrego y empleo más a menudo… Esta diversidad viene dada, creo yo, por mis múltiples intereses e influencias. No me gusta en realidad ser experto en nada, y de hecho no lo soy y acabo siendo una especie de no experto en diversas cosas. Esta expresión se lo he oído a alguien, no recuerdo a quién, pero la adopto a mi manera de trabajar y de entender el arte. Y está claro que, dependiendo del proyecto y de los medios de los que disponga, acabo empleando un formato u otro. Y respondo así a un hecho muy determinado en tantos artistas actuales, quienes no tenemos, de salida, un material concreto con el que nos reconozcamos.

Como muchos de nuestros fichados, Cid tampoco menciona referentes concretos en su trabajo, aunque sí nos ha explicado que trascienden las artes plásticas y que le interesan las vanguardias, en cualquier ámbito creativo: Nunca me gusta decir nombres porque la lista sería muy extensa. Y realmente no sé hasta qué punto o qué porcentaje de influencia existe en lo que vemos, en lo que leemos o en aquellos artistas que más seguimos. A veces me puedo fijar en un artista en concreto y otras veces en obras sueltas, sin importar la autoría… Suelo decir que no tengo una influencia clara de alguien en concreto o de una corriente determinada, ya sea de arte, literatura, etc, porque tal vez me mueva por distintos formatos e intereses.

Lo que sí existen son afinidades o intereses comunes. De ahí que, hablando desde la historia, por concretar algo, me interesen muchas de las vanguardias, por su actitud inconformista de salida, y no solo aquellas estrictamente del arte, sino también literarias o de cualquier otra actividad simbólica. Se ha subrayado su vinculación, siempre libre, con ciertos propósitos del dadaísmo o el surrealismo, dado su empleo de esos objetos que nos son más próximos para dotarlos de ideas sugerentes e inesperadas, de lecturas abiertas que introducen al público en el juego.

A la hora de seleccionar sus proyectos fundamentales, Rosendo cita como punto de partida Esculturas de un minuto, que pudo verse en 2005 en la Sala Alterarte de la Universidad de Vigo, por dos razones: Fue mi primera muestra individual importante, y por el hecho de comenzar una serie a caballo entre la fotografía y la escultura que marcó mis posteriores trabajos abriendo un cierto cambio en mi manera de trabajar hasta entonces.

En estas piezas tempranas, Rosendo nos permitía adentrarnos en su proceso creativo y en su contexto de trabajo, sirviéndose de materiales a su alcance y al de la mayoría para invitarnos a encontrar otros mundos en este, aproximándonos a la labor cotidiana del creador. En esa estela desarrollaría después Esculturas de andar por casa, serie en la que transformó nuestra visión de objetos igualmente reconocibles a partir de procedimientos fotográficos sencillos, alterando, y ampliando, nuestra visión de lo común.

Rosendo Cid. "El ingenio de la escalera". CGAC, 2014
Rosendo Cid. “El ingenio de la escalera”. CGAC, 2014

Seguramente algunos recordéis su exposición “El ingenio de la escalera”, en 2014 en el CGAC; Rosendo la subraya por ser de nuevo una muestra individual en un centro de arte importante y por la dificultad misma del proyecto, al tener que adaptarme a un espacio muy concreto y nada sencillo. Aquí se hacen patentes esas influencias literarias de las que el artista nos hablaba, presentes en realidad en el conjunto de su trabajo: con los métodos del colectivo OuLiPo podemos asociar su recurso al ensamblaje y el reensamblaje de objetos, generando a partir de ellos estructuras nuevas, con sus propias tensiones y energías y componiendo un collage que podría no tener fin (ya decíamos que Cid concibe el arte como proceso abierto, como ejercicio y propuesta).

Líneas, vacíos y contrastes entre luces y sombras caracterizaban, en lo formal, las obras que formaron parte de esta exposición, que tuvo como punto de partida dos ideas precisamente literarias: la primera se encuentra ya en el título, porque en francés la expresión el espíritu de la escalera (l’esprit de l’escalier) designa a esa costumbre nuestra de encontrar las respuestas más ingeniosas y oportunas cuando ya es demasiado tarde para contestar, y la segunda invocaba a Odradek, un ser que os será familiar a los lectores de Kafka y que tiene estrecha relación con el espíritu anterior: se trata de una criatura imaginaria desubicada allí donde se encuentre que simplemente existe, sin función. También podemos considerar que nadie más completo que Odradek.

Si el espíritu de la escalera designa lo que no llega a tiempo, el ser kafkiano remite a lo que no tiene espacio propio y los trabajos de Rosendo expuestos entonces en Santiago tenían que ver con el destiempo y el destierro: trabajó con piezas cotidianas descontextualizadas, aisladas de su lugar y su tiempo para ser situadas en otro, tan confuso e indeterminado… como poético.

Rosendo Cid. "El ingenio de la escalera". CGAC, 2014
Rosendo Cid. “El ingenio de la escalera”. CGAC, 2014

Ese mismo año 2014, Cid llevó a cabo la serie Objetos encontrados: Partió de una residencia artística, en el MAC de la Coruña, en la que me impuse la realización de una pieza al día como mínimo en los dos meses de estancia. Y para ello solo podía trabajar con lo que fuera encontrando durante la estancia, fotografiando luego el resultado siempre dentro del museo. Creé un blog en donde iba colgando cada pieza que aun puede verse en la dirección http://objetosencontradosrosendocid.blogspot.com.es/

Fueron 77 los objetos resultantes, en los que de nuevo una delgada frontera separaba la simplicidad de las piezas del conjunto de reflexiones que las que son fruto o que podían generar. Nada es lo que parece, porque lo lírico ha entrado aquí a formar parte de lo cotidiano. También la ironía: algunos de esos Objetos encontrados partían de réplicas de obras icónicas de la historia del arte, hechas propias y reinterpretadas conforme al propio lugar y el propio momento.

Rosendo Cid. Objetos encontrados. Residencias MAC, 2014
Rosendo Cid. Objetos encontrados. Residencias MAC, 2014
Rosendo Cid. Objetos encontrados. Residencias MAC, 2014
Rosendo Cid. Objetos encontrados. Residencias MAC, 2014

Algunos proyectos de Cid también han tomado forma de libro: Uno fue 365 maneras de estar en el mundo, un libro publicado por la ahora desaparecida editorial Duen de Bux, que consistió en que, a lo largo de un año, realicé un dibujo por día a modo de viñeta (con textos). Salió publicado a finales de 2014. Y en otro libro, este solamente de texto, 5000 veces pintura, editado por la Galería Circular, me di al ejercicio Oulipiano de escribir 5.000 aforismos sobre el concepto de pintura. Ambos libros aún pueden conseguirse, por cierto.

La convivencia con lo literario sigue ahí: 365 maneras de estar en el mundo lo llevó a cabo durante la tercera edición de la feria Cuarto Público, en el hotel NH Collection de Santiago, y sus dibujos y textos tenían relación con el acto de ocupar y estar en una habitación de hotel y también con Tentativa de agotamiento de un lugar parisino de Georges Perec: sus anotaciones durante tres días en la plaza Saint-Sulpice de París.

El año pasado presentó en la Fundación RAC “Fé de erratas”, un proyecto formado por ideas y materiales sobrantes de otros, eso que a veces se llamaba “fracasos”. Dado que lo que encontrábamos en la muestra eran fragmentos destinados a generar proyectos de los que finalmente no formaron parte, los espectadores podíamos someterlos a cualquier interpretación: sus posibilidades de lectura eran completamente abiertas. En esta muestra exploraba más a fondo Rosendo esa idea de arte en la que trabaja desde sus inicios: la creación como permanente ensayo.

Rosendo Cid. "Fé de erratas". Fundación RAC, 2017
Rosendo Cid. “Fé de erratas”. Fundación RAC, 2017

Y este mismo año, como decíamos, llevó a la Galería Nordés una exposición exclusivamente textual, “La duda es el único estado posible”: se servía entonces del lenguaje para adentrarse en esos terrenos, atractivos e inhóspitos a la vez, de lo incierto y lo ambivalente, paradójicamente a través de contundentes negros y contundentes negaciones. Dos series formaban parte de aquella exhibición: Antidefiniciones, compuesta por una treintena de piezas que definían, a partir de frases cortas y negaciones (en lugar de sentencias y afirmaciones) algunas categorías artísticas, y Negro sobre negro, que contenía referencias plásticas a Malévich, o literarias a Samuel Beckett, en piezas que habían de comprenderse en sí mismas sin buscar referencias extratextuales.

Rosendo Cid. Negro sobre negro. "La duda es el único estado posible". Galería Nordés, 2018
Rosendo Cid. Negro sobre negro. “La duda es el único estado posible”. Galería Nordés, 2018
Rosendo Cid. Antidefiniciones. "La duda es el único estado posible". Galería Nordés, 2018
Rosendo Cid. Antidefiniciones. “La duda es el único estado posible”. Galería Nordés, 2018

Por último destaca Cid otro proyecto, este de comisariado: Un cuarto propio, con obras de Rosa Neutro, que resultó premiado para la Zona C, de Santiago de Compostela (2017). Podéis consultarlo en la web de la artista y, como adivinaréis por su título, contenía reflexiones sobre la mujer creadora.

También hemos preguntado a Rosendo por lo próximo: Ahora mismo estoy acabando de preparar un libro de dibujos con la editorial Papeles Mínimos, que saldrá muy pronto. Serán dibujos con pequeños textos que los acompañen.

Para principios de 2019 estoy preparando una intervención en el espacio de Sargadelos en Vigo; durante la misma sacaremos y presentaremos un libro de las fotografías que formarán parte de la exposición y que editará Copias de Autor. Y como última reseña destacable: podréis ver algunas piezas mías en el próximo JustMad, con la galería Nordés.

Mientras se materializan esos proyectos, podéis saber más de Rosendo aquí: rosendocid.com

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