Fichados

Paula García-Masedo

Paula García-MasedoNOMBRE: Paula

APELLIDOS: García-Masedo

LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid

FECHA DE NACIMIENTO: 1984

PROFESIÓN: Artista y comisaria

A nuestra última fichada, Paula García-Masedo, la conocimos a principios del año pasado, cuando presentó, junto a María Rogel y como comisaria, “Las voces del GPS” en CentroCentro. Se trataba de un proyecto en el que los coches y todo lo que implica su utilización a día de hoy eran el punto de partida para alumbrar encuentros sorprendentes entre la danza y la arquitectura; confluencias nacidas en torno a cuatro estampas del siglo XXI: un coche que terminó en las aguas del embalse de La Serena después de que su conductor siguiera el GPS a pies juntillas, los atascos generados por el atentado del 11 de septiembre en Nueva York, los crash test para probar la seguridad de los vehículos y los rallies ilegales de Valdebebas. Y hace bien poquito, hasta el pasado febrero, presentaba Paula en la Twin Gallery su individual “All cars are painted in assembly lines”, de nuevo centrada en automóviles: reflexionaba sobre sus modos de producción y consumo a partir de la pintura automotriz.

Arquitecta y Máster en Proyectos Arquitectónicos Avanzados por la ETSAM, Paula ha cursado asimismo el Programa de Estudios Independientes del MACBA, imparte clases en el IED y ha comisariado, además, “The Way Things Go” en Monoambiente, Galería de Arquitectura & Diseño Experimental de Buenos Aires, en 2015. Se encargó del diseño expositivo de la reciente colectiva del IVAM “1989. La fi del segle XX”, en 2018 vimos su proyecto junto a Julia Ramírez en Ciudad Universitaria con motivo del 40º aniversario de la Constitución, “Los futuros del pasado rebosan cuando cortas el presente”, también llevó “Dance Theatre” al espacio D11 de Carabanchel y hace dos años presentó, de nuevo en Twin, “Gotelé”. En 2017 formó parte de la colectiva inaugural de La Colmena y llevó, junto a Andrea González y Lorenzo García-Andrade, Parkineo a La plaza en verano de Matadero Madrid. Antes, en 2016, presentó en Oslo Who lives there?, un proyecto asociado a la Trienal de Arquitectura de la capital noruega y, aquel mismo año, obtuvo uno de los Premios COAM, junto a Gonzalo Pardo Díaz, por su proyecto “Paréntesis. Ciclo expositivo sobre prácticas arquitectónicas madrileñas”, que se materializó en cuatro muestras durante 2014 y 2015.

Es posible también que conozcáis a Paula por sus textos y conferencias: ha escrito para El País, El Estado Mental, Revista Código, Tea–tron o la revista Arquitectura y ha sido ponente o colaboradora en La Casa Encendida, COAM y en varias Universidades.

Paula García-Masedo. Gotelé, Proyecto para la recuperación de las paredes lisas de una galería de arte. Twin Gallery, 2017
Paula García-Masedo. “Gotelé, Proyecto para la recuperación de las paredes lisas de una galería de arte”. Twin Gallery, 2017. Fotografía: David Díez
Paula García-Masedo. Gotelé, Proyecto para la recuperación de las paredes lisas de una galería de arte. Twin Gallery, 2017
Paula García-Masedo. “Gotelé, Proyecto para la recuperación de las paredes lisas de una galería de arte”, detalle. Twin Gallery, 2017. Fotografía: David Díez

Hechas las (breves) presentaciones, os contamos que García-Masedo se suma esta semana a Fichados porque nos interesan las ramificaciones múltiples de sus estudios sobre nuestra cultura material actual: aborda cómo se construye el deseo o la relación entre los modos de producción y el contexto sociopolítico general. Sus exposiciones han sido transmisoras de relatos y sus planteamientos se desarrollan a partir de objetos, en su mayoría usados, y de textos; entrelazándose el diseño, la arquitectura y en ocasiones, como decíamos, otras disciplinas que implican la participación del cuerpo.

Le hemos preguntado por sus comienzos: De niña me gustaba dibujar y montaba escenarios para hacer aventuras con los playmobils, en los que el verdadero juego era construir el escenario. Estudié Arquitectura, que parecía una carrera más práctica que Bellas Artes, y de verdad la disfruté durante y después. En cierto momento, salí de un estudio de arquitectura y empecé a comisariar exposiciones. Conocí algunas artistas. Entonces volví a pensar en probar a hacer obra.

Y esa obra tiene que ver con lo cotidiano e industrial, con el origen de los objetos que cada día utilizamos, con el modo en que estos hablan de nuestros sistemas vitales y de organización política. Nos habla Paula de riqueza, de control y capitalismo; también de poesía y formas de rebeldía: Suelo trabajar con temas y materiales comunes y muchas veces “producidos en serie”. Me interesan las transformaciones materiales, productivas, relacionales y políticas que crean las revoluciones industriales. Por ejemplo, me interesa el paso desde el autoconsumo, la fabricación en casa de los objetos y arquitecturas cotidianas, a la imposibilidad de rastrear siquiera de qué está formado lo que tocamos. Pero también me interesa cómo este paso continuó asentando un sistema patriarcal, capitalista y colonial de la distribución de los recursos y del control de la vida. Hasta ahora investigar elementos de la cultura material postindustrial me ha servido de alguna manera para desnaturalizar las razones (muchas veces justificadas como meramente estéticas) de algunos objetos de nuestra cotidianidad. Desde este lugar he investigado, por ejemplo, la pintura industrial. Pero, en ocasiones, también he mirado estos “inventos” de la sociedad capitalista postindustrial desde otro lugar, planteando las posibilidades poéticas de un vínculo construido en WhatsApp, por ejemplo. He explorado a veces esta fricción entre un sistema del que no parece haber salida y las pequeñas subversiones o apropiaciones hechas desde las comunidades.

Un tema que me ha interesado, como a otras compañeras, por la experiencia propia, pero también desde un interés por la relación entre clase social, ocio, territorio y expresión cultural ha sido la música de baile, la moda y el espacio de la discoteca. En torno a este tema he realizado varios proyectos, algunos centrados en torno a dos ruinas de espacios de la Ruta Destroy, en el ámbito del Saler.

Atiende Paula a los modos de hacer y fabricar, a la cultura material que nace de lo amateur y de lo industrial, a los sistemas de producción que hoy generan status y también a los mecanismos expositivos: las exhibiciones son para ella un dispositivo artístico cargado de significado. Cita como principales influencias en sus proyectos sus estudios, pero también sus lecturas y compañías: Mi formación como arquitecta ha hecho que me interese lo técnico desde una perspectiva cultural. Más tarde, probablemente mi paso por el PEI haya sido uno de los procesos que más me han atravesado desde un punto de vista personal e intelectual. En ese sentido, son las personas con las que he trabajado y compartido vida y libros mis principales influencias.

Como avanzábamos, en sus obras se nutre de objetos descartados que ella convierte en piezas de memoria social y económica para articular reflexiones de largo recorrido, porque no le interesa tanto generar trabajos nuevos como suscitar reflexiones, ideas inéditas sobre lo ya existente. En función de la exposición-dispositivo a la que estén destinados, esos objetos pueden activarse de la mano de performances y los textos también adquieren relevancia, de modo autónomo o no; nos pone ejemplos: Me interesan bastante los desechos industriales; utilizarlos me permite trabajar con su memoria productiva (es decir, la memoria de las trabajadoras en la fábrica) y económica (de participación en la economía global). Y a la vez me resuelve, al menos en parte, la cuestión de los problemas conceptuales y éticos que plantea el producir algo nuevo en un mundo ya lleno de objetos. Se trata de hacer un desvío en la circulación de las cosas, más que una cosa totalmente nueva. En ese sentido, por ejemplo, en la exposición que realicé en Twin Gallery, “All cars are painted in assembly lines”, todas las piezas estaban construidas con materiales desechados: capós de automóviles, un guante encontrado en la factoría de la Ford de Valencia y un archivador de cartas de color de un taller de Barcelona.

Paula García-Masedo. Vista de la exposición "All cars are painted in assembly lines". Twin Gallery, 2019
Paula García-Masedo. Vista de la exposición “All cars are painted in assembly lines”. Twin Gallery, 2019. Fotografía: Jorge Mirón

Los formatos en los que aparecen las piezas suelen depender del contexto en el que las piense o las muestre. En mis proyectos curatoriales y también en proyectos presentados en instituciones lo performativo ha tenido bastante importancia. Así, por ejemplo, “Hacer (des)aparecer un coche”, que se exponía en “Las voces del GPS”, exposición que comisarié junto a María Rogel, Roberto y Raúl, que son mecánicos y modifican sus propios coches, montaron y desmontaron un Peugeot del 97 que yo había comprado, en la sala de CentroCentro y a lo largo de tres meses. El formato era a la vez acción y profundamente escultural, pero dependía totalmente de las decisiones estéticas y técnicas de Roberto y Raúl, que disponen de unos conocimientos artísticos y artesanos sobre lo que es y cómo funciona un coche que quienes conducimos no tenemos.

Lo performativo apareció también en proyectos como Chocolate, una pieza articulada a través de una copia que realicé a una estalagmita de cartón piedra que existía en la mítica discoteca de la Ruta, una sesión que se pinchó en esa discoteca durante la noche de Navidad de 1993 y una conversación que mantuvimos en WhatsApp la historiadora del arte Julia Ramírez Blanco y yo, con la presencia de las asistentes a la sesión, sobre la tipología arquitectónica de la cueva (real o ficcionada) como espacio de entrada a otra dimensión, mística y carnal.

Independientemente del formato, en mis proyectos el texto suele tener importancia, bien formando parte de las piezas o bien como resultado de un proceso de investigación y como una pieza separada.

Paula García-Masedo. Chocolate, vista de la intervención en La Casa Encendida. Festival Gelatina, 2018
Paula García-Masedo. Chocolate, vista de la intervención en La Casa Encendida. Festival Gelatina, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo. Chocolate, vista de la intervención en La Casa Encendida. Festival Gelatina, 2018
Paula García-Masedo. Chocolate, vista de la intervención en La Casa Encendida. Festival Gelatina, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo. Green labor. "All cars are painted in assembly lines". Twin Gallery, 2019
Paula García-Masedo. Green labor. “All cars are painted in assembly lines”. Twin Gallery, 2019. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo. Dramatize progress. "All cars are painted in assembly lines". Twin Gallery, 2019
Paula García-Masedo. Dramatize progress. “All cars are painted in assembly lines”. Twin Gallery, 2019. Fotografía: Jorge Mirón

A la hora de citar los principales proyectos que hasta ahora ha desarrollado, García-Masedo comienza hablándonos de su más reciente exposición en Twin Gallery: “All cars are painted in assembly lines”. En ella nos proponía fijarnos en la pintura de los vehículos, diseñada como campos de color a fabricar en serie con el fin de transmitir al consumidor la ilusión de la diferencia, al identificar sus tonos con una personalidad, unas determinadas emociones y con el progreso. No hemos parado de producir coches desde hace más de un siglo, cada medio minuto sale uno de la fábrica de Ford valenciana y la artista explora las repercusiones de ese sistema de producir en recursos, espacios y vida: Partía de una investigación previa que había realizado mientras cursaba el Programa de Estudios Independientes del MACBA. Investigué el surgimiento de la pintura de coche en los años 20 y su posterior evolución. Esta pintura, que provee una protección a la carrocería respecto de las inclemencias del tiempo o del deterioro químico, tomó relevancia con la introducción del departamento de diseño en los consorcios de automoción. El diseño funciona como un vehículo de comunicación entre marcas y público, creando deseo y dando lugar a la ilusión de que la libertad reside en la posibilidad de elegir entre productos esencialmente iguales. Por otro lado, el acto de diseñar un color de coche es un proceso que dura tres años. Es esencialmente una tarea artística que responde tanto a los condicionamientos técnicos como a las tendencias del momento, así como a la “escultura” del coche. La exposición exploraba cómo la pintura de coche ha participado en la creación de un imparable continuum de producción y consumo, a través de la generación de un arco iris infinito de colores en una de las principales industrias contemporáneas, y en concreto, la que dio lugar al sistema de producción fordista.

Su propuesta junto a Julia Ramírez Blanco en la Corona de espinas de Fernando Higueras, sede actual del IPCE en Ciudad Universitaria, se llamó, como decíamos, Los futuros del pasado rebosan cuando cortas el presente y nació a partir del estudio de la historia convulsa de ese mismo edificio, que se narraba en la reciente exposición dedicada al arquitecto en el Museo ICO. Se refería a las voces silenciadas en la dictadura y a las que ya no podían serlo: En diciembre de 2018, coincidiendo con el aniversario de la Constitución del Estado español, fui invitada a preparar una intervención artística por el Ministerio de Cultura. Este contexto celebrativo supuso un problema ético en un momento en el que distintos sectores cuestionaban el texto, mientras que la hegemonía cerraba las puertas a cualquier tipo de diálogo.

Trabajé con Julia Ramírez Blanco en una pieza site-specific que se realizó en el Instituto de Patrimonio Cultural de España. El edificio, del arquitecto Fernando Higueras, hoy catalogado Bien de Interés Cultural, como el archivo que custodia, fue promovido durante el régimen franquista. Su construcción estuvo detenida entre el final de los 60 y el principio de los 80. Un atentado de ETA realizado desde su azotea aceleró su apertura. Esa situación en stand-by del edificio en los momentos previos al referéndum constitucional nos parecía interesante, metáfora de ese momento en el que la imaginación política del país estaba en ebullición y muchos futuros imaginados entonces no habían sido aún cancelados.

La exposición “Los futuros del pasado rebosan cuando rebasas el presente” tenía dos piezas principales. Primero, un vídeo instalado en el auditorio del IPCE mostraba la imagen de ese mismo auditorio con su escenario vacío y sin voz, mientras abajo, subtitulados, pasaban fragmentos de manifiestos políticos del momento que nunca llegaron a ser tomados en cuenta (voces republicanas, regionalistas, feministas, ecologistas…). La otra pieza consistía en un performer que, en la biblioteca del centro, leía el “Informe sobre la gobernabilidad de las democracias”, texto publicado en 1975 que informaba de la creciente dificultad de controlar las “exigencias” de bienestar y democracia de la población, la juventud, los intelectuales… en los países occidentales. Junto a otras intervenciones menores, ambas piezas se articulaban en un recorrido guiado por el edificio que se realizaba justo antes de la puesta de sol.

Paula García Masedo y Julia Ramírez. "Los futuros del pasado rebosan cuando rebanas el presente", vista de la intervención. IPCE, 2018
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. “Los futuros del pasado rebosan cuando rebasas el presente”, vista de la intervención. IPCE, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. "Los futuros del pasado rebosan cuando rebanas el presente", vista de la intervención. IPCE, 2018
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. “Los futuros del pasado rebosan cuando rebasas el presente”, vista de la intervención. IPCE, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. "Los futuros del pasado rebosan cuando rebanas el presente", vista de la intervención. IPCE, 2018
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. “Los futuros del pasado rebosan cuando rebasas el presente”, vista de la intervención. IPCE, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. "Los futuros del pasado rebosan cuando rebanas el presente", vista de la intervención. IPCE, 2018
Paula García-Masedo y Julia Ramírez. “Los futuros del pasado rebosan cuando rebasas el presente”, vista de la intervención. IPCE, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo. Sin título. "Dance Theatre". D11, 2018
Paula García-Masedo. Sin título. “Dance Theatre”. D11, 2018. Fotografía: Jorge Mirón

También el año pasado mostró en D11 “Dance Theatre”, un proyecto en el que enlazaba vestimenta y arquitectura por lo que ambas tienen de asilo. Trabajó a partir de materiales de desecho encontrados en la discoteca Puzzle y su entorno en Sueca (Valencia) e inspirándose en el Dance Theatre de La Haya, obra de OMA (Office for Metropolitan Architecture) prácticamente surrealista: se construyó y derribó sin esfuerzo. Indagó en la obra como proceso, en lo que albergó cuerpos en acción y hoy solo es desorden y en las huellas de esos cuerpos: En 2018 me invitaron a realizar una exposición en el espacio independiente D11, en Carabanchel. Este fue uno de los proyectos en los que trabajé desde la memoria de la música de baile. El verano anterior había entrado en Puzzle junto a Carles Àngel Saurí. Accedimos por un agujero en una ventana. Dentro, la inmensa discoteca estaba vandalizada. Los cables eléctricos de color verde colgaban del techo como lianas, pisábamos los cristales rojos rotos el suelo, muchos materiales de origen industrial en estado de ruina llenaban el espacio. Desde aquí partió la exposición, “Dance Theatre”. Haciendo una analogía entre la arquitectura como refugio y la ropa como arquitectura, refugio a otra escala, empecé a buscar analogías entre una y otra. Materiales, vandalización, decadencia y ruina… dieron origen a una serie de piezas con forma de prendas de ropa apropiadas e intervenidas con texto.

Meses antes visitábamos en CentroCentro la exhibición de la que hablábamos al principio, “Voces del GPS”, un viaje plagado de choques entre arquitectura, danza (y vehículos) que no dejaron de sucederse de principio a fin de la muestra: Ese mismo año, comisarié junto a María Rogel la exposición ”Las voces del GPS”, en CentroCentro, Madrid. Invitamos a trabajar juntos a equipos de arquitectura y coreógrafas, trabajando en parejas, en torno a noticias contemporáneas aparecidas en prensa relacionadas con el automóvil. Desarrollaron un proceso investigativo que finalizó con una serie de propuestas híbridas entre la coreografía y la instalación.

El coreógrafo Ángel Zotes y el estudio Taller de Casquería trabajaron en la propuesta “Default Water”, partiendo de un accidente ocurrido en Badajoz en el que, siguiendo las indicaciones de un GPS confundido, un coche cayó al agua del embalse de La Serena. Jonathan Martineau y elii desarrollaron “Los fantasmas de Susie Sierra”, adentrándose en los centros de crash test, “poblados de espectros sin pies y en los que se representa un buen mundo en común cuyos riesgos se intentan controlar”. C+ arquitectas y Azahara Ubera crearon “Las Respiradoras”, desde una mirada ecofeminista a partir de los atascos que siguieron a los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. El estudio de arquitectura Goig produjo una ruta guiada para coches compartidos, y los coreógrafos La Intrusa, una pieza sonora que se instaló en una serie de taxis de Madrid.

También queremos saber qué será lo próximo: Ahora estoy preparando una pieza que continúa el proyecto presentado en Twin Gallery, gracias al apoyo del Premi Miquel Casablancas que recibí en mayo. Con ella quiero abordar materialmente la idea de serialidad y producción infinita “no importa qué” de la industria del coche, así como generar un pequeño archivo de la pintura de coche en España tras el fin del régimen franquista.

Podéis seguir los pasos de Paula, aquí: http://www.paulagarciamasedo.com/

Paula García-Masedo. Like ruins. "Dance Theatre". D11, 2018
Paula García-Masedo. Like ruins. “Dance Theatre”. D11, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo y María Rogel. Hacer (des)aparecer un coche. "Las voces del GPS". CentroCentro, 2018
Paula García-Masedo y María Rogel. Hacer (des)aparecer un coche (detalle). “Las voces del GPS”. CentroCentro, 2018. Fotografía: Jorge Mirón
Paula García-Masedo y María Rogel. Hacer (des)aparecer un coche. "Las voces del GPS". CentroCentro, 2018
Paula García-Masedo y María Rogel. Hacer (des)aparecer un coche. “Las voces del GPS”. CentroCentro, 2018. Fotografía: Jorge Mirón

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