NOMBRE: Mar
APELLIDOS: Ramón Soriano
LUGAR DE NACIMIENTO: Valencia
FECHA DE NACIMIENTO: 1993
PROFESIÓN: Artista
La cerámica no ha estado demasiado presente entre nuestros Fichados y queremos concederle espacio; por eso hace unas semanas hablábamos con la coruñesa Verónica Moar y esta semana hacemos lo propio con Mar Ramón, artista valenciana pero curiosamente también vinculada al contexto gallego: trabaja en el pueblo de Niñodaguia (Ourense), con una importante tradición alfarera.
La hemos conocido de la mano de la Galería Nordés de Santiago de Compostela, donde este mismo año ha protagonizado su primera individual y con quienes, en la última edición de ARCO, presentó un proyecto de artista: nos enseñó piezas en las que abordaba los vínculos entre objeto y cuerpo, cómo se entabla ese diálogo entre lo más nuestro y lo externo, y también el manejo del tiempo en los procesos de trabajo con los materiales (la lentitud propia de su labor creativa frente al trabajo industrial) y la implicación en ellos del gesto humano.
Con anterioridad Mar, que actualmente cursa el Doctorado en Bellas Artes en la Universidad de Vigo, ha presentado muestras individuales en la Fundación Granell, también en Santiago, o en el Centro Marcos Valcárcel de Ourense y ha formado parte de colectivas en espacios como la Casa Galega de Cultura, en Vigo; el Museo de Pontevedra, el extinto MAC coruñés, la Sala Amadís del INJUVE, la Galería Vilaseco, el Auditorio de Galicia o el de Cangas, MARCO o el CGAC. Ha sido galardonada, asimismo, con el Premio Novos Valores 2020, el Puenting de producción que conceden la Mustang Art Gallery y la Universidad de Altea, también el año pasado; el Premio Injuve para la Creación Joven 2017-2018 y, en varias ocasiones, con el Xuventude Crea.
Por otro lado, desarrolló una residencia Córtex Frontal en Arraiolos (Portugal) y ha participado en el programa Conversación entre dos del C3A de Córdoba, Estudio Aberto en Lugo y en el V Encontro de artistas novos de la Cidade da Cultura.
Se suma Ramón Soriano a esta sección porque queremos saber más de lo que tienen de piel sus textiles y cerámicas y también de su análisis de las propiedades estéticas y funcionales de los objetos, de cómo considera que a partir de ellos podemos reflexionar sobre asuntos sociales, sobre el concepto de hogar o sobre cuestiones de género.
Conforme al esquema que conocéis, preguntamos a la artista por sus inicios; nos cuenta que la estética la interesa desde la adolescencia y que su interés por la cerámica tiene raíz familiar; cita, además, la influencia de algunos profesores en la Universidad: Estudié Bellas Artes en la Universidad de Vigo y antes ya había cursado segundo de bachillerato por la rama artística, así que tenía claro desde el principio que quería dedicarme a algo que tuviese que ver con la estética, pero en ese momento me planteaba opciones como diseño de interiores, diseño de producto… Mi madre se dedicaba a vender y dar clases de cerámica y tenía alguna amiga que había estudiado antes la carrera; de alguna manera todo esto me animó.
Durante la carrera y, sobre todo, a partir de cuarto me di cuenta de que todas las optativas que había escogido eran de escultura o pintura, y no de diseño, comisariado u otro tipo de materias que se impartían. Tuve varias profesoras muy buenas ese año: Chelo Matesanz, que es ahora la tutora de mi tesis; Mónica Ortúzar, Almudena Fernández o Javier Tudela me enseñaron muchísimas cosas, también los compañeros. No hubo una decisión consciente, fue algo que sucedió de forma orgánica gracias a las inquietudes personales y al ambiente, que era propicio.
En el centro del interés, tanto teórico como creativo, de esta autora se sitúan los mismos materiales y sus características en cuanto a peso o ligereza, fragilidad y resistencia. Los vincula, como decíamos, estrechamente con el cuerpo, tanto que considera a este, como explica en su statement, un objeto más, que se estira, se moldea, que pende de un hilo o se sitúa en condiciones precarias. Representado con la cerámica aporta un componente de dramatismo y de temor a la rotura. Volúmenes, colores, densidades y disposiciones.
Una bolsa de la compra deja una marca en mis dedos. Miro las prehensiones que se generan entre lo que nos rodea y nosotros mismos y observó cómo las ergonomías diseñan unas herramientas que se adaptan a la mano del diestro, y cómo a la vez estas generan un teatro gestual cada vez más mínimo y determinado. Me interesan los materiales comunes y cotidianos, por pasar desapercibidos debido a lo comunes que son, y aprovecho sus significados implícitos en un ejercicio de constante tergiversación.
Me interesan los materiales cotidianos, por pasar desapercibidos debido a lo comunes que son, y aprovecho sus significados implícitos en un ejercicio de constante tergiversación.
Sus inquietudes han evolucionado en el tiempo y trata de transmitir al espectador varios niveles de lectura en sus piezas, como decíamos relacionados con los nexos entre cerámica, textiles y fisionomía, y en el camino, en los lazos de aquellas con el género y lo doméstico: El primer nivel de lectura podrían ser los materiales, que suelen ser textiles, sobre todo en forma de escultura blanda, cerámica y objetos encontrados. Los textiles me interesaban por su tactilidad y por el vínculo que establecen con el cuerpo, por ser los que componen nuestras prendas de vestir, es decir, la primera capa de protección corporal que nos ponemos. La cerámica, también por su organicidad y plasticidad, me interesa por ser un material blando que se vuelve duro y rígido, pero frágil a la vez. Cuando la utilizo también lo hago como referencia al cuerpo; de la misma forma que existía un Dios que nos modelaba y luego nos daba vida, mis piezas son antropomórficas y, últimamente, al utilizar volúmenes y elementos de la cerámica utilitaria, voy descubriendo cómo las partes de una vasija son paralelas a las partes del cuerpo: cuello, boca, barriga, etc. Por último, los objetos encontrados aparecen como una necesidad de presentar elementos que son estéticos y que no miramos por ese hecho de estar demasiado cerca; me interesa cómo el espacio expositivo modifica la mirada hacia estos enseres o estos detalles cotidianos o domésticos. También me interesan por la relación que establecen estos con el cuerpo humano, las ergonomías que se diseñan para facilitar los usos de ciertas cosas, pero que a la vez definen nuestra manera de movernos en el espacio.
Comencé con un tipo de producción interesado en cuestiones de género, los roles a seguir, lo duro y lo blando como lo masculino y femenino, para deshacerlo. Mis primeras esculturas eran mezcolanzas antropomorfas. Ahora mismo estoy más interesada en el individuo y en cómo se establecen vínculos entre lo ajeno y lo propio.
Llamaremos la atención también sobre su uso del color: abundan los pastel, por su proximidad a la carne, y según los casos podrán favorecer nuestra atención hacia las piezas o, por el contrario, una cierta distancia.
Hemos hablado de sus obras cerámicas y textiles y esos son sus medios fundamentales de trabajo, aunque no los únicos: Trabajo sobre todo en escultura, pero también algo de pintura, casi siempre producida desde la materialidad de ciertos elementos que funcionan como algo pictórico a pesar de no ser óleos, acrílicos, etc. Al final lo que me interesan son los volúmenes y relaciones matéricas entre objetos o elementos, cómo la cerámica y el vidrio funcionan al juntarlos en términos cualitativos y visuales.
Justamente en su última muestra en Nordés, que pudo verse entre abril y junio, encontrábamos paisajes pictóricos con tonos del barro (elaborados con arcilla de baja temperatura bruñida) o un conjunto de dibujos a grafito que tituló Intervalo de tiempo libre: remitían a estampas tomadas de libros de instrucciones, con números y flechas que explicaban el posterior funcionamiento y la estructura de los objetos a crear; aludía con ellos al tiempo que la repetición de un método permite ahorrar y que queda libre y origina estas mismas imágenes. También escaneó y amplío instrucciones tomadas de un libro de técnicas cerámicas incidiendo en que en ellas barro y cuerpo son la misma cosa y ofrecen un mismo tipo de materialidad.
Sus fuentes de inspiración beben de lo cercano, pero también cita Mar como referencias a artistas que trabajaron en sus disciplinas y ensayos fundamentales: Creo que mi producción es una suma de todo lo que hay a mi alrededor. En el uso de la cerámica hay una influencia clara que es mi madre. El interés por el textil seguramente apareció gracias a una compañera de piso que tuve, que estaba estudiando moda y tenía la casa llena de telas. Louise Bourgeois o Rosemarie Trockel, el catálogo de la exposición “Unmonumental” en el New Museum, La poética del espacio de Bachelard, Teoría de los objetos de Abraham Moles o Arte y cotidianeidad, de Bartolomé Ferrando, son libros a los que recurro habitualmente y de los que siempre extraigo cosas interesantes. Creo que todo lo que tenemos alrededor es de alguna manera estimulante: unas obras que te encuentras en la calle, la portada de un disco… A mí me encantan los grandes almacenes, pasear por cualquier supermercado o centro de bricolaje y mirarlo todo, observar las estrategias de presentación que existen en estos lugares.
Al repasar sus principales proyectos hasta la fecha, nos habla Ramón Soriano de esa reciente exhibición en Santiago, del interés por el tiempo que comenzó a cultivar en el confinamiento y, también, de su tesis doctoral, que enlaza nuevamente lo masculino y lo femenino y los objetos cotidianos: El último proyecto que presenté fue “La forma óptima”, en la Galería Nordés, y se articulaba en torno a cuatro series de obras, todas ellas centradas en los tiempos intrínsecos a ciertos procesos y en cómo estos se consumen. Mi interés inicial, que es la relación entre los cuerpos y los objetos y el funcionamiento de las ergonomías, me llevaba a reflexionar sobre cómo estos diálogos son cada vez más básicos según los enseres se complejizan. Algo que antes suponía un teatro gestual extenso ahora se limita a pulsar un botón. Entonces empezaron a interesarme los manuales de instrucciones de electrodomésticos o los de técnicas cerámicas que casi podrían parecer opuestos. Las piezas escultóricas eran para mí diálogos entre tiempos, entre lo cerámico extenso, unos botes de vidrio que tardarán segundos en hacerse o piezas impresas en 3D, que funcionan como un engaño, pereciendo rápidas pero elevadas mediante la superposición de churros de PLA de una forma sorprendentemente lenta.
Y el anterior giraba en torno a las mismas ideas, el tiempo procesual, los diálogos entre cuerpos cerámicos y otros elementos. Creo que el interés en el tiempo apareció durante el confinamiento. En esas semanas hubo una especie de cambio de paradigma fugaz y pasamos de intentar aprovecharlo al máximo a buscar formas de pasarlo, de consumirlo para no aburrirnos durante estas nuevas horas libres que teníamos. Así, las piezas que realicé durante esos meses llevaban por título el tiempo de producción que tardé en construir cada una de ellas.
Por último, mi tesis doctoral es algo en lo que estoy invirtiendo muchas horas y energía. En ella hago una revisión sobre el género como proceso en la práctica que tiene a los objetos cotidianos como protagonistas.
Queremos saber también qué será lo próximo: Ahora mismo estoy empezando a hacer una investigación para una residencia que tengo en Altea durante los meses de septiembre y octubre, que terminará con una individual en la sala Art Mustang en Elche. El proyecto supone una unión cultural entre Galicia y Valencia, que son lugares donde vivo y donde nací, más específicamente entre Niñodaguia, que es el pueblo donde está mi taller, y Manises. Estoy buscando los paralelismos y diferencias que existen en la cerámica tradicional de ambos sitios y en la producción textil popular, es decir, todo el imaginario de trajes del entroido gallego junto a los típicos de las fallas.
