Caos ambiental, clasicismo artístico

El Museo Guggenheim Bilbao revisa el arte europeo de entreguerras mostrando obras nunca vistas en España

Del 21 de febrero al 15 de mayo de 2011, en el Museo Guggenheim Bilbao

Comisario: Kenneth E. Silver, Catedrátio de Arte Moderno en la Universidad de Nueva York; Helen Hsu, Curator Asistente, y Vivien Greene, Curator de Arte del siglo XIX y de principios del XX, del Solomon R. Guggenheim Museum

Patrocinador: Fundación BBVA

Tras el horror vivido en la Gran Guerra, que dejó a Europa en ruinas, el arte en el viejo continente se sumergió en el pasado en busca de armonía, orden y valores perdurables, alejándose del experimentalismo. Tras su paso por el Guggenheim de Nueva York, recala  ahora en Bilbao “Caos & Clasicismo”, una muestra que recuerda aquella etapa transcurrida entre 1918 y los prolegómenos de la II Guerra Mundial y que analiza el desarrollo creativo de aquel periodo en Francia, Italia y Alemania.

“Caos y Clasicismo” cuenta con más de 150 trabajos de más de ochenta artistas, entre pinturas, fotografías, esculturas y piezas ligadas al cine, la moda, la arquitectura o las artes decorativas. La exhibición se estructura en ocho secciones temáticas que nos acercan a las oníricas recreaciones de la Antigüedad de la vanguardia parisina, al pretendido renacimiento del Imperio Romano por parte de Mussolini, a las utopías funcionalistas originadas por la Bauhaus y a la hierática estética del arte producido a instancias del nazismo.

Entre los artistas representados en la exposición figuran Braque, de Chirico, Carrá, Otto Dix, Maillol, Léger, Matisse, Mies van der Rohe, Picasso, Ponti, August Sander, Pablo Gargallo y figuras menos conocidas como Julio Bissier, Oppi Ubaldo, Herbin Auguste o Hoerle Heinrich.

En general, los años posteriores a la I Guerra Mundial se caracterizaron, en los artístico, por un consolador retorno al orden tradicional, una inspiración en lo clásico que en el continente europeo recibió distintas denominaciones: Nueva Objetividad en Alemania, Ritorno al mistiere en Italia y Retour á l´ ordre en Francia. Picasso se convertiría en líder de este renovado historicismo y ejerció una labor fundamental en la promulgación de una estética clasicista entre 1918 y 1936. El Guggenheim mostrará varios de sus trabajos de los años veinte, junto a otros de Léger y Derain en la misma línea y fragmentos del film de Cocteau La sangre de un poeta (1930), diseños de Le Corbusier y puristas pinturas de Ozenfant ligadas a la Abstracción y al Cubismo sintético.

En Italia, de Chirico o Carrá se inspiraron en el arte renacentista de Fra Angelico o Piero Della Francesca para impregnar el arte transalpino de una nueva sobriedad. Les seguirían Campigli y Morandi. La muestra recordará también las porcelanas de Ponti o manifestaciones arquitectónicas como la Casa del Fascio en Como, de Terragni.

En Alemania, Mies Van der Rohe sintetizaría formas clásicas y moderna tecnología, conjunción que resultaría fundamental para el movimiento expresionista. Se exhiben imágenes de su pabellón para la Exposición Universal de Barcelona (1929), junto a una recreación del Pabellón en el que se encuentra la mesa original realizada por Mies Van der Rohe, así como pinturas de Oskar Schlemmer profundamente influidas por el Renacimiento italiano y las equilibradas pinturas de los artistas asociados a la Nueva Objetividad.

  

La presentación en el Museo Guggenheim Bilbao, a diferencia de la que tuvo lugar en el Guggenheim neoyorquino, incorpora importantes ejemplos del arte español que adoptó esta vuelta al clasicismo. Pese a que España permaneció neutral durante la Primera Guerra Mundial, no fue ajena a los cambios políticos que el conflicto bélico acarreó. En 1931 se produjo la caída de la monarquía española y cinco años más tarde estallaría la Guerra Civil.

 

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