Dubuffet en busca de la autenticidad

El Guggenheim Bilbao examina las fases fundamentales de su carrera

Bilbao,

Fondos del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York y de la Peggy Guggenheim Collection de Venecia nutren “Jean Dubuffet: ferviente celebración”, la muestra que hasta agosto repasa, en el Guggenheim bilbaíno, las claves de la trayectoria de este artista desde sus inicios en los cuarenta hasta las series últimas que completó a mediados de los ochenta.

El francés comenzó a exponer al final de la II Guerra Mundial, desafiando desde sus comienzos (tardíos) valores estéticos enraizados y las nociones de belleza tradicionalmente aceptadas, buscando ofrecer al público experiencias perceptivas más auténticas. Desde el rechazo a los postulados de decoro y equilibrio clásicos, y también dejando a un lado toda pretensión de virtuosismo técnico, prestó atención a lo inesperado entre lo cotidiano, de ahí que se valiera de materiales vulgares e hiciera suyos temas en los que no cabía la épica y un estilo carente de cualquier signo de formación académica.

Lo que Dubuffet ansiaba era contribuir al fin de las normas que ponían trabas a la expresión artística auténtica, desvalorizando la experiencia cotidiana: además de subrayar que esas convenciones culturales eran ya anacrónicas, trató de ilustrar la vitalidad posible en una vida y una creación libres de ellas. Él mismo expresó que le gustaría que la gente viera su trabajo como una recuperación de valores desdeñados, pero también, no se equivoquen, como una obra de ferviente celebración.

Este objetivo lo mantuvo durante toda su carrera, dejando evolucionar, eso sí, los modos de lograrlo: se sirvió de la pintura, el dibujo, el collage, la litografía, la escultura y la performance, transitando con naturalidad entre la figuración y la abstracción, explorando muy diversas estrategias compositivas y renovando casi continuamente sus tonos.

Los fondos Guggenheim resultan especialmente válidos para ilustrar ese camino, dada la muy estrecha relación que esta institución mantuvo con Dubuffet en vida: el Guggenheim neoyorquino le brindó tres exhibiciones importantes (en 1966, 1973 y 1981) y también coleccionó numerosos trabajos suyos, desde la adquisición de Puerta con grama (1957) en 1959.

Nacido en 1901 en Le Havre, este autor comenzó a estudiar en la Académie Julian a sus diecisiete años pero, decepcionado por su plan de estudios, abandonó esa escuela, sin desvincularse por ello de la comunidad artística de París: entabló relaciones con Dufy, Gris, Léger, Masson o Suzanne Valadon. En 1923, tendría la ocasión de contemplar el trabajo de la artista espiritista Clémentine Ripoche y un año después tuvo en sus manos el libro del Doctor Hanz Prinzhorn El arte de los enfermos mentales III, experiencias ambas que serían el punto de partida de su honda y larga admiración por las creaciones de espiritistas, niños y enfermos mentales, obras a las que luego calificó como Art Brut.

Sin embargo, tras dos décadas trabajando en el negocio familiar de distribución de vinos, sería en 1942, cuando ya rebasaba los cuarenta y mientras residía en un París bajo la ocupación nazi, cuando Dubuffet decidió definitivamente dedicarse al arte, cuestionando su aura e ideales, como prueban las tempranas Miss Choléra o Voluntad de poder, realizadas en 1946. Sus propósitos los dejaría claros en conferencias y publicaciones: los mecanismos de la cultura convencional estaban amortizados, eran ya asfixiantes y debían abandonarse.

Jean Dubuffet. Miss Cólera (Miss Choléra), enero de 1946. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Katharine Kuh 72.2007 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. Miss Cólera (Miss Choléra), enero de 1946. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Katharine Kuh 72.2007 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022

En adelante, en los cuarenta y los cincuenta, propondría a los espectadores una reinvención de su concepto de belleza y también de nuestros modos de apreciar lo ordinario, hasta encontrar valor en los materiales y cualidades más sencillos. Esa es la razón de su uso de aditivos como cal, cemento o arena, con los que espesaba el óleo hasta convertirlo en un empaste que él llamaba, con ironía, “haute pâte”: las superficies destacaban así por su textura y complejidad, confiriendo a estos trabajos un carácter muy físico. En algunas ocasiones iba más allá al insertar objetos encontrados, piedras o cuerdas y, más tarde, incluso papel de aluminio.

Su propósito de renovar nuestra concepción de lo bello tenía también que ver con los temas; lo apreciamos en la muestra en sus primeros retratos, como el del soldado Lucien Geominne de 1950 o en su serie de desnudos Cuerpos de damas (1950–1951) y, también, en sus representaciones de objetos que normalmente nuestra atención descarta, como muros de edificios abandonados, puertas ajadas, piedras o tierra.

Jean Dubuffet. Cuerpo de dama, 1950. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Andrew Powie Fuller and Geraldine Spreckels Fuller Collection 2000.12 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. Cuerpo de dama, 1950. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Andrew Powie Fuller and Geraldine Spreckels Fuller Collection 2000.12 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. Retrato del soldado Lucien Geominne (Portrait du soldat Lucien Geominne), diciembre de 1950. Solomon R. Guggenheim Foundation, Hannelore B. and Rudolph B. Schulhof Collection, Legado de Hannelore B. Schulhof 2012.49 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. Retrato del soldado Lucien Geominne, diciembre de 1950. Solomon R. Guggenheim Foundation, Hannelore B. and Rudolph B. Schulhof Collection, Legado de Hannelore B. Schulhof 2012.49 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022

Los sesenta y setenta serían especialmente prolíficos para Dubuffet: de entonces data su ciclo Hourloupe, formado por pinturas y esculturas caracterizadas por sus tramas de celdas entrelazadas, algunas plagadas de rayas paralelas de color rojo, azul y blanco. Su estética implica cambios, pero responden a un mismo espíritu: el de realinear la visión del arte y del mundo. De esa serie han llegado a Bilbao las obras Nunc Stans (1965) o Bidon l’Esbroufe (1967), imágenes de un universo fantástico y en expansión, unificado por una misma expresión visual pero muy complejo y misterioso: parece sugerir el artista la fugacidad de lo aparentemente permanente y la aleatoriedad de lo definido en la forma de un objeto; distinguía entre lo real y su percepción.

En sus últimos años estudiaría, sobre todo, los mecanismos de la mente y su relación con el mundo exterior, desde el deseo básico de inspirar formas de pensar renovadas y libres. En su serie Teatros de la memoria (1975–1979), estableció un vocabulario para expresar cómo la mente integra la percepción, los recuerdos y las ideas, intentando dar sentido a lo que nos rodea, y en las posteriores Miras (1983–1984) y No-lugares (1984), representadas en esta exposición con Mira G 132 (Kowloon) (1983) y Premisa (1984), desplegó marañas de líneas en las que no es posible atisbar ninguna iconografía.

En ese último periodo, pretendió Dubuffet analizar cómo sería la experiencia si la mente no articulara el mundo exterior en categorías preconcebidas y socialmente aceptadas, ampliando esa duda a las fronteras entre lo real y lo imaginado.

Jean Dubuffet. La colina de las visiones (La butte aux visions), 23 de agosto, 1952. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York 74.2077 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. La colina de las visiones, 23 de agosto, 1952. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York 74.2077 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. La ardiente vida del suelo, julio de 1959. Serie Teatro de la tierra. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Sr. Morton Lloyd Janklow y Sra. en honor al artista 82.2973.8.10 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022
Jean Dubuffet. La ardiente vida del suelo, julio de 1959. Serie Teatro de la tierra. Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Donación, Sr. Morton Lloyd Janklow y Sra. en honor al artista 82.2973.8.10 © Jean Dubuffet, VEGAP, Bilbao, 2022

 

 

“Jean Dubuffet: Ferviente celebración”

MUSEO GUGGENHEIM BILBAO

Avenida Abandoibarra, 2

Bilbao

Del 25 de febrero al 21 de agosto de 2022

 

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