Dalila Gonsalves y los objetos que acumulan experiencias

La portuguesa presenta su segunda individual en la Galería Rafael Ortiz

Sevilla,

El trabajo de la artista Dalila Gonçalves, nacida en Castelo de Paiva en 1982, consiste en el (re)descubrimiento de los objetos y sus materias en el mayor número de sus capas posible, buscando penetrar en su interioridad, desde la convicción de que la hay: trata de sumergirse en su valor plástico, su historia, su función… para trascenderlos, a veces desde la recolección o inventariado de sus elementos y de los efectos de la alteración de los mismos por el paso del tiempo o de ciertos procesos naturales o industriales; procesos que en el fondo los hacen únicos.

En ocasiones, Gonsalves muestra esos objetos aislados en un estado concreto de ese estudio, otras veces formando parte de un experimento casi lúdico, dialogando con otras piezas con las que, en conjunto, generan narraciones ficticias o documentales. Se sirve de disciplinas diversas: fotografías, vídeos, cerámicas, esculturas e instalaciones, que expone siempre incidiendo en lo procesual y también haciendo hincapié en el poder del tiempo, como elemento transformador y generador de metáforas; a él asocia la artista sus referencias a la obsolescencia, el tránsito entre lo orgánico y la industria o entre la fabricación artesanal y en serie.

Gonsalves regresa a la Galería Rafael Ortiz sevillana para presentar se segunda individual allí: “No ouvido há labirintos e cristais”, compuesta por trabajos, en su mayor parte instalaciones, que han de tener al espectador como enlace en cuanto a relaciones perceptivas se refiere. Tiene una intención: desde los inicios de la filosofía, muchas corrientes han entendido como superficial la información a la que sensorialmente accedemos, la consideraron falaz desde Platón a Berkeley pasando por Descartes. Kant introdujo cierta variación de esos planteamientos: en su fenomenología no concedió tanta importancia a la veracidad de lo percibido como a la experiencia subjetiva que reside en el acto de la percepción.

Tomando como base esas reflexiones ontológicas, Gonsalves nos presenta juegos con los modos en que sus piezas se revelan; a veces desde una apariencia evocadora, paradójica respecto a sus orígenes: materiales plenos de experiencias y de memoria que desprenden una estética propia que a su vez los transmuta en obras de arte. Se trata de una suerte de objets trouvés que, por su historia, generan narrativas.

Tiende Gonsalves a fijarse en elementos que, en su apariencia habitual, nos pasarían desapercibidos para llamar la atención sobre ellos y subrayar que los objetos acumulan experiencias mientras se las otorgamos, mediante apariencias nuevas o desde la capacidad de ser percibidos desde un prisma nuevo.

Dalila Gonsalves. "No ouvido há labirintos e cristais". Galería Rafael Ortiz
Dalila Gonsalves. “No ouvido há labirintos e cristais”. Galería Rafael Ortiz

En “No ouvido há labirintos e cristais”, el juego va más allá: suscita la artista nuestro desconcierto entre lo que vemos y lo que esperamos oír: contemplaremos piezas que teóricamente emitirán sonidos pero estos no llegan; por un lado se frustran nuestras expectativas sensoriales, por otro, generamos otras, vínculos distintos. Así, un cono de madera semejante a un gramófono proyecta hacia su interior un haz de luz que deja ver nudos caídos de ramas que no fueron tal (y no emite sonido).

Comparte espacio con este cono un Atrapa Sonido colgado del techo que hace rozar una bola de cristal en un recipiente de cobre cubierto de agua. Esperamos aquí igualmente sonidos que no se consuman; para escucharlos tendremos que acceder a otro espacio, una suerte de otro lado de la caverna platónica, donde nos espera una videocreación: Concierto. Se trata de los producidos por la rotación de unas lijas usadas, junto a la improvisación de un contrabajo, y la euritmia no es solo musical, sino también estética, pues se da una evidente armonía formal y material entre los elementos que interactúan en el conjunto. Por último, contemplaremos piezas cerámicas que recuerdan formas pétreas, huecas, aparentemente robustas pero de una vulnerabilidad subrayada por la luz que penetra en su interior, una oquedad que podría cobijar sonido. O no.

Dalila Gonsalves. "No ouvido há labirintos e cristais". Galería Rafael Ortiz
Dalila Gonsalves. “No ouvido há labirintos e cristais”. Galería Rafael Ortiz

 

 

Dalila Gonsalves. “No ouvido há labirintos e cristais”

GALERÍA RAFAEL ORTIZ

c/ Mármoles, 12

Sevilla

Del 13 de enero al 13 de marzo de 2021

 

 

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