El Thyssen muestra, restaurada, La Virgen de la Humildad de Fra Angelico
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza nos presenta, hasta diciembre de 2023, La Virgen de la Humildad de Fra Angelico restaurada, en una instalación especial que recoge las conclusiones del trabajo realizado y que se ha dispuesto en la sala 11. Cuenta también con dos instrumentos similares a los representados por el maestro en manos de los ángeles que acompañan a la Virgen y al Niño (un laúd y un órgano de mano) y con un vídeo explicativo de la intervención.
La restauración ha sido posible con el apoyo de Bank of America, que la ha incluido en su programa Art Conservation Project, y, tras su presentación en Madrid, la obra regresará al Museu Nacional d’Art de Catalunya barcelonés, donde se exhibe normalmente tras ser depositada allí por el propio Thyssen.
La Virgen de la Humildad, datada hacia 1433-1435, representa a la Virgen con el Niño y pertenece al inicio del periodo de madurez de Fra Angelico. Cuenta con numerosos detalles simbólicos, como las azucenas que aluden a la pureza de María y las rosas rojas y blancas que se refieren a la pasión de Cristo; además, frente a la frontalidad y el uso del dorado propios del siglo XIV, el de Vicchio introdujo aquí un tipo de luz y una paleta cromática muy novedosas. En lo técnico, recurrió a procedimientos con los que ya había experimentado antes, como las incisiones que le ayudan a generar las texturas y los volúmenes de los paños.
Esta tabla formó parte de la colección del rey Leopoldo I de Bélgica y, entre 1909 y 1935, de la colección de la Pierpont Morgan Library de Nueva York. En 1935 la adquirió Heinrich Thyssen-Bornemisza y, tras su muerte, la recibió en herencia su hija, la condesa Margit Batthyáni; en sus manos permaneció hasta que su hermano, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, se la compró para su colección personal en 1986. A día de hoy es una de las piezas fundamentales de la colección Thyssen y solo se ha podido ver en tres ocasiones en el Museo madrileño (en 2006, 2009 y 2021), ya que forma parte de las casi 80 obras de las escuelas italiana y alemana depositadas desde 1992 en Barcelona, primero en el Monasterio de Pedralbes y, desde 2004, en el mencionado MNAC.
La restauración pretendía recuperar la atmósfera general de la pintura, la sutileza de sus carnaciones y la de las texturas, además de devolver el equilibrio y la profundidad originales.
Los procedimientos pictóricos de Fra Angelico son exquisitos y aquí ha vuelto a demostrarse: dibujaba primero a pincel y, sobre él, realizaba esas incisiones para no perder la referencia cuando aplicaba la capa de pintura. Las imágenes técnicas muestran, asimismo, que hay pocas diferencias entre el dibujo preparatorio y la obra acabada, solo unos centímetros en la ubicación de algunos elementos, como en los ojos de la Virgen o las alas de los ángeles.
Al aplicar el temple, para aportar luminosidad, pintaba rayas finas en tonos más claros, como puede apreciarse en las mejillas sonrosadas de la Virgen y en las túnicas de los ángeles. Además, empleaba pigmentos que, por su calidad, resisten el paso del tiempo y los dorados los realizaba con pan de oro de una pureza y un grosor reseñable, sobre una capa de arcilla roja o “bol”.
En cuanto al marco, de estructura arquitectónica y con arco de medio punto, friso y pilastras, también ha sido objeto de estudio y restauración. Las radiografías señalan que está armado a partir de restos de otros marcos antiguos, unidos sobre un armazón. Fechado a principios del siglo pasado, su madera se presenta estable, por lo que únicamente ha requerido una limpieza.