Carlos Amorales: un individuo, un entorno y una tensión

El Stedelijk alberga su primera retrospectiva europea

Ámsterdam,

El pasado fin de semana, coincidiendo con la celebración del Amsterdam Art Weekend 2019 en las galerías de la capital holandesa, el Stedelijk Museum abrió “The Factory”, primera muestra retrospectiva en Europa del artista mexicano Carlos Amorales, una de las figuras clave en la creación latinoamericana desde la década de los noventa. Abarca catorce salas de este centro, consta de proyectos espaciales, instalaciones, pinturas, dibujos, vídeos, grabados, textiles, animaciones y obras sonoras y cuenta también con un trabajo reciente realizado específicamente para esta exhibición.

Los visitantes podrán escoger su propio camino (su propia aventura) a la hora de navegar en el museo por los proyectos de Amorales, habitualmente a gran escala y dispuestos en un orden no cronológico, y también podrán extraer sus propias lecturas del gran eje temático de la producción del mexicano: la exploración de las tensiones entre los individuos y las sociedades en las que han de desenvolverse.

Fue justamente en Ámsterdam donde este autor inició su carrera: allí se formó, como estudiante, en la Academia Gerrit Rietveld y la Rijksakademie, e incluso adoptó el nombre por el que hoy lo conocemos, como parte de una investigación sobre las posibles funciones del arte en la vida cotidiana. Prestó, además, su denominación y atributos (Amorales era una figura enmascarada inspirada en luchadores de lucha libre mexicanos) a otros artistas y también a luchadores, amigos o extraños, que participaron llamándose así y tapando su rostro en combates de lucha libre o en performances en instituciones artísticas de Europa (Tate, Centre Pompidou), Estados Unidos y México.

En 2004 dejaría Holanda para regresar a Ciudad de México, y allí estableció su propio estudio, al que llamó The Factory inspirándose en Warhol y en el primer estudio de animación creado por Walt Disney. Amorales y su equipo crearían en él un banco de imágenes digitales llamado Liquid Archive, que contiene miles de siluetas monocromas en formato vectorial y que ha sido la base de la producción muy diversa de este autor en los últimos quince años. La mayoría de sus imágenes son de código abierto y en ellas apenas existen fronteras entre lo artístico y lo comercial: son susceptibles de emplearse en los ámbitos de la moda, los videoclips, las portadas de discos o los tatuajes.

Carlos Amorales. Los Amorales, 1996. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk
Carlos Amorales. Los Amorales, 1996. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk
Carlos Amorales. Orgy of Narcissus, 2019. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk
Carlos Amorales. Orgy of Narcissus, 2019. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk

La fábrica de Amorales y lo que en ella brota es, en su conjunto, un guiño a la cultura pop, pero también el fruto consciente de nuestra economía neoliberal, en la que, en palabras del mexicano, la cadena de montaje globalizada se nos ha ido un poco de las manos.

Según el comisario de esta antología, Martijn van Nieuwenhuyzen, Amorales destaca por la aguda inteligencia con la que transita por la delgada línea existente entre lo estético y lo sociopolítico al tiempo que pone de relieve, de cara al espectador, multitud de temas: desde el rol del artista fuera y dentro del campo de la creación a la experiencia de quienes han de aclimatarse a culturas desconocidas, pasando por la infinita maleabilidad del lenguaje y el torrente casi absurdo de imágenes que inundan Internet.

Además de la citada complejidad existente entre individuo y entorno, interesan particularmente a Amorales las decisiones que afrontan día a día los artistas, tanto en el contexto latinoamericano como en el europeo: qué significa hoy el compromiso sociopolítico, si es posible la experimentación en países sometidos a dictaduras, qué instrumentos pueden utilizarse a la hora de hablar de opresión y violencia… Estos temas los plasma de forma a veces metafórica, o más o menos directa u oblicua, y jugando en ocasiones con el espectador y sus expectativas: en la inicialmente encantadora animación The Cursed Village, una escena pastoral degenera en linchamiento y en la instalación Black Cloud decenas de mariposas negras rodean al visitante, haciendo tangible la amenaza de lo masificado sobre lo individual.

La instalación inédita que Amorales ha llevado al Stedelijk es Orgy of Narcissus (2019), un friso formado por sesenta fragmentos textiles tejidos con hilo de seda en el TextielLab, el taller profesional del TextielMuseum. En ellos se examina el fenómeno de los memes a partir de secuencias superpuestas de representaciones de una misma figura capturada en una orgía narcisista sin fin, y de ahí el título.

Carlos Amorales. Peep Show, 2019. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk
Carlos Amorales. Peep Show, 2019. Cortesía del artista, kurimanzutto y Nils Stærk

 

 

Carlos Amorales. “The Factory”

STEDELIJK MUSEUM OF MODERN ART

Museumplein 10

1071 DJ Ámsterdam

Del 23 de noviembre de 2019 al 17 de mayo de 2020

 

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