Arte transparente. La talla del cristal en el Renacimiento milanés
MUSEO NACIONAL DEL PRADO Paseo del Prado, s/n 28014 Madrid Del 14 de octubre de 2015 al 10 de enero de 2016
Pocas exposiciones temporales se han dedicado hasta ahora en los grandes museos a la talla de cristal. Mañana el Museo del Prado abrirá una: “Arte transparente”, compuesta por una veintena de obras talladas en cristal y datadas en el Renacimiento milanés. La mayoría de ellas, catorce, formaron parte del Tesoro del Delfín que el propio Prado conserva y las otras seis proceden de la colección de los Médicis y de la de Luis XIV.
Están realizadas en roca o cuarzo hialino, una técnica que vivió una etapa dorada en el Milán del s XVI de la mano de maestros que dominaron la técnica de la talla y que también destacaron por su conocimiento de los procedimientos de la Antigüedad. Los talleres más representativos fueron dos: el de la familia Miseroni, que también abrió filial en Praga para surtir al emperador Rodolfo II, y el de los Sarachi. Como grandes artistas del cristal que trabajaron individualmente hay que citar a Annibale Fontana y Francesco Tortorino. Junto a sus obras, podremos ver en el Prado las de otros posibles autores, así como tres pinturas (entre ellas La familia Miseroni en su taller de Karel Skréta), dos medallas y un grabado.
En el s XVI, el valor económico de los vasos tallados en cristal era superior al de obras maestras pictóricas
Muchos de estos trabajos engrosaban las colecciones de los emperadores de grandes príncipes como los emperadores del Sacro Imperio, los duques de Baviera, los reyes de Francia o los duques de Mantua, Toscana y Saboya, sin olvidar a Felipe II, para quien trabajaron importantes lapidarios milaneses. El cariz intelectual o simbólico que se quisiera dar a las piezas, en función de a quien fueran destinadas, explica la elección de su temática, a veces religiosa o mitológica. Algunas reflejan formas de ver el mundo de incidencia platónica; otras quizá sean deudoras de las investigaciones de Leonardo da Vinci en cuanto al instrumental y la maquinaria empleados en su elaboración.
En algunos casos tendremos que agudizar los sentidos para apreciar estas obras desde el sentido del humor; posiblemente algunas obras reflejan ideas contestatarias respecto a la Contrarreforma; en otros habrá que hacer memoria de nuestros conocimientos de la Antigüedad: varios cristales se inspiraron en dibujos y grabados de hallazgos arqueológicos. Otro motivo habitual de estas obras son los animales fantásticos, como el caquesseitao, avistado por los portugueses en Sumatra en el s XVI (supuestamente).
Para que no perdamos detalle de las piezas, Samsung ha aportado a la exposición tabletas en las que podremos ver algunas en 360º, ampliar otras y disponer de información sobre el Milán del s XVI, artistas, técnicas y modelos, decoración, usos y valoración económica. Hay que recordar que, en el s XVI en que se fechan las obras, el valor de los vasos tallados en cristal era superior al de obras maestras pictóricas, incluyendo las de Sánchez Coello, Tiziano o El Bosco, fuera por su exclusividad y rareza o por las guarniciones metálicas con las que se adornaban. Representaban además una cuidadísima conjunción de la habilidad y la inteligencia humana y los tesoros naturales.
También podremos contemplar una muestra de la cristalización del cuarzo hialino, el llamado “cristal de roca”, un mineral que se trabaja retirando materia, no mediante el modelado.
Samsung es colaborador tecnológico del Museo del Prado: la firma y la pinacoteca firmaron en 2013 un acuerdo para mejorar la experiencia del visitante y reforzar las propuestas educativas y divulgativas del museo a través de la tecnología. Lo hemos visto hasta ahora en las exposiciones “Roma en el bolsillo”, “Las ánimas de Bernini”, “Goya en Madrid” y “Rogier van der Weyden”, en el documental La pasión del Prado y en los contenidos digitales ofrecidos a personas con discapacidad, familias y jóvenes.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: