Todas las noches de la noche madrileña

Anneke Raskin y Víctor Aguado presentan en la Sala de Arte Joven su proyecto ganador de la convocatoria Se busca comisario

Madrid,

Anne Françoise Raskin y Víctor Aguado (también Christian Fernández-Mirón) resultaron ganadores en la undécima edición, la correspondiente a 2019, de la convocatoria Se busca comisario de la Comunidad de Madrid, iniciativa que, como muchos sabéis, busca favorecer el desarrollo de nuevos modelos curatoriales que visibilicen la creación emergente y la inserción en el ámbito profesional de los jóvenes comisarios. Ahora ambos presentan, en la Sala de Arte Joven de la Avenida de América, la materialización de su propuesta: “Una imagen que no duela ni cueste mirar”, planteada como recorrido por la arqueología de la noche madrileña, entendida en paralelo como fuente de creación y de relaciones sociales. Cobran importancia en la exhibición tanto las creaciones propiamente visuales, algunas concebidas específicamente para este proyecto, como las sonoras, pues se investiga el peso de la música electrónica en el arte actual.

El potencial creativo de la noche madrileña ya se ha abordado en propuestas recientes de la Comunidad de Madrid, en concreto del Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles: la muestra colectiva “Querer parecer noche” y los estudios nocturnos de su Escuelita, y de ellas han partido Raskin y Aguado, pero su referente más directo ha sido el seminario organizado por el Injuve en 2018 Nueva sinceridad, en el que se estudiaron las peculiaridades de los vínculos emocionales que se desarrollan en la noche (su especial intensidad y temporalidad) y surgió la cita concreta que ahora titula esta muestra.

LiMac. Partituras D.I.Y. (USA Boston), 2002. Cortesía de Antoine Henry Jonquères
LiMac. Partituras D.I.Y. (USA Boston), 2002. Cortesía de Antoine Henry Jonquères

“Una imagen que no duela ni cueste mirar” ha evolucionado mucho desde sus primeros planteamientos: los artistas participantes iban a ser en inicio el doble, pero la necesidad de pulir tensiones estéticas y espaciales en el montaje hizo necesaria su reducción. Lo que no varió fue la voluntad de romper con la hegemonía expositiva de lo plástico en favor de la interdisciplinariedad, favorecida por el propio asunto central de la exhibición: la noche incorpora lo performativo y lo visual de modo que no pueden separarse y no tenía sentido diferenciar entre artistas, diseñadores o curadores de archivo a la hora de vertebrar el diálogo entre los creadores participantes.

El resultado de ese diálogo es la presentación, como decimos multiforme, de un imaginario de la noche de la capital que subraya que esta no tiene una identidad clara porque bebe de muchas otras (como las de Ibiza o las de la ruta del bakalao, a las que se incorporan referencias). Las mismas letras de las canciones de los grupos de la Movida apelaban a su internacionalización y los comisarios han subrayado una negación de la centralidad y una apertura a lo periférico que enlaza, en cuanto a nombres, con la disolución de las figuras de autoridad: veremos a un Arca menos conocida y también está presente Sturtevant, artista estadounidense fallecida en París, poco difundida entre el gran público, compartiendo espacio con los jóvenes autores. Otra periferia presente en la muestra son los bosques, escenarios de cruising nocturno, como negativo de lo urbano.

Raskin y Aguado han optado por no abordar esa noche en Madrid desde una perspectiva sociocultural e histórica, sino que han elegido invitarnos a contemplar una noche que no es del todo, enfrentando deseos y apariencias, placer y violencia y afectos deseados y no deseados, y en esa misma línea se desarrollarán las actividades paralelas a su proyecto.

Elisa Pardo Puch ha diseñado una tarima de discoteca, de estética, en sus palabras, oscura, hortera y brillante. En ella encontramos bolsos acolchados encadenados, en referencia a un episodio personal de robo y a la inseguridad que nos lleva a vigilar constantemente las propias pertenencias; su disposición, por otro lado, alude al movimiento espontáneo al deshacernos de ellas. Marina González Guerreiro, por su parte, revisó sus fotografías personales sobre sus primeras experiencias nocturnas y se fijó en las basuras, los charcos, los restos de botellones; diseminadas por la exposición encontraremos sus intervenciones en el suelo: despojos que hablan de los restos de la diversión.

De Chenta Tsai (más conocido como PutoChinoMaricón) contemplaremos un ambiguo retrato a todo color: no se sabe si se tomó de noche o en las primeras luces del día, si antes o después de un concierto, pero en todo caso habla de travestismo e identidad, del derecho a la opacidad y a los instantes de intimidad, desde la ocultación que implica el maquillaje. Frente a su imagen nos espera una desfiguración de Arca, figura de la música electrónica que es referente internacional, productora de Kanye West y Björk y performer.

Paula García-Masedo. Dance theatre (detalle), 2018-2020
Paula García-Masedo. Dance theatre (detalle), 2018-2020

Los comisarios han querido desobjetualizarla, subrayando su labor como productora a través de un dispositivo formado por altavoces procedentes de la ruta del bakalao cuya disposición evoca una rave. Ha incidido Aguado en que la figura del DJ ha terminado convertida, de forma poco natural y espuria, en una estrella del rock, porque el centro de cualquier rave era la pista y no quien pinchaba: a Arca han tratado de situarla, por eso, detrás de los altavoces. La pieza es participativa: se completa con una mesa de mezclas donde pueden pincharse sus discos (una mesa de batalla, en absoluto pieza de museo), pero la obra funciona por sí misma aunque no se interactúe con ella.

De la citada Sturtevant contemplaremos la muy expresiva pieza, esta sí estríctamente visual, No dejes que los chicos malos roben partes de tu cuerpo en la oscuridad de la noche, en referencia a la cara oscura de la fiesta (el acoso) y, ya en la sala de lectura, nos espera una instalación (cuya diseñadora no ha querido identificarse como tal) sobre las primeras experiencias en la noche, vinculadas a la adolescencia: frente a las anteriores referencias a la fiesta y lo colectivo, la introspección, y el pensamiento sobre la primera gestión de lo nocturno, se materializan ahora en una cama propia de cualquier joven, en una nana electrónica y en lecturas, también disponibles para el público: algunas de las que han inspirado a los comisarios.

Una de nuestras fichadas, Paula García-Masedo, presenta en la Sala de Arte Joven Dance Theatre, un proyecto en el que enlazaba vestimenta y arquitectura por lo que ambas tienen de asilo. Trabajó a partir de materiales de desecho (una cortina y ropas) encontrados en la discoteca Puzzle y su entorno en Sueca (Valencia), indagando en la obra como proceso, en lo que albergó cuerpos en acción y hoy solo es desorden y también en las huellas de esos cuerpos. Andrea González, por su parte, presenta el vídeo Es imposible, no puede ser, en el que ha trabajado gracias a una de las ayudas de artes plásticas concedidas por la Comunidad: sitúa a vampiros en la, una vez más presente, ruta del bakalao.

En la planta superior de la Sala de Arte Joven nos espera un diálogo entre interiores y exteriores, y de ahí la banda sonora de grillos: El Puñal Dorao exhibe el vídeo inédito de una fiesta gay madrileña en interiores, Ainhoa Hernández e Ignacio de Antonio muestran un dispensador de mecheros (de los colocados en interiores para usarse en exteriores, en el fondo una pieza de danza por el tránsito entre prendedores); de Jesús Madriñán veremos retratos de jóvenes en locales nocturnos, y de Magdalena Orellana, un vídeo sobre un karaoke ya cerrado que algunos integraron a su rutina diaria.

La exhibición se completa con flyers convertidos en carteles que hablan de las muchas noches que reúne la madrileña y que proceden del archivo del LiMac y de las imágenes proyectadas de prostitutas de Ciudad Juárez en quienes se fijaron Luis Alvarado y Teresa Margolles. Su actitud sonriente contrasta con su más que probable destino: la muerte violenta.

Ainhoa Hernández e Ignacio de Antonio Antón. Fuego (detalle), 2019
Ainhoa Hernández e Ignacio de Antonio Antón. Fuego (detalle), 2019
Jesús Madriñán. Sin título (Fiestón canario), 2018
Jesús Madriñán. Sin título (Fiestón canario), 2018

 

 

“Una imagen que no duela ni cueste mirar”

SALA DE ARTE JOVEN. COMUNIDAD MADRID

Avenida de América, 13

Madrid

Del 30 de enero al 15 de marzo de 2020

 

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