Alberto Reguera: luz en expansión

El artista desarrollará, el 5 de mayo, una performance pictórica en el Thyssen

Madrid,

Hasta el próximo 9 de mayo podemos visitar en el Museo Thyssen-Bornemisza el homenaje de Alberto Reguera al paisajista holandés Aert van der Neer: un conjunto de veintitrés pinturas desarrolladas específicamente para esta muestra y planteadas como reflexión a partir de su obra Claro de luna con un camino bordeando un canal (hacia 1645-1650), que forma parte de los fondos de este centro madrileño y que recoge un viento de cambio en la pintura del norte de Europa desde la década de 1630: hablamos de la preeminencia de los cielos, la atención a sus elementos, variaciones y matices.

Las creaciones del artista segoviano se han basado especialmente en dos aspectos de la producción de Van der Neer: el soporte y el contenido. Reguera no ha empleado ningún bastidor del todo plano (sus paisajes abstractos destacan siempre por su volumen) y el marco de la pieza del holandés destaca por su grosor; de hecho, el segoviano decidió incidir en ese vínculo pintando varios de los bordes anchos de sus obras en el Thyssen, todas caracterizadas, además, por sus formatos rectangulares. Difieren en su tamaño: las encontraremos de grandes y pequeñas dimensiones, pero esas medidas las ha calculado proporcionalmente a partir de las del cuadro de Van der Neer.

Aert van der Neer. Claro de luna con un camino bordeando un canal, hacia 1645 - 1650. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Aert van der Neer. Claro de luna con un camino bordeando un canal, hacia 1645 – 1650. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Alberto Reguera. Reflejos lunares, 2019. Colección del artista
Alberto Reguera. Reflejos lunares, 2019. Colección del artista

Respecto al contenido, no será difícil para los conocedores de la obra de Reguera encontrar sugerentes campos de conexión y diálogo entre su lenguaje y el paisaje barroco. Ha trabajado atendiendo a varios caminos, generando obras autónomas pero susceptibles de articular una secuencia pictórica que nace y deriva en Van der Neer y su claro lunar, probable precedente para ese autor de obras del mismo tema de Vernet y evocador de los reflejos acuáticos de Monet.

El agua del canal, con la luna reflejada, del holandés recuerda, además, a Reguera los brillos presentes en los canales de Ámsterdam, ciudad natal de Van der Neer a la que él mismo dedicó una serie en los noventa, inspirándose en sus paseos por esas arterias fluviales.

Reguera tiende, además, a aunar en sus imágenes fragmentos de las vertientes más abstractas que nos ofrece la naturaleza y Asia es también una de sus habituales referencias, a través de montañas-agua, montañas flotantes o pigmentos que parecen escapar de su soporte. La habitual expansión de su producción se hace aquí especialmente patente en Montañas flotantes o Los lados del cielo, obras en las que la materia trasciende alguno de sus lados.

Se fijó asimismo, especialmente, en las nubes de Van der Neer, que aportan dinamismo; las presentes en su serie nos llevan a varios lugares celestes y en algún caso parten de las del holandés, en concreto de fragmentos que él amplía y abstrae (Ampliadas visiones celestes).

Alberto Reguera. Un cielo inmenso, un horizonte lejano, 2020. Colección del artista
Alberto Reguera. Un cielo inmenso, un horizonte lejano, 2020. Colección del artista

Las gamas cromáticas dominantes son dos: la azul-gris, que sugiere nocturnidad y las de los colores pardos, propios de la tierra, que Reguera ha matizado con violetas quinacridona o carmines de alizarina. A esos últimos tonos les ha dado luz a través de blanco de titanio, hasta convertirlos en algún caso en sienas u ocres tostados. Un tercer grupo cromático significativo lo componen los pigmentos metálicos (cobrizos e iridios que remiten al oro y la plata).

Por último podemos hablar de lo que estas pinturas tienen de apelación a la sinestesia; ha entablado el artista intencionados lazos con la obra del músico Jan Pieterszoon Sweelinck y sus derivas cromáticas, y algunos de sus trabajos de pequeño formato los realizó escuchando a Unico van Wassenaer; conviene recordar que Bart Spaan también compuso a partir de las imágenes de Reguera.

Ha sido propósito de Reguera, en sus palabras, zambullirme dentro del cuadro (de Van der Neer). Transitar a través del aire de este escenario nocturno. Poder imaginar que la obra del autor holandés refleja la instantánea captada con su mirada, como si estuviera sobrevolando visualmente el paisaje pintado. Desde una determinada altura, divisando horizontes ilimitados.

Hablando de horizontes ilimitados, el próximo 5 de mayo estamos invitados a asistir, de 16:30 a 19:00 horas en el Patio-Jardín del Thyssen, a una performance pictórica del artista: la de su obra Expandidas luces nocturnas. En estas intervenciones, busca materializar sensaciones en en pinceladas que rompen los límites de los cuadros, haciendo partícipe al público de ese gesto creativo habitualmente íntimo. Su cuerpo, convertido en pincel, trabajará en el espacio bajo la influencia de la música, generadora de atmósferas particulares. La entrada es libre y el aforo, limitado.

Alberto Reguera. Una noche luminosa, 2020. Colección del artista
Alberto Reguera. Una noche luminosa, 2020. Colección del artista

 

 

“Alberto Reguera. Homenaje a Aert van der Neer”

MUSEO NACIONAL THYSSEN-BORNEMISZA

Paseo del Prado, 8

Madrid

Del 15 de febrero al 9 de mayo de 2021

 

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