Anna Cabrera y Ángel Albarrán comenzaron a trabajar como dúo fotográfico en 1996, desde el propósito de investigar lo real, también lo íntimo y personal, con la cámara como herramienta, al darse cuenta de que esta podía tener más funciones que la inmortalización de recuerdos. Se preguntan por la naturaleza, el tiempo y el espacio y, tanto en sus técnicas como en su estética, vienen dejándose influir por la cultura japonesa, concibiendo sus imágenes como obras poéticas y artesanales.
En sus trabajos hemos de fijarnos tanto en los motivos fotografiados, muy a menudo asociados al paisaje, como en las ideas y conocimientos de los que son fruto estas visiones, pues ante todo buscan explorar cómo una imagen puede hacer pensar al público sobre su realidad, a intrigarse respecto a ella. Su trayectoria ha sido, en el fondo, un viaje de la superficie al fondo: Al principio, fotografiábamos con la simple intención de registrar lo que veíamos. Pero enseguida nuestro interés pasó de capturar la apariencia superficial de la realidad a investigar su “estructura subyacente”. Usamos la fotografía para entender el mundo y nuestras imágenes son el subproducto de esa investigación, los cuadernos de notas de nuestra búsqueda.
Usamos la fotografía para entender el mundo y nuestras imágenes son el subproducto de esa investigación, los cuadernos de notas de nuestra búsqueda.
En el proceso de interpretación de una foto, consideran, entran en juego tanto nuestro bagaje intelectual como nuestras memorias, con lo que estas tienen de reconstrucción y recreación de lo conocido y vivido: Al mirar una imagen, el cerebro intenta interpretarla utilizando las memorias que tenemos almacenadas, generando en el proceso nuevos recuerdos y nuevas ideas. Como estructura dinámica que es, el cerebro se modifica cada vez que experimenta una nueva sensación o se genera un nuevo pensamiento. De hecho, interpretar una imagen no solo cambiará nuestra manera de proyectar el futuro y añadirá nuevas ideas a nuestro conocimiento, sino que también modificará nuestros recuerdos pasados.
Del mismo modo que, en función de nuestra cultura y experiencia, interpretamos de una u otra manera esas composiciones, Albarrán y Cabrera también asumen que, en su actividad como fotógrafos, recrean y dan sentido a la información que compilan, reflejando conceptos y relaciones entre ellos, en su caso, a través de un lenguaje visual y no verbal, ni articulado en códigos lingüísticos.
Al contemplar la primera muestra que presentan en la Galería Elvira González, “Sintaxis fotográfica”, y el conjunto de su producción, nos invitan a tener en cuenta que existen distancias entre lo cierto y lo que entendemos como tal quizá sin serlo y que su disciplina, y el arte en general, como señaló el dramaturgo japonés Chikamatsu Monzaemon, viene situándose en la frontera entre ambos terrenos, entre lo verdadero y lo falso, llamando nuestra atención sobre lo que ignoramos, aunque con limitaciones.
En el caso de la fotografía, esas barreras tienen que ver, además de con las convenciones artísticas que determinen cada época y con las aspiraciones personales, con la tecnología: sus autores pueden crear con los medios y procesos que esta les da en cada momento y, en ocasiones, los disponibles no serán suficientes para plasmar esas visiones propias, que solo podrán expresarse de la mano de procedimientos por inventar o experimentando, utilizando de modo diferente las técnicas ya conocidas.
Ese camino lo han transitado también Cabrera y Albarrán, atendiendo a lo que la foto tiene de manifestación física: Dedicamos mucho tiempo y esfuerzo creando nosotros mismos las representaciones impresas de nuestras ideas. Para nosotros, las fotografías no son sólo imágenes, sino también objetos físicos. Tal y como explica William Crawford en su libro The Keepers of Light, cuando habla de la sintaxis fotográfica, el método de impresión introduce los elementos finales de sintaxis: determina la forma que toma la imagen como un objeto tangible (…) Hasta la textura del material impreso es parte de ella, porque sus cualidades reflectantes afectan nuestra percepción de los tonos de la imagen.
Albarrán Cabrera. “Sintaxis fotográfica”
c/ Hermanos Álvarez Quintero, 1
Madrid
Del 1 de junio al 15 de julio de 2022
