El mundo a la fuga de Diana Thater

Desde los noventa, la artista estadounidense Diana Thater ha combinado nuevas tecnologías de la imagen en movimiento con formas que desafían las convenciones narrativas del video y el cine. Ha manipulado el color en los espacios expositivos y usado pantallas y monitores como soporte visual para proponer diálogos con los grandes hitos de la historia del arte, desde el impresionismo al minimalismo. Sus entornos, inmersivos y saturados de color, transforman la arquitectura que los acoge y crean dicotomías entre belleza y espíritu crítico, según la artista, “tensión entre ciencia y magia”.

Entre los temas clave de la obra de Thater están las condiciones de vida animal como resultado de la acción humana. En el Museo Guggenheim Bilbao pueden verse, hasta el 3 de marzo, una selección de sus trabajos, entre ellos Un mundo a la fuga (2016-2017), que consta de dos instalaciones gemelas, recientemente producidas en Kenia, en las que la artista observa la vida y los hábitats de dos especies en peligro de extinción, elefantes y rinocerontes, y evoca los negocios que amenazan su supervivencia. También Tiempo comprimido (2017), un video mural expuesto en la antesala de la exposición en el que superpone lo abstracto y lo descriptivo, provocando una confrontación entre los planos de color y las imágenes documentales.

Diana Thater. Tiempo comprimido, 2017. Cortesía de la artista y David Zwirner, Nueva York/Londres/Hong Kong

 

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