31 Mujeres: Peggy Guggenheim contra las etiquetas

Fundación MAPFRE recuerda la muestra en Art of This Century

Madrid,

Djuna Barnes, Xenia Cage, Leonora Carrington, Leonor Fini, Suzy Frelinghuysen, Elsa von Freytag-Loringhoven, Meraud Guinness Guevara, Anne Harvey, Valentine Hugo, Buffie Johnson, Frida Kahlo, Jacqueline Lamba, Eyre de Lanux, Gypsy Rose Lee, Hazel McKinley, Aline Meyer Liebman, Louise Nevelson, Meret Oppenheim, Milena Pavlovic-Barilli, Barbara Poe-Levee Reis, Irene Rice Pereira, Kay Sage, Gretchen Schoeninger, Sonja Sekula, Esphyr Slobokidna, Hedda Sterne, Sophie Taueber-Arp, Dorothea Tanning, Julia Thecla, Pegeen Vail Guggenheim y María Helena Viera da Silva. Son las treinta y una mujeres artistas, apenas un tercio de ellas bien conocidas y valoradas hoy, que en 1943 formaron parte de la muestra “Exhibition by 31 Women” que Peggy Guggenheim organizó en su galería neoyorquina Art of This Century, donde mantuvo la actividad coleccionista e impulsora de creadores que había iniciado antes en París y Londres; en la capital británica había abierto su primera sala, en 1938.

Algunas ya veteranas y otras en sus comienzos, sus creaciones podrían agruparse en dos corrientes, la surrealista y la abstracta, y tanto por la relevancia de las piezas como por su original montaje, con paredes curvas que hacían que las obras pareciesen flotar, alcanzó esta exhibición un elevado eco mediático: ponía de relieve que, aunque en la práctica (que no en la teoría), el surrealismo se había valido de las mujeres más como objetos artísticos que como sujetos creativos, ellas formaron parte de la tarea general del movimiento de expresar el funcionamiento real del pensamiento y también de los primeros impulsos y desarrollos de una abstracción que, en las décadas siguientes, no haría sino consolidarse en Estados Unidos.

Aquella fue una de las primeras exposiciones en ese país en recoger únicamente obras de mujeres artistas, pero en su comisariado, Peggy Guggenheim al margen, se involucraron algunos tótems masculinos: el jurado que seleccionó la nómina de participantes lo compusieron, entre otros, Duchamp, Max Ernst o André Breton. La mecenas quiso, en todo caso, imprimir una perspectiva particular y femenina al proyecto, y ella misma, en la nota informativa que lo acompañaba, escribió que “Exhibition by 31 Women” había de ser testimonio de que la capacidad creativa de las mujeres no se limita en absoluto a la vena decorativa, como podría deducirse de la historia del arte realizado por mujeres a través de los tiempos.

La voluntad de Peggy era, en suma, reclamar el peso de estas autoras -entre las que se encontraba su hija, de trayectoria próxima al surrealismo- como artistas independientes y no como musas y modelos, y con la voluntad de recordar las estrategias de las que esa treintena de creadoras se valieron para afirmar su valía y cuestionar las convenciones de género del momento, la Fundación MAPFRE presenta, desde el próximo 19 de septiembre, una muestra también llamada “31 Women” que ha comisariado Patricia Mayayo.

Dado que la lista que en 1943 se publicó de la exposición carecía de fotos y ofrecía únicamente títulos, es difícil saber en algunas ocasiones qué trabajos concretos se colgaron, sobre todo cuando estos llevaban por nombre Composición o Naturaleza muerta; el recorrido que veremos en Recoletos, por tanto, no es una recreación del que pudo contemplarse en Nueva York, sino una reinterpretación y se basa en el acervo que viene atesorando, desde hace cuatro años, la coleccionista y empresaria americana Jenna Segal, que ha investigado la producción de las artistas entonces reunidas y se ha hecho con parte de ella. Además, frente a la tendencia antigua de incidir en las relaciones que estas mantuvieron con sus homólogos masculinos, aquí un mapa conceptual pone el acento en los vínculos de amistad y colaboración, tanto personal como creativa, entre esas treinta y una protagonistas que pusieron en cuestión, cuando no reinterpretaron, los códigos surrealistas y abstractos que habían puesto en pie sus artífices masculinos.

Atribuida a Berenice Abbott. Peggy Guggenheim posa en su galería neoyorquina Art of This Century, 22 de octubre de 1942. © 2024 Estate of Berenice Abbott
Atribuida a Berenice Abbott. Peggy Guggenheim posa en su galería neoyorquina Art of This Century, 22 de octubre de 1942. © 2024 Estate of Berenice Abbott

Son cerca de cuarenta las obras expuestas, junto a abundante documentación sobre la escena artística estadounidense en la que sus autoras se desenvolvieron, pero antes de contemplarlas tendremos ocasión de conocer, de la mano de un retrato de Peggy atribuido a Berenice Abbott y de una pieza de mobiliario original que aparece en esa misma imagen, el aspecto de aquella galería Art of This Century, que se ubicaba en la última planta de un edificio de la calle 57 Oeste en Nueva York. De su diseño se encargó el arquitecto austriaco Frederick Kiesler, que buscó estimular la relación del público con las piezas a través de esas paredes curvas, que propician el acercamiento, y de asientos que invitan a la contemplación lenta.

Por aquí pasaron (hombres y mujeres) figuras fundamentales de las vanguardias europeas y americanas, pero hay que destacar el apoyo prestado por Guggenheim a ellas, por tenerlo entonces más difícil: además de “Exhibition by 31 Women”, en 1945 organizó la muestra “The Women” y a algunas de las artistas citadas también les brindó presentaciones individuales, como a Irene Rice Pereira y Sonja Sekula. Muchos de los autores a los que la amante de Venecia patrocinó se han referido a ella como amiga, confidente, enfermera e incluso como una figura materna; se dice que, además de arte, coleccionó relaciones humanas, y Pierre Cabanne fue incluso más allá: explicó que su coleccionismo no tenía que ver solo con su amor al arte, sino también con su amor a la vida.

Leonor Fini. Mujer con armadura I, 1938. The 31 Women Collection © Leonor Fini, VEGAP, Madrid, 2024
Leonor Fini. Mujer con armadura I, 1938. The 31 Women Collection © Leonor Fini, VEGAP, Madrid, 2024
Dorothea Tanning Sin título (Autorretrato), c. 1940. © The estate of Dorothéa Tanning, VEGAP, Madrid, 2024
Dorothea Tanning. Sin título (Autorretrato), hacia 1940. © The estate of Dorothéa Tanning, VEGAP, Madrid, 2024

La exposición nos conduce, a continuación, hacia autorrepresentaciones: retratos jamás literales que estas artistas utilizaron para afirmar su identidad frente a esa historiografía tradicional que las convertía en esposas, musas o colaboradoras. En estas composiciones apelaron a sus biografías, a la performance, al disfraz (Leonor Fini) o a la referencia a lo oculto y lo revelado (Dorothea Tanning), medios varios para escapar a los roles de género.

Un segundo apartado remite al término explorado por Freud y amado por el surrealismo de unheimlich: lo siniestro, traducido en francés como inquietante extrañeza. Devino, de su mano, una categoría estética en la que lo bello se asomaba al precipicio y lo familiar podía generar rechazo. Pueden evocarlo las dunas de Aline Meyer Liebman, los bodegones peludos de Meret Oppenheim (que rehizo, desde el humor y el cansancio, su Desayuno con pieles en planitud), o las escaleras de Kay Sage por las que misteriosas figuras tapadas con telas podrían ascender al cielo.

Aline Meyer Liebman Día gris (Dunas), hacia 1929. The 31 Women Collection
Aline Meyer Liebman. Día gris (Dunas), hacia 1929. The 31 Women Collection
Meret Oppenheim. Recuerdo del «Desayuno con pieles» (1936), 1972. The 31 Women Collection © Meret Oppenheim / VEGAP, Madrid, 2024
Meret Oppenheim. Recuerdo del Desayuno con pieles (1936), 1972. The 31 Women Collection © Meret Oppenheim / VEGAP, Madrid, 2024
Kay Sage. Los catorce puñales, 1942. The 31 Women Collection © 2024 Estate of Kay Sage / VEGAP
Kay Sage. Los catorce puñales, 1942. The 31 Women Collection © 2024 Estate of Kay Sage / VEGAP

Puede interpretarse como una variante de la primera sección de autorretratos la dedicada a los bestiarios: varias de estas artistas, especialmente las surrealistas (es célebre el caso de Carrington y sus caballos), se identificaron con animales que tomaron como alter ego a la hora de aludir a su búsqueda de libertad, o de mundos míticos alternativos en los que poder desarrollarse plenamente. En Poe-Levee, Pavlovic-Barilli, Thecla y Kahlo es harto frecuente que águilas, cuervos o ciervos simbolicen a sus autoras.

Por último, tienen cabida en la Fundación MAPFRE las artistas que se decantaron por la abstracción cuando esta no era dominante en Estados Unidos, aún decantado hacia el realismo social y las tendencias regionales en tiempo de la Gran Depresión. Para impulsar el arte no figurativo se puso en marcha la asociación American Abstract Artist. AAA, a la que se sumaron algunas de las representadas en esta exposición, como Louise Nevelson, Rice Pereira, Frelinghuysen o Slobodkina; frente al dominio de Pollock y sus composiciones en dripping como reflejo de una nueva sociedad, Buffie Johnson tituló significativamente uno de sus óleos sobre lienzo, de gran formato, La Vía Media/ La gran madre gobierna el cielo.

Es posible que uno de los nexos en común entre estas autoras sea el cariz personal de sus creaciones y sus resistencia a encajar en marcos interpretativos demasiado definidos; ni esquivaron lo doméstico ni se zambulleron en ese ámbito.

Buffie Johnson. La Vía Media / La Gran Madre gobierna el cielo (mural Astor), 1949-1959. The 31 Women Collection
Buffie Johnson. La Vía Media / La Gran Madre gobierna el cielo (mural Astor), 1949-1959. The 31 Women Collection

 

 

“31 mujeres. Una exposición de Peggy Guggenheim”

FUNDACIÓN MAPFRE

Paseo de Recoletos, 23

Madrid

Del 19 de septiembre de 2024 al 5 de enero de 2025

 

Comentarios