Vostell y lo que esperamos de un artista hoy

El MUSAC recuerda el vigésimo aniversario de su muerte

León,

Hace veinte años que murió en Berlín Wolf Vostell y cuarenta desde que el entonces Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (precedente del Reina Sofía) acogiera la muestra “Bilder 1959-1974”, la más importante dedicada a su obra hasta ahora en España, así que el MUSAC leonés ha querido revisar la producción del artista alemán, estrechamente vinculado a nuestro país desde que en 1958 hiciera su primer viaje a Extremadura, a Guadalupe.

Cofundador, junto a Maciunas y Nam June Paik, del movimiento Fluxus, que buscó la fusión de todas las disciplinas artísticas y que conjugó lo popular con la alta cultura -en los sesenta aún no habían saltado por los aires sus barreras-, el arte y el juego y, en definitiva, la creación y la vida, a él le debemos también el término dé-coll/age, técnica opuesta al collage en sí mismo y consistente en la construcción de una obra nueva arrancando o destrozando partes de la original. Fue un procedimiento fundamental de trabajo para los nuevos realistas franceses, como Hains, Dufrene, Villeglé y Mimmo Rotella, a quien actualmente se brinda una retrospectiva en Roma.

La exhibición del centro leonés, comisariada por su director, Manuel Olveira, y titulada “VIDA = ARTE = VIDA”, revisa su carrera desde los cincuenta hasta su muerte en 1998 a partir de una treintena de obras representativas de las muy diversas disciplinas que cultivó, sin jerarquías: instalaciones, pinturas, esculturas y películas, y se acompaña de abundante documentación, en buena medida inédita (podemos contemplar el archivo Vostell al completo).

Wolf Vostell. Energía, 1973.
Wolf Vostell. Energía, 1973

Estas obras se ordenan cronológicamente pero nos permiten, precisamente por hacernos testigos de su evolución, comprender los conceptos fundamentales que articularon la obra de Vostell en esas cuatro décadas: la exploración de los límites del arte (de su misma existencia), los vínculos entre la creación y la existencia cotidiana y la plasmación de los hechos y conflictos sociales y políticos de su tiempo a través de estrategias artísticas revolucionarias en el momento en que Vostell se sumergió en ellas, como la serialidad, el happening, el vídeo y otros recursos tecnológicos o el propio dé-coll/age. La máxima que titula la muestra corresponde precisamente al artista, quien buscó reducir hasta la inexistencia las distancias entre su producción y la esfera cotidiana, convirtiendo en eventos vitales y sociales los mecanismos de realización de sus propias obras.

Las obras que podemos ver en “VIDA = ARTE = VIDA” proceden del Museo Vostell de Malpartida, la Colección Fluxus Gino di Maggio, el Museo Reina Sofía y otras colecciones y prestadores privados y su presentación en León coincidirá, el próximo febrero, con la representación en el hall del MUSAC, el día 23, del acto final de la ópera Fluxus El jardín de las delicias, estrenada en 1982 en el marco del Festival ‘pro musica nova’ de Bremen.

Sus happenings, género que contribuyó a introducir en Europa y en España, fueron abiertamente críticos con la irrupción de la cultura del consumo y la fetichización de la televisión superada la crisis económica de la II Guerra Mundial, trasfondo significativo compartido por sus dé-coll/ages, que en principio llevó a cabo a partir de carteles urbanos que borraba o quemaba. Más adelante, ya a fines de los cincuenta, el mismo procedimiento de trabajo que había aplicado al papel lo trasladó a piezas de automóviles y a televisores, de modo que estos enseres, cada vez más presentes en la vida cotidiana de la clase media entonces, se convirtieron en tema y soporte de su obra.

Wolf Vostell. Le Figaro, 1964
Wolf Vostell. Le Figaro, 1964

Al margen de manipular, deformar o pintar sobre objetos, propuso Vostell integrar sus opciones comunicativas para su producción, generando a partir de ellos, sobre todo de los televisores, un espacio electrónico: las imágenes mostradas en las pantallas estaban habitualmente sujetas a interferencias o encerradas en hormigón, poniendo de relieve la dificultad de la comunicación, la imposibilidad de la información completa y las carencias de estos dispositivos.

Conforme avanzaron los sesenta y los setenta, Vostell continuó experimentando con collages, vídeos, happenings o dibujos, buscando provocar y levantar las reacciones de una sociedad que consideraba anestesiada, generar emociones ante un panorama social y cultural dominado por el consumismo y por ideologías hegemónicas que dificultaban los matices. Hizo en suma un llamamiento a la independencia y a la libertad, atrayendo nuestra atención sobre los tabúes ligados a la sexualidad o a los marginados, sobre premisas culturales homogéneas o sobre la manipulación de determinados asuntos en los medios.

En el fondo, el conjunto de la producción de Vostell sirve al público en bandeja una reflexión con respuestas múltiples y nunca fáciles: la de abordar qué es el artista hoy y qué ha de esperar el espectador de él. Es posible encontrar en su obra, y en la de sus compañeros en Fluxus, el placer estético, pero la reacción primera buscada por Vostell es la de dejarse apelar, incomodar; la de generar inquietud, posturas diversas ante su disidencia no oculta respecto a la sociedad de consumo.

Wolf Vostell. Ícaro y Tanit II, 1992-1993
Wolf Vostell. Ícaro y Tanit II, 1992-1993

Forman parte de la exhibición del MUSAC Transmigración III (1958), la primera obra en la que incorporó un televisor; diversas propuestas de dé-coll/age, como Orero 8 (1961), la instalación 6 TV DéColl/age (1963), Energía (1973) o Sinfonía para 40 aspiradores (1976), esta última prestada por la familia de Vostell; y también piezas pertenecientes a algunas de sus series fundamentales, como El muerto que tiene sed (1978), el ciclo España (1985-86) o El entierro de la sardina (1985-1986). Entre las obras que el público no había podido ver hasta ahora figuran los monumentales cuadros La caída del muro de Berlín (1990) o 9 de noviembre (1989), y en el exterior, en su patio, el museo leonés nos enseña 130 Km/h (1963), el vehículo original que fue arrollado por una locomotora durante una de la acciones del happening Nein-9-dé-coll/agen, realizado ese mismo año.

No faltan algunos vídeos donde se registraron sus acciones y, gracias a la presencia del archivo del artista en su totalidad, podremos acercarnos a sus proyectos de esculturas para el espacio público. También se nos muestran serigrafías, carteles, intervenciones en publicaciones o propuestas musicales, junto a estudios de intervenciones en el paisaje.

Quizá sea Vostell uno de los autores europeos de su generación cuya vigencia pueda hacerse más patente hoy: ha pasado medio siglo desde sus primeras propuestas pioneras y la violencia, el consumismo, los excesos políticos o mediáticos continúan siendo el pan nuestro de cada día, en el arte y en la vida.

Wolf Vostell. Retrato de Mercedes
Wolf Vostell. Retrato de Mercedes

 

 

 

“Wolf Vostell. VIDA = ARTE = VIDA”

MUSAC

Avenida de los Reyes Leoneses, 24

León

Del 1 de diciembre de 2018 al 26 de mayo de 2019

 

 

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