Más de una vez ha confesado que no valora la fotografía en función de los resultados que le ofrece como medio artístico, sino por las investigaciones en torno a realidades esquivas que le da pie a desarrollar, por su carácter empírico y dubitativo y por permitirle comprobar que en una visión aparentemente objetiva de nuestro entorno siempre nos acecha un enorme porcentaje de elementos invisibles.
Vincenzo Castella, artista napolitano residente en Milán que desde 1980 se ha especializado en la fotografía de paisajes en transformación, de la contaminación urbana y de la arquitectura, regresa a F2 Galería para presentarnos “Il Giardino era così bello che lei ebbe paura dell’Inferno” (en su traducción, el Jardín era tan bonito que ella tuvo miedo del infierno), muestra cuyo título procede de un relato breve de Clarice Lispector cuya protagonista, Ana, sentada en un jardín botánico mientras se recupera de un inoportuno encuentro en un autobús, reflexiona sobre su inadaptación y sobre la ausencia de libertades en un entorno burgués que tiende a esquematizar y etiquetar. Amor se llama el texto, si queréis buscarlo.
Las imágenes de Castella seleccionadas para esta muestra captan precisamente una naturaleza domesticada y crecida en cautividad, coleccionada y concebida para la observación, atendiendo a esa sensibilidad cultural derivada del pensamiento científico articulado en el siglo XVII y manejada en el Romanticismo europeo que distanciaba el paisaje del ser humano, el objeto a contemplar del sujeto que lo tiene a disposición de su mirada.
El punto de partida de sus trabajos han sido las colecciones botánicas generadas a raíz del establecimiento de rutas comerciales entre nuestro continente y las que fueron sus colonias orientales, o las americanas, y los lazos entre el propio colonialismo y nuestro actual conocimiento científico, pero también los vínculos de nuestra noción de museo moderno con la naturaleza y con la historia. Incide este artista italiano en que ninguna ciencia ha sido una disciplina neutral ni objetiva, reflejándose en sus planteamientos creencias culturales en cuanto a nuestra visión del medio ambiente como objeto, la idea de raza (objetualización de las sociedades) y de los roles de género (objetualización de la mujer).
En las fotos que Castella ha llevado a F2, al margen de una estética de belleza incuestionable, es posible atisbar la puesta en cuestión de las relaciones entre sujeto y objeto en lo que a la botánica se refiere a partir de aproximaciones a distintas especies que se completan con apreciaciones de conjunto. En sus procesos creativos se situó, y se hace evidente, en medio de las plantas, suscitando sus lentes un halo circular en torno al centro del enfoque, el Halo 22º, fenómeno óptico habitual al captar el sol, la luna u otras fuentes de luz; desde esas perspectivas, buscaba eliminar las barreras convencionales entre el observador y lo observado, pero también entre lo real y lo susceptible de haberse imaginado.
La ambigüedad que podemos apreciar en sus fotografías, tan complejas como atrayentes, es la que enlaza lo científico y lo poético, el instante y el tiempo que no se detiene.
Vincenzo Castella. “Il Giardino era così bello che lei ebbe paura dell’Inferno”
Doctor Fourquet, 28
Madrid
Del 4 de junio al 22 de julio de 2022
