Rodin, Kiefer y la arquitectura-cuerpo

La Barnes Foundation confronta su obra

Philadelphia,
Auguste Rodin. Iris, mesajero de los dioses, 1891-1893. © Musée Rodin
Auguste Rodin. Iris, mesajero de los dioses, 1891-1893. © Musée Rodin

Como os avanzábamos el verano pasado, en 2017 se conmemoró el centenario de la muerte de Auguste Rodin. El MET le dedicó una exhibición, Vincent Lindon lo interpretó en un biopic y, hasta el próximo marzo, la Barnes Foundation de Philiadelphia acoge, tras su paso por el museo del escultor en París, “Kiefer Rodin”, una exhibición que confronta obra reciente del artista alemán con esculturas, dibujos y escritos del francés en los que se inspira de forma más o menos explícita.

Fue en 2013 cuando el Musée Rodin comenzó a tantear la idea de proponer a un creador contemporáneo el estudio, desde su enfoque personal, de Catedrales de Francia, un libro al que Rodin dio forma en 1914, con la colaboración de Charles Morice, recogiendo los apuntes dibujísticos de estos templos que había llevado a cabo durante sus numerosos viajes por su país.

Kiefer se hizo cargo del proyecto pero, en lugar de trabajar en una nueva edición de las Catedrales, como era el plan inicial, decidió ir más allá y dejarse llevar por la atracción por los yesos de Rodin –algunos de ellos, raramente presentados al público, se exponen aquí– y generar a partir de ellos un nuevo cuerpo de obra, así como crear un conjunto de pinturas nacidas de su observación de los esbozos y acuarelas de aquel.

El resultado es una puesta en diálogo de dos artistas que han compartido su devoción por las ruinas arquitectónicas y su adopción de procesos creativos enraizados en la noción de mutabilidad y en el trabajo a partir de las posibilidades del fragmento.

Precisamente en Catedrales de Francia Rodin lamentaba el estado en que se encontraban estos edificios en los inicios del siglo pasado, sobre todo las catedrales góticas, que él ensalzaba como grandes logros en la historia humana, no solo en la historia del arte, y también consideraba fuentes de inspiración para su propia producción. Es fácil conectar esa preocupación del escultor por el patrimonio nacional con las profundas reflexiones de Kiefer sobre la identidad alemana, expresadas en grandes y muy expresivos lienzos en los que el autor se enfrentaba al pasado en su gloria y su devastación.

Auguste Rodin. Brazos, manos y huesos. © Musée Rodin
Auguste Rodin. Brazos, manos y huesos. © Musée Rodin

Al margen de temáticas, se hace evidente que muchos procedimientos de trabajo de Rodin han interesado también a Kiefer: sus formas corporales que parecen ásperas, y que resultaban inacabadas conforme a los cánones tradicionales, revelan procesos creativos desordenados en los que utilizaba continuamente fragmentos escultóricos (brazos, piernas, cabezas), ensamblando y volviendo a ensamblar para dar lugar a piezas nuevas. Dado que la propia práctica de Kiefer puede describirse como un continuo ejercicio de desmontaje y reconfiguración, encontró en Rodin un maestro al que volver, una referencia urgente de facetas inacabables.

Del francés en Philadelphia pueden verse La mujer en cuclillas (1906-1908) o Meditación sin brazos (hacia 1900), esculturas que nos hablan de su amor por esas formas fragmentadas y de su enfoque tan crudo como sensual a la hora de representar el cuerpo de la mujer, así como montajes de su estudio y pequeñas esculturillas en las que combinó trozos de obras anteriores con materiales tomados de antigüedades o desechados.

También exhibe la Barnes Foundation algunas notas y dibujos sobre las catedrales galas y otros dibujos y acuarelas en los que Rodin ahondó en las relaciones entre la arquitectura y el cuerpo humano, ya abordadas en la antigüedad.

Del alemán, podemos examinar libros ilustrados de grácil erotismo realizados siguiendo los pasos de Rodin, viajando catedral a catedral. En ellos asocia sus construcciones, igualmente, con el cuerpo femenino. También yesos y esculturas que remiten a formas cautivas aún por eclosionar, a verdades primigenias no embellecidas, y la serie de pinturas monumentales Auguste Rodin: The Cathedrals of France, que rinden homenaje al libro original del escultor y muestran torres ennegrecidas que parecen desaparecer absorbidas por la pintura. Hay que recordar que, en la producción del alemán, la arquitectura ha tomado valor metafórico del ciclo de nacimiento y de la muerte.

Auguste Rodin. Mujer besada por un fantasma, 1900. © Musée Rodin
Auguste Rodin. El beso del fantasma a la doncella, 1900. © Musée Rodin

 

Anselm Kiefer. Les Cathédrales de France, 2013. © Anselm Kiefer
Anselm Kiefer. Les Cathédrales de France, 2013. © Anselm Kiefer

 

“Kiefer Rodin”

BARNES FOUNDATION

2025 Benjamin Franklin Parkway

Philadelphia

Del 17 de noviembre de 2017 al 12 de marzo de 2018

 

 

 

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