Ragnar Kjartansson y su madre se quedan en el Hirshhorn

El museo adquiere su serie Me and My Mother al completo

Washington,
Ragnar Kjartansson. Me and My Mother 2015, 2015. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden
Ragnar Kjartansson. Me and My Mother 2015, 2015. Hirshhorn Museum and Sculpture Garden

El año pasado la expuso por primera vez al organizar, junto con el centro Barbican de Londres, la primera muestra en repasar de forma completa la trayectoria de Ragnar Kjartansson, y ahora el Museo Hirshhorn de Washington acaba de anunciar que adquiere las cuatro versiones ya realizadas de su serie videográfica Me and My Mother, y también que comprará las que estén por venir, porque se trata de un proyecto en curso.

Kjartansson, del que os hablamos hace un par de años cuando presentó en el Palais de Tokyo una muestra inspirada en La luz del mundo de Halldór Laxness, comenzó Me and My Mother en el año 2000, cuando aún era estudiante. La idea en la que se basó fue simple y algo perturbadora: cada cinco años invitaría a su madre, Guðrún Ásmundsdóttir, una conocida actriz islandesa, a escupirlo. Se colocan uno junto a otro en su sala de estar, frente a una cámara en posición fija, y Guðrún, a quien la situación no parece molestar demasiado, dirige su saliva, de forma periódica y repetida, hacia el artista –él sí, menos encantado–. La última entrega fue hace dos años, y por tanto la próxima llegará en 2020.

Puede generar repulsa, sobre todo por el aire de ternura familiar que el título de la obra parece anticipar, pero lo cierto es que Me and My Mother reúne las bases de la producción de este autor islandés: su rechazo –más bien desprecio– a las convenciones, su reflexión sobre las débiles fronteras entre lo que es y lo que se hace creer y sus estudios, que inevitablemente evocan a Beckett y Bruce Nauman, sobre las consecuencias de la repetición: todo acto realizado una y otra vez termina rozando lo grotesco y lo ridículo con más o menos rapidez. O pareciendo un reality show.

Kjartansson nació y vive en Reykjavik, representó a su país en la Bienal de Venecia de 2009 y es autor de propuestas en las que une performances, filmes, escultura, pintura y música para explorar, desde enfoques más o menos humorísticos o más o menos poéticos, nuestras dificultades para diferenciar lo real y lo ficticio en la vida cotidiana.

También cuestiona el aura que continúa rodeando la figura del artista, el papel del espectador, que en sus trabajos pasa a menudo de ser un mero testigo a convertirse en personaje, y los recovecos de los problemas identitarios, incidiendo en las relaciones familiares y en los acontecimientos que le han definido como persona y como creador (con sus padres, actores ambos de cine y teatro, como referentes, como queda claro en Me and My Mother).

Esta adquisición por parte del Hirshhorn se produce poco después del nombramiento de Mark Beasley como comisario de arte performativo y nuevos medios del museo y constituye un paso más en el compromiso a largo plazo del centro por sumar a su colección piezas experimentales. En los últimos meses, ha incorporado a sus fondos trabajos de Hurvin Anderson, Aaron Garber-Maikovska, General Idea, Zhang Huan, Annette Lemieux, Shirin Neshat, Deb Sokolow y Mika Tajima.

 

 

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