Pilar Albarracín: tradiciones contra prejuicios

Tabacalera. Promoción del Arte repasa su producción desde los noventa

Madrid,

Si, en La Fragua de Tabacalera, podemos visitar un proyecto reciente de Esther Pizarro sobre el impacto de los incendios en el planeta y las posibilidades de su representación artística, en La Principal de este centro nos espera hasta enero un repaso a la producción desarrollada en el último cuarto de siglo por una artista de intereses bien distintos: Pilar Albarracín. Su obra, desarrollada en disciplinas muy diversas (performances, vídeos, dibujos, bordados, instalaciones o fotografías), nos ofrece una mirada desprejuiciada a la cultura y la memoria populares (sobre todo, las vinculadas a Andalucía), poniendo de manifiesto cómo la conservación de ciertas tradiciones es compatible con la modernidad cuando se dejan a un lado tópicos, estereotipos y tics rancios y se las conjuga con la apertura a nuevas sensibilidades y al feminismo.

En los cerca de sesenta trabajos que forman parte de esta exposición -inaugurada con una performance, En la piel del otro, en la que decenas de mujeres caminaron desde la estación del AVE a Tabacalera con el típico vestido esperado de quien llega de Sevilla- Albarracín aborda, desde la crítica y la ironía, las desigualdades, maniqueísmos e ideas preconcebidas que vienen rodeando fiestas y costumbres populares y la propia participación de la mujer en ellos: la lucha por la igualdad y también los recientes debates sobre nacionalismos están particularmente presentes en sus trabajos más recientes.

Albarracín siempre ha tratado, desde perspectivas cotidianas y lúdicas, nunca pretenciosas, asuntos que no se prestan a la risa: la violencia de género, la dureza de la vida en determinados medios rurales, las visiones supremacistas del mundo urbano hacia el campo, hacia el flamenco, o el pintoresquismo que sigue vivo en determinadas miradas a España desde el exterior. Inteligencia y humor han sido sus armas para cuestionar las creencias y prácticas sociales y artísticas que excluyen a parte importante de la población: cree en un arte desacralizado, en las tradiciones religiosas y populares liberadas y en la necesidad del compromiso, individual y colectivo, con el avance social femenino (ahí quedan sus pañuelos para llorar de 1997: porque sientes dolor, por la pérdida de libertad, para llorar en soledad, porque no encuentras palabras, para llorar por aburrimiento o para llorar morada).

De esta retrospectiva, comisariada por Pia Ogea y titulada “Que me quiten lo bailao”, forman parte tres acciones que filmó hace catorce años y que no han perdido ninguna vigencia: Viva España, en la que la propia Albarracín cruzaba las calles de Madrid acosada por una banda musical que interpretaba esa canción; Bailaré sobre tu tumba, una coreografía sobre la lucha de sexos, a cuatro pies; y el que es uno de sus trabajos más emblemáticos: Lunares, en el que aparece la artista con un traje de sevillanas blanco que va convirtiéndose en rojo a medida que se pincha con alfileres.

Son ejemplos de cómo trabajar desde el arquetipo le sirve para cuestionar, desde dentro y con ironía, los clichés, y a su vez delimitar sus fronteras con las viejas costumbres y el sano folclore. El cuerpo es su herramienta más común a la hora de referirse a rituales y trances, de poner en la picota las narrativas dominantes.

Pilar Albarracín. "Que me quiten lo bailao" en Tabacalera. Promoción del Arte
Pilar Albarracín. “Que me quiten lo bailao” en Tabacalera. Promoción del Arte
Pilar Albarracín. "Que me quiten lo bailao" en Tabacalera. Promoción del Arte
Pilar Albarracín. “Que me quiten lo bailao” en Tabacalera. Promoción del Arte
Pilar Albarracín. "Que me quiten lo bailao" en Tabacalera. Promoción del Arte
Pilar Albarracín. “Que me quiten lo bailao” en Tabacalera. Promoción del Arte

 

 

 

 

Pilar Albarracín. “Que me quiten lo bailao”

TABACALERA. PROMOCIÓN DEL ARTE

c/ Embajadores, 51

Madrid

Del 23 de noviembre de 2018 al 27 de enero de 2019

 

 

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