Marina Vargas. “Destripando el canon”

Marina Vargas (Granada, 1980) acaba de inaugurar en el CAC de Málaga una muestra que recoge meses de apasionada entrega a la realización de doce esculturas clásicas fabricadas en polvo de mármol y resina, que se expanden en el espacio con masas informes de poliuretano, tratadas y pintadas por la artista.

Expuestas a modo de galería de estatuaria clásica, enseguida advertimos transgresiones en la instalación, que se unen al impacto que nos genera ver los arquetipos culturales agredidos por esas deformaciones sangrantes. Me refiero al ritmo incómodo que premeditadamente ha dibujado la artista en el recorrido, combinando piezas sobre peanas y obras abandonadas en el suelo. Se hace evidente que el deambular entre las piezas no se pretende sencillo y afable, sino reflexivo; motivando al visitante a saltar obstáculos mentales y descubrir los detalles más ocultos.

 

Marina Vargas. "Ni animal ni tampoco ángel". CAC Málga. Foto: José Luis Gutiérrez
Marina Vargas. “Ni animal ni tampoco ángel”. CAC Málga. Foto: José Luis Gutiérrez

Se hace evidente que el deambular entre piezas no se pretende sencillo y afable, sino reflexivo

Conocía a Marina desde hacía años, pero en los últimos meses nuestros caminos se cruzaron con ímpetu. Incluí una de sus piezas emblemáticas: La Piedad invertida o La madre muerta (2012-2013) en mi último comisariado[i] y la preparación del proyecto me regaló muchas conversaciones con ella.

Con Marina Vargas en su estudio. Madrid, octubre de 2015. Foto: Zdenek Tusek
Con Marina Vargas en su estudio. Madrid, octubre de 2015. Foto: Zdenek Tusek

La primera impresión que recibimos de Marina Vargas es la de estar ante una creadora de energía desbordante, para la que no existen límites en la concreción de sus ideas. Con tesón se embarca en empresas colosales como en su día fue la ejecución de las cinco Piedades, o ahora son las doce esculturas monumentales en “Ni animal ni tampoco ángel”. No tiene miedo a los grandes formatos y parece que el cuerpo le pide desmesura para motivarse. Pero quizá lo que se desconoce de su personalidad es lo que me gustaría compartir hoy: detrás de la fortaleza y de la magia expresiva se esconden muchas pasiones intelectuales. Cada uno de sus proyectos va precedido de meses de estudio, de lecturas especializadas y de investigación sobre los temas que aborda, y conversar con ella es una delicia. Lo que aquí reproduzco son fragmentos de algunas de nuestras charlas informales.

S: Marina, tu obra habla de lo sagrado, de lo que siendo inefable nos atrevemos a representar con imágenes. Y en tu nueva exposición: “Ni animal ni tampoco ángel”, recuperas modelos de escultura, iconos de la cultura occidental, y les aplicas las teorías sobre anatomía de Paracelso¹ , médico y mago del Renacimiento que cultivaba muchos de tus intereses: el arte, la ciencia, la magia, la astrología, la anatomía.

M: Paracelso me fascina. Si nos referimos al cuerpo, él distingue tres clases de cuerpo en el hombre: el cuerpo elemental, el cuerpo sideral y el cuerpo astral. A cada cuerpo le son inherentes unos instintos esenciales: al cuerpo elemental, la gula y la lujuria; al cuerpo sideral, el ánimo, el arte y la sabiduría; y al cuerpo eterno, la tendencia hacia el conocimiento de Dios. En mi proyecto utilizo los moldes originales de la escultura clásica y, según estos parámetros de Paracelso que yo les asocio, saco lo de dentro afuera para que acapare o absorba, arrope y se desparrame. Quise reventar el interior. Porque la astrología se dibuja en el cuerpo y yo me planteo mirar de otra manera estos arquetipos.

S: Y estos parámetros de Paracelso los utilizas también en los títulos de las obras.

M: Sí, los títulos de las piezas adoptan el nombre original de la escultura histórica de la que parto, y entre paréntesis añado el concepto de Paracelso que le asocio. Por ejemplo: Diadúmeno (Prima Materia). Paracelso definía la prima materia como la materia originaria aún sin elaborar. Todo lo que se encuentra en su estado inicial e inconsciente antes de llegar a su perfección, a la eliminación de las impurezas.

S: Y los materiales que eliges, ¿son importantes para trabajar esa dicotomía entre lo pulido y las asperezas?

M: El poliuretano es un material aislante y térmico. Quería contraponer la escultura que se hacía con moldes, de formas pulidas y controladas, con el poliuretano, un material que no puedes controlar fácilmente. Al final logré domarlo y que se hiciera perdurable. Son doce esculturas muy pesadas y compactas en resina de poliéster con polvo de mármol, a las que contrapongo esa masa informe de poliuretano que desborda su interior, esas tripas pintadas.

Marina Vargas. La Bacante (2015) y Antínoo (2015). Fotos: José Luis Gutiérrez
Marina Vargas. La Bacante (2015) y Antínoo (2015). Fotos: José Luis Gutiérrez

“Odio la línea recta. La línea curva es orgánica, me mete para dentro.                                                                                    A esta forma de dibujar empecé a llamarle entrañas”

 

S: Tomas decisiones de acabado muy rotundas como la aplicación del color o del dibujo en superficies que en principio piden sobriedad.

M: Necesito pintarlas, y te diré que tampoco es original. Como sabes, la estatuaria y la arquitectura griega y romana eran policromadas. Y no era un aspecto decorativo. Los pigmentos añadían valor a la pieza, eran un plus de poder. Un punto de poder sobre otro poder.

S: Y no solo aplicas color, dibujas líneas curvas y sensuales que terminan ocupando grandes superficies, llevándote, durante la minuciosa ejecución, imagino que a estados casi de meditación.

M: Estas formas sinuosas las empecé a usar desde que comencé a dibujar. A diario hacía estos diseños sobre pequeños cuadernos y terminaba llenando las páginas con líneas en una paleta muy restringida: el rojo, el negro, el dorado y el plateado, influida por colores que a mí me evocan lo sagrado y que proceden de la estética bizantina, entre otros referentes. Empezaba a trazar las primeras líneas y la mano se me iba sola.

S: ¿Y por qué la línea curva? Podrías haber combinado con la línea recta.

M: Odio la línea recta. La línea curva es orgánica, me mete para dentro. A esta forma de dibujar empecé a llamarle entrañas. Efectivamente tiene mucho de hipnótico, de mantra, de contenedor del paso del tiempo. También tiene que ver con la firma pues marcan tu pulso, tu tono. De hecho traté de que me ayudaran a trazarlas, y es imposible. Esta parte solo puedo hacerla yo. Es algo muy mío. Si las dibuja otra persona yo lo noto. Las entrañas no se pueden encargar.

 

“Soy feminista y creo que a las mujeres aún nos queda mucho por conseguir”

 

S: Analizando toda tu obra, creo que sin premeditación, estás revisando los tópicos que a lo largo de la historia se han adjudicado a las mujeres, cuestionándolos, dándoles la vuelta, como es el caso de La Piedad invertida o la madre muerta (2012-2013). Encuentro un posicionamiento subversivo y feminista en estas piezas, que por otra parte abordan más asuntos.

M: He escogido algunos modelos de estatuaria femenina que se usan en las escuelas de dibujo, como la Venus de Cánovas, y he descubierto muchas cosas de cómo nos han visto a las mujeres a lo largo del tiempo. Y te agradezco mucho tu pregunta porque quizás en ocasiones no he sido lo suficientemente clara. Ahora voy a serlo: soy feminista y creo que a las mujeres aún nos queda mucho por conseguir en esta lucha de búsqueda de la igualdad. Y en cuanto a mi obra, por supuesto que puede leerse desde la perspectiva feminista, aunque también desde otras visiones.

 

Marina Vargas. Piedad invertida o madre muerta
Marina Vargas. Piedad invertida o madre muerta, 2013

 

Marina Vargas
“Ni animal ni tampoco ángel”
CAC Málaga
Del 23 de octubre al 10 de enero de 2016

www.marinavargas.com

 


[i] El Bosque interior (Las Formas del alma) en la Sala Juana Francés (Zaragoza). Del 7 de octubre al 27 de noviembre de 2015.

¹ Paracelso fue un alquimista, médico y astrólogo suizo del Renacimiento (1493-1541). Paracelso, Textos esenciales, Edición de Jolande Jacobi, Epílogo de C. G. Jung, Editorial Siruela, 2001.

 

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