Es relativamente frecuente entre los artistas actuales la exploración de las relaciones, existentes y posibles, entre textos y tejidos: en ocasiones esos nexos enlazan con lo literario y con el relato de la incansable Penélope, pero otras veces han ido más allá para indagar en las posibilidades táctiles de los textos y en los relatos a extraer de los tejidos.
Una de las artistas que con mayor profundidad ha estudiado últimamente las cualidades estéticas y formales de las publicaciones ha sido la portuguesa Fernanda Fragateiro, que hasta el próximo 8 de abril presenta en la Galería Elba Benítez “Forget me (not)”, un homenaje, que no busca ser velado sino explícito, a la artista y diseñadora textil, que fue alumna y luego maestra de Diseño Textil en la Escuela Bauhaus, Otti Berger.
Su trayectoria no pudo ser extensa porque fue asesinada en Auschwitz en 1944, a los 46 años, pero en Alemania desarrolló Berger una fecunda obra artística que compaginó con otra teórica dedicada a profundizar en las cualidades hápticas y espaciales de las piezas textiles. El desenlace de su carrera fue especialmente trágico, porque Berger, como tantos de sus compañeros en la Bauhaus, se esforzó en intentar huir a Estados Unidos para continuar esos estudios, ella sin éxito.
Pero en la propuesta que Fragateiro exhibe ahora en Madrid hay más que el recuerdo de Berger: los trabajos olvidados de esa autora le han servido a la creadora de Montijo para desarrollar hallazgos propios nacidos de un espíritu de recuperación para la modernidad, no de la melancolía. En las esculturas, independientes entre sí, que presenta en Elba Benítez ha buscado favorecer un diálogo entre el legado de Otti y las ideas propias a la hora de plantear temas que también ha tratado con desenvoltura anteriormente, como la vigencia o no de la noción de autoría creativa en su sentido tradicional y las posibilidades del diálogo entre distintas disciplinas y parámetros artísticos.
Si en algunos de sus trabajos anteriores había incorporado libros a sus instalaciones y esculturas, sobre todo de historia del arte y cuadernos entelados, a modo de elementos modulares o signos que descifrar, en Forget me (not) Fragateiro ha vuelto a esa práctica para presentar una escultura de pared compuesta por partes múltiples inspirada en un tapiz que se atribuye a Berger y en sus tonalidades sobrias.
Obra compleja y eje de la exhibición, establece relaciones interesantes con la arquitectura de la galería. Esta escultura la realizó con formas diversas y materiales cuya tactilidad contrasta entre sí, como metal, tela y cemento. Pero a la portuguesa le interesa sobre todo lo subyacente, las historias ocultas tras los objetos existentes: Las ideas son materiales. Las ideas son como ladrillos. Esto es lo que pienso cuando utilizo las ideas de otra persona. Construyo con ellas una cosa nueva. Observas un edificio y ves cómo está construido: cuál es el volumen, la textura, los colores, qué materiales se han utilizado en la construcción. Pero también hay muchas cosas que no son visibles. Yo trabajo con esas otras cosas, con lo que no se ve inmediatamente en las ideas de otra persona.
La voluntad de Fragateiro no ha sido tanto recuperar el pasado, en forma de la obra de Berger, sino explorar las posibilidades de su traslado y expansión en el presente. En “Forget me (not)” se mueve en los mismos códigos minimalistas y en la austera economía de medios que caracterizan su producción anterior, que, al margen de instalaciones y esculturas, también ha desarrollado en proyectos públicos. Esta es su quinta individual en Elba Benítez.
Fernanda Fragateiro. Forget me (not)
c/ San Lorenzo, 11 28004 Madrid
Del 24 de febrero al 8 de abril de 2017
