Al ritmo de Martha Jungwirth

La Albertina repasa la presencia de la artista en sus colecciones

Viena,
Martha Jungwirth. Spittelauer Lände, 1993. The Albertina Museum
Martha Jungwirth. Spittelauer Lände, 1993. The Albertina Museum

Es una de las artistas contemporáneas más destacadas en Austria (nació en 1940 en Viena) y también se encuentra bien representada en las colecciones de la Albertina, por eso este museo ha querido brindar a Martha Jungwirth una retrospectiva que celebre su estudio de las posibilidades del color sobre el papel.

Se nutre, sobre todo, de trabajos de sus fondos, pero también de obras cedidas por coleccionistas privados y no expuestas con anterioridad, todas ellas representativas de las distintas etapas de su carrera y de su experimentación con bases y pigmentos sobre el papel.

Tras graduarse en la Academia de Artes Aplicadas vienesa, en 1963, Jungwirth comenzó a mostrar sus dibujos a lápiz, sus acuarelas abstractas y sus óleos en las galerías de esa ciudad y desde el principio optó por indagar con las opciones que le ofrecía el trabajo con el papel y el lápiz y con las cualidades físicas de los pigmentos.

En aquellos trabajos tempranos, en los que aún transitaba entre lo figurativo y lo abstracto, optó por usos muy sutiles del color y por aplicar pinceladas más y menos delicadas que expresaban tanta fragilidad como libertad. El tema de cada imagen le interesaba, pero ya entonces solo era el punto de partida para abordar asuntos más hondos.

Su participación en la exposición “Wirklichkeiten”, que se presentó en la Secession en 1968, supuso un punto de inflexión porque la dio a conocer (era la única mujer presente). Se trataba de una colectiva dedicada a artistas que aún no habían abandonado –entonces– el realismo cuando el camino de lo conceptual parecía el único posible.

Martha Jungwirth. Istanbul, 2017. Colección privada
Martha Jungwirth. Istanbul, 2017. Colección privada

En los setenta los motivos dominantes en la pintura de Jungwirth eran los artículos para el hogar y la mujer hipersexualizada. Desde los inicios de su carrera, la artista trabaja sobre papeles de gran formato abordándolos como si fuesen lienzos, y lo hacía de manera natural, anticipándose así a artistas posteriores que defenderían la autonomía del dibujo. No quería someter su creatividad a una gama de materiales limitada.

Y los ochenta fueron para Jungwirth los años de la abstracción: en sus grandes acuarelas de entonces, los motivos parecen flotar sobre las superficies conforme a ritmos intuitivos, no planificados. Sus procedimientos de trabajo, de hecho, son muy libres: no dispone sus obras en vertical ni en horizontal en su estudio, sino que las aborda desde sus cuatro lados, y los colores que emplea tienen ecos emocionales.

Una de sus series fundamentales es Indesit, fechada en los setenta. Representó el telón de fondo de las impresiones de un viaje a Nueva York: el ruido, las luces, la multiculturalidad, las fachadas de edificios reflectantes, las largas y rectas calles en las que el ambiente social cambia entre acera y acera. En adelante sus pinceladas se harían más pastosas, pero sí mantuvo su aversión, continua, a la pintura acrílica.

La ciudad de Viena también ha protagonizado sus acuarelas: dedicó otra serie, igualmente de gran formato, al barrio de Spittelau, captando su vitalidad, su ruido y dinamismo. Las torres antiaéreas próximas al Danubio no solo adquieren en su obra la condición de emblema de la ciudad, sino además la de diagrama psicológico: los rastros del goteo de la pintura son testigos en el tiempo de su proceso de trabajo, como las arrugas lo son de la experiencia. La intensidad del color y la ligereza energética de estas acuarelas nos hacen pensar en la necesidad de Jungwirth de evitar el pensamiento consciente mientras trabaja.

Esa vivacidad cromática también caracteriza su producción más reciente, que desarrolla sobre grandes hojas de papel blanco grueso, un soporte de eco monumental que contrasta con su sutil manejo de las superficies coloreadas. Ella define sus imágenes como estructuras inteligentes hechas de borrones en las que lo que importa es lo fluido, abierto y transparente. No le interesa lo sublime, sino lo desgastado, lo que no presenta ni adorno ni censura.

Vista de la exposición de Martha Jungwirth en la Albertina
Vista de la exposición de Martha Jungwirth en la Albertina

 

 

“Martha Jungwirth”

ALBERTINA

Albertinaplatz, 1

Viena

Del 2 de marzo al 3 de junio de 2018

 

 

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