Lyonel Feininger, a la línea por el ritmo

La Fundación March revisa su trayectoria

Madrid,
Portada de The Chicago Sunday Tribune con imagen satírica de Lyonel Feininger, 29 de abril de 1906. Colección Achim Moeller, Nueva York
Portada de The Chicago Sunday Tribune con imagen satírica de Lyonel Feininger, 29 de abril de 1906. Colección Achim Moeller, Nueva York

Hay pocas trayectorias lineales y algunas deparan auténticas sorpresas; la de Lyonel Feininger es una de ellas. Nacido en 1871 en Nueva York de padres músicos, fue enviado a estudiar violín a Hamburgo, pero el viaje a Alemania le depararía el hallazgo de su verdadera vocación: la pintura.

Siendo aún un adolescente decidió estudiar bellas artes, y aprendió dibujo y pintura en la Kunstgewerbeschule de esa ciudad alemana antes de trasladarse, en 1888, a Berlín. Allí recibió las enseñanzas de Ernst Hancke en la Königliche Akademie, pero en aquella etapa París era aún la meca creativa para cualquier artista y, solo cuatro años más tarde, Feininger decidió marcharse a Francia.

Solo permaneció allí un año, trabajando para el escultor Filippo Colarossi, y el reconocimiento le llegó a su regreso a la capital alemana. Entonces comenzó a colaborar con una publicación americana (Harper’s Round Table) y una alemana (la satírica Ulk); ambas editaron regularmente sus dibujos, caricaturas en la mayoría de los casos. También llevó a cabo ilustraciones para libros.

Amante del nomadismo, Feininger regresó a París dos años después para pasar allí otro par de años. Trabajó para la revista Le Témoin y elaboró cómics para el Chicago Tribune hasta que este periódico le despidió por no querer trasladarse a Estados Unidos. Esa decisión, la de permanecer en Europa, tendría un peso decisivo en la posterior carrera de Feininger, porque fue su contacto con las vanguardias francesas y alemanas el que determinó que optara por dejar a un lado la ilustración para volcarse en la pintura, quizá su meta última desde los inicios de su formación.

Las influencias del fauvismo y el cubismo, además de sus personales investigaciones, determinaron su creación de composiciones prismáticas construidas a partir de formas quebradas y colores, en apariencia, arbitrarios. Su primera individual, ya como pintor, le llegó al borde de la I Guerra Mundial, en 1917, en la acogió la Galería Der Sturm de Herwarth Walden.

Antes, en 1911, había expuesto en el Salon des Indépendants (1911) y en 1913 lo hizo junto a los miembros de Die Brücke y Der Blaue Reiter. Precisamente su amistad con Kandinsky, Jawlensky y Klee le llevó a formar junto a ellos, en 1924, el colectivo Der Blaue Vier (Los cuatro azules), que expuso por vez primera en Nueva York al año siguiente.

Entre una y otra experiencia se sitúa otro eslabón fundamental en la trayectoria de Feininger, de doble nacionalidad germano-estadounidense: su paso por la Escuela Bauhaus. Se incorporó a ella en 1919 en Weimar, invitado por Walter Gropius, y ya en Dessau dio clases en ella hasta 1932.

Lyonel Feininger. Gelmeroda VIII, 1921. Whitney Museum of American Art, Nueva York. © Whitney Museum, N.Y.
Lyonel Feininger. Gelmeroda VIII, 1921. Whitney Museum of American Art, Nueva York. © Whitney Museum, N.Y.

Sus últimas dos décadas de vida Feininger las pasó en Estados Unidos, haciendo un camino de vuelta que siempre había evitado. Su marcha la provocó el doloroso ascenso del nazismo y la consideración de su arte como degenerado. En su país le recibieron con los brazos abiertos, concediéndole numerosos premios.

Hasta el 28 de mayo, la Fundación Juan March presenta su primera retrospectiva en nuestro país, un repaso a su trayectoria desde sus pioneros tebeos hasta sus pinturas. La transición fue gradual: en sus lienzos más tempranos podemos apreciar cómo la exageración de los caracteres de sus personajes y las escenas callejeras remitían a sus caricaturas. El gran salto vendría después: en obras abstractas en las que abandonó casi por completo la figura dando primacía a las líneas rectas y los planos de color fragmentados. Tras introducirse en la Bauhaus comenzó a elaborar xilografías en las que profundizó en esos juegos de planos fragmentados que ya había iniciado sobre lienzos.

Son cerca de cuatrocientas las piezas que reúne esta muestra, procedentes de colecciones privadas y públicas europeas y estadounidenses. Encontramos dibujos, obra gráfica, pinturas, fotografías y juguetes desarrollados según los mismos principios que el resto de su obra. Por ella transitan los escenarios de su vida, de París a Manhattan, pasando por sus temas preferidos, relacionados con la arquitectura urbana: puentes, torres, escenas callejeras. También fue aficionado Feininger a los paisajes marinos.

 

 

Lyonel Feininger (1871-1956)

FUNDACIÓN JUAN MARCH

C/ Castelló, 77

28006 Madrid

Del 17 de febrero al 28 de mayo de 2017

 

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