Los vitrales líquidos de Esther Pizarro

Presenta en Can Prunera la obra ganadora del cuarto Certamen Femenino de Instalaciones Artísticas

Palma de Mallorca,

Hace menos de tres meses os hablamos de Esther Pizarro con motivo de la presentación en la Galería Ponce + Robles de Madrid de su instalación “Mapas líquidos”, una cartografía marina de las redes invisibles por las que transitan nuestros datos alrededor del planeta. Ahora podemos contaros que esta artista madrileña, que ha presentado también individuales en el Espacio Kikekeller, el Museo de San Telmo, el Hospital Real de Granada, Casa Asia Barcelona y Matadero Madrid, ha resultado ganadora en la última edición, la cuarta, del Certamen Femenino de Instalaciones Artísticas convocado por Can Prunera y exhibe en este centro la obra que le dio el galardón: Vitrales Líquidos.

El concurso se convoca, desde 2014, coincidiendo con la celebración el 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer y tiene como objetivo favorecer la visibilidad de los proyectos de mujeres artistas, cediendo el espacio de la escalera de caracol del museo modernista para presentar trabajos específicos.

En Vitrales Líquidos, Pizarro nos propone una revisión de la funcionalidad y la iconografía del vidrio desde un planteamiento efímero e inmersivo, desde un juego de percepción. Una vidriera tridimensional que se repliega sobre sí misma, con sus colores puros e intensos, transforma el espacio helicoidal de esa escalera de Can Prunera, desplegándose sobre su hueco interior.

Por su adecuación completa al espacio donde se presenta y sus alusiones a la visualidad y sentido de las vitrinas históricas, este proyecto rompe parcialmente con la producción desarrollada por Pizarro hasta ahora, volcada en la proyección visual de la movilidad en las ciudades, la conectividad entre ellas, la datificación de los perfiles urbanos y las relaciones entre habitantes de las ciudades y naturaleza. Pero respecto a esos proyectos que ha desarrollado hasta ahora, el de Can Prunera sí  comparte con ellos su apelación al espectador y su carácter experiencial.

Esther Pizarro. Vitrales líquidos
Esther Pizarro. Vitrales líquidos

 

LA SEDE ENIGMÁTICA DE CAN PRUNERA

El Museo Can Prunera tiene su sede en uno de los edificios modernistas más significativos de Palma de Mallorca, junto al Gran Hotel, Can Forteza Rey y Can Casasayes. Sabemos que se construyó entre 1904 y 1911, pero su artífice se desconoce por el momento. Hay quien apunta al arquitecto catalán Joan Rubió y Bellver, que en aquella época se ocupaba de la fachada de la iglesia de San Bartolomé y del Banco de Sóller; otros que los responsables del edificio fueron albañiles locales. Sí podemos deducir que, por su magnificencia, el edificio parece manifestar el gusto de quienes emigraron a Francia o Puerto Rico desde Mallorca en el s XIX y al regresar pusieron de manifiesto en sus casas las riquezas obtenidas.

El centro cuenta con una muestra permanente de una treintena de obras del pintor mallorquín Juli Ramis y con una extensa colección de muñecas antiguas atesoradas por León López. Habitualmente dedica exposiciones temporales a creadores vinculados a Mallorca y, en paralelo a la centrada en el trabajo de Esther Pizarro, acoge desde el pasado 11 de marzo otra dedicada a paisajes de la tierra a cargo del citado Juli Ramis, Antoni Gelabert, Bartomeu Ferrà, Antoni Ribas, William E. Cook, Aligi Sassu, John Ulbricht y Angela Von Neumann, entre otros.

 

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