Lois Weinberger, estudios del antropoceno

Belvedere 21 presenta la muestra en la que trabajaba antes de su muerte

Viena,

Emergió en los noventa como voz preclara que propugnaba unos vínculos diferentes entre naturaleza y cultura y su práctica artística aúna, además, ecología y poesía.

Lois Weinberger falleció prematura e inesperadamente en abril del año pasado, mientras seleccionaba obras y escritos para la exposición que, hasta el próximo octubre, le dedica en Viena Belvedere 21: se llama “Basics” y consta de un centenar de piezas fechadas entre los setenta y la muerte del artista, la mayoría inéditas para el público.

Reflexionó sobre nuestros lazos con el medio ambiente antes de que estos fueran eje de debate social y ejerció una crítica abierta, que hoy muchos consideran temprana y visionaria, a las derivas consumistas de nuestro tiempo y a nuestro impacto profundo en el paisaje; de hecho, contemplar su producción equivale a plantearse cómo incide la geografía y el bagaje cultural de cada uno en sus acciones, qué circunstancias dan forma a nuestras vidas, cuáles son y serán las consecuencias de nuestro trato a la naturaleza y si esta y la citada cultura (alumbrada por el ser humano) son conceptos opuestos o más que conectados.

Antes que artista, Weinberger fue herrero, trabajador metalúrgico y actor; a la creación visual llegó en la etapa convulsa del 68 y sus primeros referentes, a la hora de gestar su propia producción conceptual, fueron el minimalismo, el land art, el grupo de Viena o el surrealismo. A medio camino entre el chamanismo irónico, el rigor intelectual y el lirismo, sus creaciones ilustran las limitaciones humanas y nos permiten experimentar que nuestro supuesto dominio de la naturaleza tiene mucho de ilusión; cuestiona el artista nuestros estándares éticos, situándonos frente a lo aparentemente marginal, no rentable y sin valor, y también subraya el lado sensual y atractivo del ciclo omnipresente de la vida y la muerte.

La muestra, extensa, ocupa la planta baja del Belvedere, sus galerías y el jardín de esculturas y cuenta con obras en papel, fotografías, esculturas y objetos, pinturas, dos vídeos y seis instalaciones al aire libre. No se ha planteado como una retrospectiva, aunque reúne trabajos fechados en varias décadas, sino como una presentación dinámica de su legado e inquietudes: encontraremos entre sus piezas conexiones cruzadas y correspondencias, hilos narrativos a seguir.

Como decíamos, Weinberger participó en su preparación hasta su muerte; con posterioridad hilvanaron el recorrido el comisario Severin Dünser y la compañera artística y de vida de este autor desde los noventa, Franziska Weinberger. El título de “Basics” fue elegido por el propio artista, porque la exposición alude a los conceptos básicos presentes en su trabajo: la relación del hombre con la naturaleza, la relatividad de nuestra existencia, el carácter muy subjetivo y parcial de los puntos de vista antropocéntricos… Situó, en definitiva, la naturaleza en el centro cuando esta aún era periferia y los diversos caminos trazados por sus meditaciones conforman una red poético-política tan atractiva como compleja de mapear.

Lois Weinberger, Green Man, 2004
Lois Weinberger. Green Man, 2004

Habremos de prestar atención al hombre verde, fusión humano-botánica recurrente en su obra, un arquetipo que puede interpretarse como deidad pagana del bosque, como duende silvestre o encarnación del lado indómito y oscuro de la naturaleza, antagonista de la luz de la revelación cristiana. El artista se autorretrató como tal, resumiendo en sí mismo los principales complejos temáticos de su obra y recordando la impermanencia de toda existencia. También puede verse en Viena la escultura aparentemente surrealista La Gomera, un arbusto con suelas de zapatos colgando de sus ramas (los productos hechos por el hombre parecen nacer de la planta como si fueran hojas o frutos) o la instalación Journey of Leaves, creada para la Bienal de Venecia de 2009. En ella, hojas, esquejes y algas se apilan en el centro de una cabaña de madera, en un bloque rectangular que se descompone lentamente, generando humus e ilustrando los ciclos de transformación vital a los que también nosotros estamos sujetos.

Lois Weinberger, Sculpture La Gomera, 2020
Lois Weinberger. Sculpture La Gomera, 2020

Otra instalación, Debris Field, investiga nuestra relación con el hogar a partir de innumerables objetos encontrados por Weinberger en la granja de sus padres en Stams, donde creció: traza aquí un sistema de referencias y símbolos de la vida cotidiana en el medio rural a partir de su propia vivencia. Este proyecto pudo verse en la Documenta de 2017, en Atenas y Kassel. La escultura Bishop, por su parte, se exhibe por vez primera y simboliza la piedad religiosa como elemento fundamental de la cultura en el campo, más allá de fronteras y diferencias culturales. En la performance Home Voodoo I, recreó, además, un ritual de purificación y liberación que fusiona mitologías y costumbres locales con prácticas del vudú, católicas y paganas en una ceremonia humorística.

Las zonas marginales y los terrenos abandonados también capturaron el interés del artista, que recolectó plantas silvestres que crecían en entornos urbanos y las cultivó en una parcela inutilizada, arrendada para tal fin, mientras otras plantas de tierras en barbecho las propagó por la ciudad; quería contribuir a desmantelar las fronteras de hábitats impuestas arbitrariamente.

Lois Weinberger. Bischof, 2003 – 2019
Lois Weinberger. Bischof, 2003 – 2019
Lois Weinberger. Home Voodoo I, 2004
Lois Weinberger. Home Voodoo I, 2004

 

 

“Lois Weinberger. Basics”

BELVEDERE 21

Arsenalstraße 1

Viena

Del 2 de julio al 24 de octubre de 2021

 

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