Lo imponderable de Tony Oursler

La suya es una de las tres instalaciones a gran escala que acogen las reorganizadas salas del MoMA

Nueva York,
Tony Oursler. Fotograma de Imponderable, 2015–2016. © 2016 Tony Oursler
Tony Oursler. Fotograma de Imponderable, 2015–2016. © 2016 Tony Oursler

Coincidiendo con la reciente reorganización de algunas de sus galerías, el MoMA neoyorquino ha aprovechado para exhibir en ellas tres instalaciones de formato monumental que rara vez podemos apreciar en todo su esplendor: Lovers (1994) de Teiji Furuhashi, The Ballad of Sexual Dependency (1979-2004) de Nan Goldin e Imponderable (2015-16) de Tony Oursler.

En esta última Oursler, artista multimedia que ha aprovechado las posibilidades de la tecnología y de la conjunción de disciplinas (vídeo, performance y escultura) para hablar con ironía de las relaciones humanas, nos propone una relectura alternativa de nuestro tiempo que ponga en entredicho esa convención de que tenemos toda información a nuestro alcance. Imponderable indaga en las intersecciones entre los avances tecnológicos desarrollados en los dos últimos siglos y fenómenos ocultos que hoy se resisten a nuestras explicaciones.

Se trata de un largometraje presentado al modo 5-D en cuya elaboración el artista se ha servido de su propio archivo de materiales efímeros relacionados con la magia, la pseudociencia, la fotografía de fenómenos espirituales, la telequinesis y diversas manifestaciones, ¿podemos llamarlas así?, de lo paranormal.

A partir de estos objetos, que prueban la importancia de atesorar un buen archivo y también de saber aprovechar sus posibilidades (ese archivo, por cierto, pudo verse en verano en una muestra del Center for Curatorial Studies del Bard College), Oursler ha logrado tejer una historia de la imagen virtual con implicaciones científicas, sociales y espirituales y enlazarla con la historia de su familia, fuente de la mayoría de estas piezas.

En Imponderable encontramos personajes como Arthur Conan Doyle, Harry Houdini o Mina “Margery” Crandon, Kim Gordon, Jim Fletcher, Keith Sanborn, y Constance DeJong, entre otros músicos y artistas, junto a miembros de la familia Oursler, compartiendo humor macabro, gusto por lo psicodélico, interés por lo místico y por la cultura popular. A través de sus relaciones asistimos al origen de los medios de comunicación en una obra que, aunque videográfica, remite constantemente al teatro y nos invita a reflexionar sobre la autenticidad de las imágenes y la vertiente irracional de creencias de ayer y de hoy.

Oursler pone de manifiesto que incluso las ideas más inverosímiles son susceptibles de ser creídas si nos las presentan mediante determinados mecanismos de seducción

El propio título del proyecto hace referencia a aquello que no puede determinarse con exactitud, y que por tanto puede ser objeto de especulación en múltiples direcciones. En la obra Oursler pone de manifiesto que incluso las ideas más inverosímiles son susceptibles de ser creídas si nos las presentan mediante determinados mecanismos de seducción (quizá podáis pensar en múltiples ejemplos recientes).

Es difícil resistirse a este giro narrativo del neoyorquino, que suma aquí un plus de juego e inquietud a la habitual complejidad de sus trabajos, que plantean asuntos densos, como la alienación social, la identidad en la etapa contemporánea o la manipulación mediática, con mecanismos atrayentes que enlazan lo físico y lo virtual – él dice que la tecnología puede ser cálida – y huyen de lo didáctico.

La exhibición ha sido comisariada por Stuart Comer, Conservador jefe, y Erica Papernik-Shimizu, Curadora Asistente del Departamento de Medios de Comunicación y Arte de Acción del MoMA.

 

Tony Oursler: Imponderable

MoMA. The Museum of Modern Art

11 West 53 Street, NY 10019, Nueva York

Hasta el 16 de abril de 2017

 

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