Es una figura fundamental del arte estadounidense desde los noventa, pero hasta ahora no había sido objeto de una retrospectiva en Nueva York.
El New Museum abrirá el próximo 8 de febrero “Raymond: Pettibon: A Pen of All Work”, como su título indica, un repaso al modo en que Pettibon ha narrado, con su propia y personal voz plástica, la mitología, la historia y las convulsiones de la sociedad norteamericana en las últimas tres décadas.
En sus dibujos, que intercalan texto e imagen y beben del cómic y la ilustración, Pettibon ha oscilado entre la reflexión histórica, el anhelo emocional, el ingenio poético y la crítica estridente hacia su entorno. Desde finales de los sesenta, ha realizado miles, en ocasiones articulados en enérgicas instalaciones que evocan, de forma tan contundente como conmovedora, los cambios de los valores imperantes en la sociedad de su país a lo largo de todo este tiempo, desde la etapa idealista de posguerra en la que el artista nació hasta el colapso de la contracultura estadounidense en los setenta y los ochenta y los dolorosos conflictos militares y sociales del presente.
La exhibición que le dedica el New Museum ocupará los tres pisos principales del centro, será la más amplia que se le ha brindado hasta la fecha y contará con setecientos dibujos de todas sus etapas, además de libros de artista y varios videos realizados en colaboración con otros artistas y con músicos amigos. Se dispondrán en un montaje inmersivo que nos ayudará a penetrar en la personalidad e intereses de uno de los creadores estadounidenses vivos más originales.
En sus comienzos Pettibon llamó la atención de crítica y público por sus diseños de anuncios publicitarios y por sus portadas de discos punk, género floreciente en la década de los ochenta en Los Ángeles: os sonarán sus caratulas para Minutemen, Sonic Youth o Black Flag, grupo del que su hermano era guitarrista.
Su trabajo se identificó con un estilo visual impetuoso e iconoclasta que tuvo una gran influencia en toda una generación de creadores descontentos y que en cierta medida compartió con artistas californianos que, como él, abordaron en sus obras la disolución del idealismo americano partiendo de fragmentos de su propia cultura visual.
La intersección de dibujo y escritura fue también un rasgo fundamental de la obra de Pettibon desde los inicios de su trayectoria y la base de su posterior contacto con formas culturales alejadas entonces de la plástica tradicional: cine, literatura, cómics, televisión… Dota así a sus trabajos de un carácter narrativo, más acentuado incluso que el de los cómics o dibujos animados: a veces se trata de textos propios, otras veces son copiados, y los utiliza como bocadillos, leyendas explicativas o anotaciones dispersas, como sentencias triviales o muy profundas. Su relación con el dibujo es de absoluta dependencia.
El universo Pettibon está poblado por fantasmas del pasado americano, desde Charles Manson a Reagan pasando por Superman y Gumby, pero también de su propio pasado familiar: es habitual que insinúe en su trabajo narraciones de su historia personal. Con esa imaginería tan original como propia de su país no ha buscado configurar un estilo elevado, al modo de los creadores Pop, sino poner su grano de arena al desbaratamiento de las fronteras entre la alta y la baja cultura. Sin implicaciones emocionales ni compromiso político, ha manejado también frecuentemente escenas de violencia (armas, puños gángsteres), simplemente porque le parecían visualmente interesantes.
Salvo en los casos en que recurre al blanco y negro, Pettibon efectúa un uso expresivo del color, la línea y el gesto para intentar provocar en el espectador estados emocionales complejos. E independientemente de la técnica abordada; pinte escenas de surf o beisbol, bélicas o familiares, o canalice las voces de John Ruskin, Henry James o Allen Ginsberg, ha pretendido sugerir perspectivas personales y universales sobre la experiencia cultural compartida de los estadounidenses.
Tras su paso por Nueva York, podremos ver esta antológica de Pettibon en Europa: del 1 de junio al 30 de octubre, en el Bonnefantenmuseum de Maastricht.
Raymond Pettibon. A Pen of All Work
235 Bowery New York
10002 Estados Unidos
Del 8 de agosto al 9 de abril de 2017
