En Austria, la entrada en el nuevo curso viene marcada por la irrupción en Linz de los proyectos más innovadores desarrollados en el campo del arte electrónico, de la mano de una feria, ARS ELECTRONICA, que ya se ha consolidado como una de las citas más prestigiosas, sino la más, entre las centradas en los vínculos entre creación y tecnología en Europa. Este año se celebra entre los días 6 y 10 de septiembre y se centrará en las posibilidades estéticas y significativas de los fallos informáticos: su lema será “ERROR. The Art of Imperfection”.
Hasta allí llegará, como colección invitada, un fondo que conocen bien los asiduos a ARCOmadrid: en Linz se presentará la Colección BEEP de Arte Electrónico, que comenzó a gestarse hace casi trece años y que en este tiempo ha recogido piezas dedicadas a las intersecciones entre la ciencia, la tecnología y la creación artística.
Es, sin ninguna duda, el mayor acervo privado dedicado al arte electrónico con el que contamos en nuestro país y habitualmente se guarda en las oficinas de la empresa Ticnova en la localidad tarraconense de Reus. Allí, la posibilidad de contemplar las piezas es limitada (se organizan visitas puntuales), pero casi todas han podido verse, hasta el pasado mes de marzo, en el Museu Salvador Vilaseca de esa ciudad, en el marco de una exposición temporal que comisariaron Roberta Bosco y Stefano Caldana y que puso de relieve las posibilidades interactivas y digitales de esas obras en concreto, y del arte digital en general. También nos permitió comprobar la extensa variedad de corrientes creativas surgidas a partir del tronco común de las nuevas tecnologías en las últimas cuatro décadas (net art, arte interactivo, arte sonoro, robótica, bioarte…) y contemplar proyectos realmente pioneros a cargo de Evru, Waldo Balart, Luis Lugán, Daniel Canogar, Lozano-Hemmer, Christa Sommerer & Laurent Mignonneau y Charles Sandinson.
El espectador, en la mayoría de los casos, no es un mero contemplador, sino parte integrante e indispensable de las obras desde su mismo planteamiento. En otros casos, el aspecto estético de estos trabajos derivaba completamente de factores externos, como la luz, el sonido o el flujo de datos en las tuberías de Internet, y un último grupo de obras rompía con nuestra habitual concepción del arte electrónico como creación dinámica per se: lienzos, documentos y litografías ofrecen resultados estáticos, pero no por ello necesariamente menos interactivos. Aquella muestra, titulada “Aproximaciones creativas”, nos permitía comprobar también cómo la poesía, el lirismo, no son incompatibles con pantallas y cables.
En Linz serán cuatro los proyectos de la Colección BEEP en exponerse al público. Se trata de la instalación Tycho; Test One, de Paul Friedlander; de la animación de Daniel Canogar Gust, de Try Not To Think So Much, de Eugenio Ampudia, la última obra en recibir el Premio ARCOmadrid/BEEP de Arte Electrónico, y de la pieza que obtuvo este galardón en 2010: The perpetual Storytelling Apparatus, de Julius Von Bismarck y Benjamin Maus.
Friedlander produjo Tycho; Test One en los laboratorios de Eurecat, un centro catalán dedicado a la investigación en comunicación y nuevas tecnologías, tras resultar seleccionado en el Programa ATA para la creación y formación artística con tecnologías avanzadas que convocan la Colección BEEP y la New Art Foundation.
En ARS ELECTRONICA se exhibe al público por vez primera: se trata de una instalación que recoge toda la metodología de registro necesaria para que, en el futuro, cualquier pieza de naturaleza tecnológica pueda reinstalarse, de modo que se preserve para las generaciones futuras y pueda también coleccionarse. El artista, licenciado en física y matemáticas y con una extensa trayectoria expositiva, inició ya esta línea de trabajo en Spining Cosmos, un proyecto que pudo verse el año pasado en Roma, en el marco de ART FUTURA.
La obra de Canogar es una animación generativa que reacciona, en tiempo real, a la dirección y la intensidad del viento en Madrid (os será familiar si visitasteis su reciente muestra en Alcalá 31). Pertenece a su serie Echo, formada por piezas llevadas a cabo con LEDs flexibles que permiten dar lugar a pantallas curvadas, pantallas que Canogar no concibe ya como ventanas a lo real, sino como esculturas que iluminan el entorno donde se exhiben y dialogan con él.
El proyecto de Ampudia, como la mayor parte de su producción, busca reforzar su noción del arte como medio para comunicarse, aunque lo haga, en este caso, sorteando la paradoja del ruido, entendido este como interferencia en ese proceso de entablar conversación. Alude el artista al carácter endogámico y ensimismado que atribuye a la comunicación en la esfera artística mientras ofrece discursos, que, en la teoría, buscan acercar la creación al espectador medio.
Y, por último, The perpetual Storytelling Apparatus, la pieza más temprana entre las presentes (data de 2008), es una obra capaz de generar otras infinitas. Hablamos de un artefacto que cuenta una historia parcialmente aleatoria a partir de dibujos tomados del Archivo de Patentes de Estados Unidos y hallados en Internet, palabras claves mediante y en tiempo real. El resultado es un infinito cadáver exquisito susceptible de ser troceado.
Si vais a acudir a esta muestra sabed que el director de la Colección BEEP, Vicente Matallana, participará en Linz en dos mesas redondas, los días 8 y 9 de septiembre, sobre el mercado y la conservación del arte tecnológico. Y un día antes, el propio Matallana, junto a Christl Baur, comisario de Gallery Spaces de Ars Electronica, ofrecerá una visita guiada por las piezas de estos fondos en ARS ELECTRONICA.
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