La Ciudad Invisible

La pieza de Javier de Juan se proyecta en Tabacalera

Madrid,

El movimiento es la vida del espacio. El espacio vacío no existe, entonces no hay espacio sin movimiento ni movimiento sin espacio. Todo movimiento es un eterno cambio entre condensar y soltar, entre la creación de nudos de concentración y unificación de fuerza al condensar y de la creación de torsiones en el proceso de sujetar soltar. Estabilidad y movilidad alternan sin fin.

Lo dijo el filósofo, coreógrafo y arquitecto Rudolf von Laban, reflexionando sobre la trascendencia, individual y social, de alcanzar a comprender a fondo las implicaciones del movimiento humano en el espacio.

Javier de Juan. La Ciudad Invisible
Javier de Juan. La Ciudad Invisible

Con esa intención, el artista Javier de Juan ha investigado durante siete años la síntesis del movimiento en colaboración con productoras de animación en España, en Estados Unidos, Holanda y Egipto tratando de representar acciones cotidianas de personajes representativos de la vida urbana actual en cuyos ritmos y cadencias, mostrados con precisión, casi todos podamos reconocernos. Ha partido de la idea de que el movimiento es el acto que nos permite ser conscientes de la existencia del espacio y nos liga, a su vez, a un tiempo determinado, de ahí que un movimiento limpio en el espacio vacío lleve implícita la pregunta sobre dónde tiene lugar.

UNA DANZA URBANA

El proyecto lleva por nombre La Ciudad Invisible, porque precisamente el medio urbano se hace presente en la pieza a través de los fondos blancos y el citado ritmo, o su ausencia, hacen visible lo invisible. No ha incorporado De Juan referencias concretas a ciudades determinadas por su afán de minimalismo y también de universalidad: el carácter de evocación simbólica y abierta de la pieza alude a la globalización de los comportamientos de los urbanitas, a nuestro común lenguaje.

Inmersos en una especie de danza teatral, los espectadores reflexionaremos sobre nuestra participación en el entramado urbano y sobre las posibilidades de cambio, mejora y reconstrucción que éste nos ofrece, porque, al hacernos visible el transcurso del tiempo de forma pausada, la obra favorece el repaso concentrado de nuestro día a día.

La Ciudad Invisible, lenta, bella y austera, está elaborada con un software específico pensado para la captura del movimiento y basado en acelerómetros y giroscopios. Participaron en esta obra una veintena de actrices y actores especializados en expresión corporal y dirigidos por De Juan, además de un equipo de modeladores que diseñó los personajes a los que se aplicarían los movimientos previamente capturados.

Se pulieron los gestos de las caras y los movimientos de sus manos y, posteriormente, se los iluminó con suavidad, no para buscar efectos escénicos, sino con el fin de garantizar el mayor rendimiento visual posible del movimiento en toda su pureza.

Gracias al render a línea logrado con sistemas mecánicos, la imagen podría ser proyectada sobre superficies diversas de cualquier tamaño.

Podríamos relacionar La Ciudad Invisible con el cine: el empleo del lenguaje de este medio como herramienta no pictórica incide en la buscada sensación de secuencialidad: cada plano, cada fragmento, representa una manera distinta de existir en la ciudad.

El interés de Javier de Juan por el medio urbano no es nuevo: estudió arquitectura y en sus trabajos anteriores, fuesen pinturas, instalaciones, dibujos, videos o grabados ya investigó en el movimiento propio de las ciudades y en las tipologías humanas nacidas en ella.

Figura representativa de la Nueva Figuración Española, es autor de la revista Madriz y en los últimos años ha indagado en el movimiento como medidor de tiempo en sí mismo y como elemento descriptivo capaz de evocar un entorno sin verlo.

¿Queréis ver La Ciudad Invisible? Pasaos por la fachada de Tabacalera en la Glorieta de Embajadores del 13 al 17 de febrero, de 19:00 a 24:00 horas.

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