Al artista asturiano Javier Riera lo conocemos fundamentalmente por sus fotografías analógicas de paisajes y malezas en las que proyecciones lumínicas crean formas geométricas. Se sirve de la cámara para registrar esos momentos efímeros, pero rechaza intervenir los resultados en el ordenador para acercarse a los propósitos de documentar visualmente lo sucedido de los artistas del Land Art y también para que podamos considerar su trabajo como el fruto de una intervención en la naturaleza, en un espacio y un tiempo concretos, y no como una fotografía autónoma y con propósitos más estéticos que vinculados a la difusión de una experiencia.
La combinación de geometría y naturaleza, de forma recta y formas orgánicas, permite en la producción de Riera visiones sugerentes sobre nuestras posibilidades de generar significados desde la alteración sostenible del paisaje y también sobre nuestras posibilidades perceptivas hacia terrenos que trasciendan los cotidianos: propone el artista una aproximación hacia lo oculto, hacia las cualidades poéticas de los espacios que suelen pasarnos desapercibidas. Sus geometrías, que evocan a veces a Palazuelo, son sutiles y enmarcan espacios de misterio, porque de él parecen emerger.
En obras recientes, Riera se ha servido de la decimonónica técnica de la cianotipia para continuar mostrándonos enigmas en la naturaleza, sombras errantes que remiten a los rayogramas de Man Ray y al recurso al azar de los surrealistas. La bicromía hace que en ocasiones parezca que nos encontramos ante imágenes invertidas en negativo, descontextualizadas, casi fantasmales; representaciones de un tránsito entre la inexistencia y la materialización por emerger sus formas y su luz de la oscuridad.
Algunas de esas cianotipias, junto a pinturas y diapositivas, se exhiben desde mañana, 3 de junio, en la Galería Adora Calvo de Salamanca, en el marco de la muestra “Impermanencias”, que se completa además con intervenciones de Riera en el propio espacio de la sala.
De nuevo demostrará que es posible sugerir, a través de las dos dimensiones, la cualidad evanescente de la luz, el tránsito que forma parte de su esencia. Tomando como punto de partida el proceso de positivado fotográfico, las obras que aquí veremos nos trasladarán a espacios suspendidos, esos que se generan cuando las imágenes no están fijadas a ningún soporte, sino a medio camino entre el negativo y el positivado último. Entre el ser y el no ser.
Se nos proponen como visiones de un estado intermedio, independientes de toda superficie que les conceda materialidad pero dependientes de la luz: el encontrarse o no iluminadas causará que sus fluidos emerjan, con un sentido casi barroco de sensualidad y claroscuro, o que sean invisibles a nuestros ojos.
“Javier Riera. Impermanencias”
c/ Arco, 11
37002 Salamanca
Desde el 3 de junio de 2017
