Baselitz, ochenta años de héroes caídos

La Fundación Beyeler, Kunstmuseum Basel y la Pinakothek der Moderne celebran su aniversario con muestras paralelas

Basilea y Múnich,
Georg Baselitz. Finger painting-Eagle, 1972
Georg Baselitz. Finger painting-Eagle, 1972

El año pasado, el Guggenheim Bilbao mostraba una de las series fundamentales de Georg Baselitz, Los Héroes, junto a la que creó a partir de aquella cincuenta años después, Remix: a través de ambas podíamos hacernos una idea del interés profundo de este artista por adentrarse en el impacto, no solo económico, histórico o cultural, sino sobre todo íntimo, personal y familiar, de la devastación causada por la II Guerra Mundial.

Los héroes que daban nombre a aquella serie vestían uniformes militares, pero hechos jirones, y su actitud era vulnerable y resignada. Con ellos recordaba el artista en los sesenta, cuando él solo rondaba los treinta, que al margen del bienvenido milagro económico aún quedaban secuelas incómodas bajo la superficie.

El pasado 23 de enero, Baselitz cumplió los ochenta y han querido recordar su aniversario la Fundación Beyeler de Basilea, que le dedica una antología que recoge pinturas y esculturas; el Kunstmuseum Basel, que repasa su obra en papel, y la Pinakothek der Moderne de Múnich, que dedica una muestra a su obra gráfica.

La primera ha sido organizada en estrecha colaboración con el artista y recoge trabajos de todas sus etapas, seleccionados desde el afán de subrayar la conjunción en su obra de imaginación y denuncia. También su vocación universal, porque Baselitz es, si lo pensamos, uno de los escasos autores contemporáneos cuya pintura se encuentra profundamente arraigada, por historia y por representación, en el contexto europeo y en el norteamericano.

Repasando obras de series variadas realizadas a lo largo de seis décadas apreciaremos el vasto repertorio de su iconografía y sus recursos estilísticos y los significados ambivalentes y complejos que les concedió. Podemos entender el cosmos creativo de Baselitz como un salón de espejos en el que el contenido propio, el recuerdo y la imaginación se entretejen con tradiciones de la historia del arte cuidadosamente asimiladas para generar un corpus de una originalidad radical.

No faltan en Basilea obras fundamentales de los sesenta, como algunas de la citada serie Héroes y también de Fracture, y ejemplos varios de las pinturas invertidas con las que asociamos su trabajo de los setenta y ochenta. También exhibe la Fundación Beyeler esculturas en madera de gran formato, entre ellas la primera que llevó a cabo: se trata de Modelo para una escultura, la presentó en 1980 en la Bienal de Venecia y ponía de relieve el crudo tratamiento dado por Baselitz a los materiales y su alejamiento respecto a cualquier estilo definido. Pero sí por algo suscitó atenciones y levantó controversias fue por su brazo en alto (él aseguró que no había segundas lecturas).

También forman parte de esta retrospectiva algunas pinturas de la serie Remix, que pudo verse el año pasado en Bilbao, y obras de los últimos años: en total, ochenta pinturas y una decena de esculturas datadas desde 1959 hasta la actualidad y cedidas por importantes colecciones europeas y norteamericanas. Con posterioridad y con algún cambio, esta antología viajará al Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington.

Georg Baselitz. Kopf, 1981. Kunstmuseum Basel
Georg Baselitz. Kopf, 1981. Kunstmuseum Basel

Quienes acudan a Basilea para no perderse esta antología, no pueden faltar tampoco al repaso de su obra en papel que realiza el Kunstmuseum Basel. Presenta un centenar de dibujos de gran formato y realizados en color: trabajos que prueban su constante compromiso con la experimentación en este medio durante su carrera.

En los primeros asistimos al debate interno de un artista deseoso de romper tanto con la tradición como con las tendencias dominantes de su tiempo, y conforme avanzamos en el recorrido descubrimos su tratamiento exhaustivo de temas muy presentes en sus pinturas y alusivos a la historia reciente de su país: héroes, águilas…

Georg Baselitz. Kopf, 1961. © Georg Baselitz 2017
Georg Baselitz. Kopf, 1961. © Georg Baselitz 2017

Como hizo igualmente con su producción pictórica, puso sus dibujos al revés desde 1969, atrayendo la atención del observador hacia la forma y el color y no tanto hacia la materia, aunque no dejara de lado la figuración. En sus papeles de la última década, Baselitz ha optado por revisarse a sí mismo, corregir e introducir variaciones en sus series pasadas. Si algo subrayan estas obras es que, en sus procesos de trabajo, la autorreflexión sesuda y la libertad relajada van en él de la mano.

Por último, la Pinakothek der Moderne de Múnich se une al cumpleaños del alemán exhibiendo su obra gráfica. Este centro cuenta con cerca de 1.100 grabados y dibujos suyos datados desde los cincuenta (en el caso de grabados en madera radicalmente expresivos) hasta la actualidad (en los más recientes, predominan los grandes formatos y el tratamiento sensible del color, casi lírico).

Esta exhibición, además de al propio Baselitz, quiere rendir homenaje a uno de sus mayores mecenas: el duque Francisco de Baviera, que fue uno de sus primeros coleccionistas y se ha mantenido siempre cerca de él –prácticamente comparten generación–. Gracias, precisamente, a sus donaciones, la Pinakothek cuenta con sus cuantiosos fondos del artista, una colección que periódicamente continúa ampliándose.

Las exposiciones de Basilea pueden visitarse, ambas, hasta el 29 de abril; la de la Pinakothek der Moderne finaliza mucho antes, el 18 de febrero.

 

 

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