Escapadas de primavera: diez pueblos preciosos que han escapado a las listas

22/05/2018

Siempre habrá (y menos mal) pueblos y paisajes bonitos que escapen a listas turísticas y que deparen sorpresas a los que buscan rincones solitarios, o al menos no demasiado trillados. Os proponemos una decena de destinos así para próximas escapadas; localidades pequeñas, monumentales o bellas, y con preciosos entornos naturales. Son nuestras sugerencias; nos gustará mucho recibir las vuestras, comentad libres al final del texto:

ORBANEJA DEL CASTILLO, BURGOS

En el valle de Sedano, donde veraneaba Delibes, y muy próximo a la zona cántabra de Valderredible y sus ermitas rupestres, encontramos este pueblo que no alcanza el medio centenar de vecinos y destaca por el arroyo que atraviesa la población, en cascada entre las casas, para desembocar en el Ebro. Ese arroyo parte de una cueva, llamada del Agua, amada por los geólogos; el paisaje del lugar, imponente, es de origen kárstico y no lejos queda la Cueva del Azar, que guarda arte rupestre. Las condiciones de la zona han creado un microclima propicio a truchas, martines pescadores o garzas reales.

Como indica su nombre, Orbaneja tuvo castillo; además, los Reyes Católicos le concedieron el título de Villa y los templarios levantaron aquí un hospital, el de San Albín. La primavera es una estación estupenda para visitarla, porque el caudal del arroyo está en su mejor momento.

Orbaneja del Castillo, Burgos
Orbaneja del Castillo, Burgos

TÁMARA DE CAMPOS, PALENCIA

En la comarca de Tierra de Campos, en el centro de la provincia de Palencia, sorprende a cualquier visitante un pueblo que hoy solo cuenta con setenta habitantes que divisan cada día la gran iglesia de san Hipólito el Real, el Hospital de san Juan de Jerusalén, el monasterio de san Miguel, arcos y casas nobles.

Este lugar, de origen romano, vivió su etapa de esplendor durante el reinado de Fernando I. El hospital de san Juan de Jerusalén se fundó a fines del siglo XII o principios del XIII, dada la cercanía del pueblo con el Camino de Santiago, y la iglesia de san Hipólito, gótica, es del siglo XIV y fue de patronato real; el uno y la otra motivaron la importancia de la villa en la Edad Media. Se conservan solo dos arcos de la que fue su muralla (el del Caño y el de san Miguel) y también dos fuentes renacentistas que mantienen su función.

Como curiosidad, sabed que en Támara nació Sinesio Delgado, el fundador de la SGAE.

Interior de la iglesia de san Hipólito. Támara de Campos, Palencia
Interior de la iglesia de san Hipólito. Támara de Campos, Palencia

TURÉGANO, SEGOVIA

Si alguno solo asocia este pueblo a Lucía Bosé, haga el favor de ir a visitar su castillo, con orígenes celtibéricos. Entre sus restos encontramos los de la nave central de la iglesia románica de san Miguel y capiteles historiados o con ornamentación vegetal; en su aspecto actual, la fortaleza se remonta al siglo XV, cuando fue reformada por el obispo de Segovia Arias Dávila. En sus mazmorras estuvo preso Antonio Pérez, el secretario de Felipe II acusado del asesinato de Escobedo, y la torre del homenaje se restauró hace un par de décadas.

Ya antes, en 1425, Juan II había establecido en este pueblo la Cancillería y la Audiencia de Castilla. Merece la pena visitar su barrio de Santiago (la antigua judería), la Plaza Mayor y sus casas solariegas (también los cercanos pueblos de Sepúlveda y Pedraza).

Castillo de Turégano, Segovia
Castillo de Turégano, Segovia

MAJAELRAYO, GUADALAJARA

A los pies del pico Ocejón, Majaelrayo es uno de los pueblos más representativos de la arquitectura negra en la sierra de Guadalajara. Tiene algo más de cincuenta vecinos (últimamente ha ganado algunos) y nos gusta tanto por el buen mantenimiento de sus casas de pizarra y el respeto al material en las nuevas construcciones, como por su paz (gallinas y patos campan a sus anchas, solo amenazados por los gatos), sus fuentes tradicionales de agua muy fina y su paisaje; si sois aficionados al montañismo, desde allí podéis ascender al propio Ocejón entre jaras y divisar o subir al resto de picos que sitian el pueblo: el Atalaya, el Campachuelo, el Collado de San Pedro, las Cabañuelas y el Cabeza del Rocín.

Majaelrayo, Guadalajara
Majaelrayo, Guadalajara

ALCARAZ, ALBACETE

Entre nosotros, una imagen se nos quedó grabada en este pueblo hace ya muchos años: la de una anciana de negro tejiendo en la puerta de su casa, junto a un gato negro también, en una cuesta de casas del color de la tierra.

Alcaraz, en la sierra con la que comparte nombre, destaca por su Plaza Mayor del siglo XVI, donde vemos las magníficas torres de la Trinidad y del Tardón, tres lonjas (la del Corregidor, la del Ayuntamiento y la de la Regatería), el Arco de la Zapatería y la Casa de la Carnicería. Y aún una sorpresa más: la capilla de san Sebastián de Vandelvira, el arquitecto al que tanto deben Úbeda y Baeza, que pudo nacer aquí. Fijaos en su portada manierista.

Quedan pocos restos de su castillo, pero sí podemos acercarnos desde aquí a la microrreserva natural del Paraje de los Batanes, con cascada y cuevas con pinturas rupestres neolíticas.

Plaza Mayor de Alcaraz, Albacete
Plaza Mayor de Alcaraz, Albacete

TORRECILLA EN CAMEROS, LA RIOJA

Si nos acordamos de Alcaraz por aquella anciana de luto, en Torrecilla en Cameros pensamos por el fluir sonoro del río Iregua a su paso por este pueblo, en plena sierra de Cameros (paisaje idílico, sin exagerar). Os sugerimos recorrer de lado a lado su puente medieval, visitar la iglesia renacentista de san Martín y la cercana basílica de la Virgen de Tómalos o la románica de san Pedro.

En este buen lugar nació Sagasta.

Torrecilla en Cameros, La Rioja
Torrecilla en Cameros, La Rioja

ALCÁNTARA, CÁCERES

Cerquísima de Portugal y en uno de los parajes más bonitos que recorre el Tajo, queda Alcántara, y sus casas y palacios dan fe de la importancia de la Orden de este nombre, que con los Reyes Católicos se incorporó a la corona siendo Fernando de Aragón su maestre vitalicio.

Además del puente romano, prodigio ingenieril del s. II d.C, merece la pena conocer la iglesia románica de santa María de Almocóvar y el conjunto conventual de san Benito, cuya construcción aprobaron los mismos Reyes Católicos en 1495. Lo más destacado en él es el claustro gótico y la fachada renacentista. Los amantes del teatro clásico, meditad acudir al Festival que aquí se celebra en agosto.

Puente de Alcántara, Cáceres
Puente de Alcántara, Cáceres

LA IRUELA, JAÉN

Uno de los pueblos más bonitos de la sierra de Cazorla es La Iruela, con su castillo de origen almohade y su iglesia renacentista de santo Domingo, que mandó construir Francisco de los Cobos, del que ya os hemos hablado por aquí. Resultó muy dañada en la Guerra de la Independencia y ha sido varias veces restaurada.

Merece la pena recorrer sus calles sin perder de vista el paisaje: los mares de olivos y cortijos que nos enseña, con vista panorámica, el Mirador del Cerrico.

La Iruela, Jaén
La Iruela, Jaén

O CEBREIRO, LUGO

El primer pueblo gallego que encuentran los peregrinos del Camino de Santiago (el francés tradicional) tiene como gran atractivo su paisaje: el de la sierra de Os Ancares, donde nace el río Navia. Pero también es todo un placer recorrer sus pallozas y adentrarse en la iglesia prerrománica de santa María, que cuenta con un cáliz del siglo XII.

Palloza en O Cebreiro, Lugo
Palloza en O Cebreiro, Lugo

CARMONA, CANTABRIA

Es una opción estupenda para quienes huyen de la masificación: mientras esperamos a poder caminar por Santillana del Mar sin pisarnos, podemos acercarnos a la Carmona del norte, un pequeño pueblo perteneciente a Cabuérniga, situado entre los valles muy verdes del Saja y el Nansa, donde se ha cuidado con mimo la arquitectura tradicional. Se conservan también casonas barrocas interesantes, a veces con balcones repletos de flores.

Un buen lugar desde donde contemplar el conjunto es el Mirador de la Asomada del Rivero.

Carmona, Cantabria
Carmona, Cantabria

 

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