Acaba de comenzar el verano, pero la actividad cultural en CentroCentro no relaja su ritmo: hoy se han inaugurado tres nuevas muestras, hace poco más de una semana este espacio presentaba “Cuerpo conjugado” de Miguel Benlloch y también, en estos últimos días de junio, comienzan en el Palacio de Cibeles el VI Festival Internacional Los Nocturnos, un nuevo capítulo del ciclo de performances Frecuencia Singular Plural, a cargo de María Salgado, y el programa Cibeles de cine.
Hoy hablaremos de esas tres exposiciones que podrán visitarse en las plantas tercera, cuarta y quinta de este espacio a partir de mañana; propuestas muy distintas entre sí: dos de ellas, las de Aimée Zito Lema y Eva Fàbregas, tienen en común sus referencias al cuerpo y la memoria desde perspectivas muy diferentes y la última corresponde al primer episodio de CoCo Adultos, iniciativa de comisariado colaborativo que hasta ahora CentroCentro había desarrollado con niños.
La exhibición dedicada a Zito Lema, que forma parte de la programación de PHotoESPAÑA, lleva por título “La superficie de una imagen”, ha sido comisariada por Soledad Gutiérrez, directora de CentroCentro, y recoge proyectos nuevos en diálogo con otros anteriores, realizados en los últimos tres años. Para plantear los recientes, esta joven artista holandesa ha trabajado a partir de fotografías de archivo, y halladas en libros, relativas a manifestaciones en el Madrid de los treinta en colaboración con estudiantes del Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual que se imparte en el Museo Reina Sofía.
Nos propone en unos y otros casos, a través de procesos colaborativos desarrollados sin ideas preconcebidas, subrayar los lazos esenciales, orgánicos, entre el pasado y el hoy y las múltiples capas de significado y de piel que una imagen puede contener; también cuestionar nuestra noción de temporalidad, incidir en todo lo que nuestros gestos tienen de heredado y, por analogía con el cuerpo humano, en la memoria que igualmente cobija el papel.
Hija de un exiliado durante la dictadura argentina, la artista ha buscado estrechar lazos entre aquel régimen, el franquismo y la memoria de ambos desde el presente en esta muestra. Tomó aquellas imágenes de protestas madrileñas y organizó un taller con alumnos de ese Máster para abordar cuál es su relación con los episodios recientes de la historia de España, sobre todo con la dictadura. Tras explorar esas huellas, en un ejercicio de conexión íntima con aquel pasado a través de la fotografía como herramienta de memoria, los participantes pintaron su piel con pintura blanca y negra para dejar después sus propios rastros en esos documentos de un pasado colectivo que es también el suyo. Ese proceso se documentó en un vídeo, presente en la exposición, y también dio lugar a serigrafías de las mismas huellas y a capturas del mismo vídeo convertidas, a su vez, en vestigios del taller.
Además, partiendo de imágenes de las Madres de la Plaza de Mayo, presenta Zito Lema su secuencia A Score for Mother and Child, sobre la memoria transmitida en herencia a través del cuerpo, y sobre cómo estos interfieren en la construcción de relatos. Como decíamos, vincula también las historias que sostiene nuestra fisicidad con las que posee el papel, como soporte (documental) de la realidad histórica: esa es la idea base de piletas en las que encontramos imágenes que se convertirán en pulpa para generar nuevo papel o que son ya papeles rotos; pone de relieve la holandesa que, como cuerpos y memorias, las imágenes también se construyen y deconstruyen; estas, en concreto, probablemente se habrán desintegrado cuando su muestra finalice.
Ese doble carácter del papel, como soporte de la fotografía histórica (y de la memoria) y como material con nexos directos con el cuerpo, vuelve Zito a ponerlo de relieve en un vídeo realizado en colaboración con una restauradora en el que se hace patente que, por más que una hoja sea intervenida para su conservación, guarda memoria al ponerse en agua, y en las imágenes de asesinados en la dictadura argentina que cobran forma fisionómica, de modo que el cuerpo se hace molde de fotos y del papel de forma directa.
Por su parte, la exhibición dedicada a Eva Fàbregas, “Gut Feeling”, clausura el ciclo Mirror Becomes a Razor When It´s Broken, comisariado por Sonía Fernández Pan y centrado en el objeto y la materia, que ya ha dejado en CentroCentro exposiciones de Lúa Coderch, Rubén Grilo y Josu Bilbao.
Fàbregas ha buscado justamente, en los tres proyectos expuestos en otras tantas salas que componen esta muestra, plantear las relaciones entre humanos y objetos desde enfoques muy abiertos (y un punto festivos), en relación con el sonido, con el diseño industrial, con las propias arquitecturas de CentroCentro e incluso con nuestros físicos e íntimos vínculos con prótesis o férulas.
Precisamente una gigante nos da la bienvenida, contrastando su dureza, en pareja casi erótica, con una deshecha encía cuya base es la espuma de afeitar (de un rosa puro que quiere contraponerse con la cromofobia en ciertos caminos de la historia del arte). Su uso genera costumbre en el tiempo e incluso bucal nostalgia: es quizá uno de esos objetos que, de manera más evidente, han terminado por convertirse en nuestros miembros.
En la siguiente sala encontraremos un, también cromáticamente vivo, hinchable nacido de las reflexiones de Fàbregas sobre el valor háptico del sonido, sobre las posibilidades de experimentarlo con la piel y los órganos y no solo con el oído. Tras visitar en Londres un estudio de heavy, entendió la artista que la música podía ser percibida también en las tripas, o incluso tocando las paredes, y ha buscado trasladar esas sensaciones a una escultura viva. En paralelo, estaba escuchando al grupo jamaicano Equiknoxx, y decidió que los suyos serían los ritmos que sus esculturas quisieran bailar, así que les pidió una composición específica; cuando no escuchemos nada en este espacio, será una secuencia inaudible al oído humano la que haga respirar a esta pieza.
Cierran la exposición obras de nueva producción: recreaciones de prótesis que forman parte de nuestros cuerpos y los rehacen de modo que su pérdida supone, casi, una amputación.
Por último, “Código abierto”, la tercera de las exhibiciones que hoy presenta CentroCentro dentro de su mencionado programa de comisariado colaborativo, es el fruto de siete meses de trabajo del equipo de este espacio con colectivos de adultos con discapacidad intelectual: la Fundación Carlos Martín y la Fundación ADEMO.
Se les dio a los participantes una pregunta detonante, la de qué es la comunicación, y a partir de ella vertebraron diversos mensajes reivindicativos en cinco capítulos que hablan, ante todo, de inclusión, de la necesidad de cuidados y empatía y del deseo de autonomía, de ocio y de un trabajo en el que sentirse seguros.
Así, han diseñado gafas y cascos que transforman la mirada; han creado dispositivos para viajar solos en metro, ejemplos de definiciones adaptadas a un lenguaje accesible, una máquina para la comunicación antiprejuicios que permite escuchar sin ver o retratos semicubiertos con franjas de espejo que nos permiten fusionarnos con quien tenemos delante. Sus propuestas se intercalan con las de artistas que han cedido obras para la ocasión o, en algún caso, colaborado con ellos: Sofía de Juan, Manu Jurado, Raúl Mainer, Fernando Maquieira, María Matas, Cécile Paris, Roberto Urbano y Luis Sola.
“Gut Feeling. Eva Fábregas”
Del 28 de junio al 29 de septiembre de 2019
“La superficie de una imagen. Aimée Zito Lema”
Del 28 de junio al 15 de septiembre de 2019
“Código abierto”
Del 28 de junio al 29 de septiembre de 2019
CENTROCENTRO. PALACIO DE CIBELES
Plaza de Cibeles, 1
Madrid
