Esther Ferrer: declinar una idea

La Tabakalera de San Sebastián le dedica una antología centrada en su trabajo con números y variaciones

San Sebastián,

Tras su paso reciente y retrospectivo por el Palacio de Velázquez de Madrid (a iniciativa del Reina Sofía) y por el Museo Guggenheim bilbaíno, ahora es Tabakalera, el Centro Internacional de Arte Contemporáneo de San Sebastián, el que dedica una antología a la decana de nuestra performance, Esther Ferrer, nacida precisamente en esa ciudad en 1937. Comisarían la muestra Laurence Rassel y Mar Villaespesa y son tres las ideas que la estructuran: su tratamiento de los espacios como lugares vivos, su trabajo a partir de los números primos y su estudio de las múltiples derivaciones y variaciones de una acción, en el tiempo, en el espacio y en los cuerpos que las realizan.

Ferrer, como es sabido, inició su carrera artística a fines de los sesenta, vinculándose al grupo ZAJ y sirviéndose ya entonces de formas y materiales muy diversos para analizar el poder del azar – ligado a su noción del arte como proceso y como posible acto colectivo, y no solo personal – y también la posibilidad de generar, desde una creación primera, variaciones múltiples con libertad absoluta. Tanto valora Ferrer ese libre albedrío que no ofrece, en sus obras, ninguna conclusión ni idea cerrada de la que el espectador pueda apropiarse, sino preguntas muy diversas a las que, si lo desea, podrá intentar responder de manera autónoma.

Sus proyectos performativos, que ella define como “arte que combina el tiempo y el espacio con la presencia de un público que no es mero espectador, sino que, si lo desea, puede participar en la acción”, los ha conjugado desde aquellos setenta con piezas plásticas que, aunque sean independientes, los complementan: se trata de dibujos, pinturas, instalaciones y fotografías intervenidas, objetos y piezas sonoras que se vinculan en su estética con el minimalismo y en su trasfondo con el arte conceptual. Hay en ellas algunos inquilinos recurrentes, como los mencionados números primos, las referencias al feminismo y también a figuras como John Cage, Perec y Mallarmé.

Ferrer no dejó de trabajar con ZAJ hasta la disolución del colectivo en 1996 (previa retrospectiva en el Museo Reina Sofía) y en esa última etapa se dedicó sobre todo a desarrollar acciones muy directas. En algunas nos proponía tomar conciencia de que la piel es el primer vestido del ser humano, la frontera entre lo profundo y lo superficial; en otras piezas, más irónicas, nos ha llamado la atención sobre lo que de universal y de particular tiene la risa o sobre la capacidad transformadora de espacios de anodinas sillas. Precisamente sobre esos espacios y su modificación a partir de elementos cotidianos ha indagado a partir de maquetas e hilos, cables, cuerdas o materiales elásticos, a veces dejando espacio a lo aleatorio y otras trabajando a partir de criterios muy definidos. Son esas sus propuestas más depuradas: en algunas instalaciones decido someterme a una norma; es una manera de eliminar en la medida de lo posible mi subjetividad- o a un sistema que yo decido -por ejemplo, la serie de los números primos-. Otras, por el contrario, las estructuro de forma aleatoria, dejándome guiar por una intuición que determina su ritmo.

Esther Ferrer. Poema de los número primos. Tabakalera, 2019
Esther Ferrer. Poema de los número primos. Tabakalera, 2019

Rassel y Villaespesa, al frente de la muestra de Tabakalera, fueron también comisarias de la exhibición de Ferrer en el Palacio de Velázquez y esta, como aquella, la han planteado como declinación múltiple de ideas a partir de instalaciones y acciones, como lugar de ejercicios y pensamiento en el que tienen cabida ensayos, bocetos, maquetas y performances que invitan a vivir el cuerpo en movimiento. También a experimentar la materialidad del sonido, la presencia del azar en el orden y viceversa, lo que de continuo tiene lo variable o lo que de absurdo hay en lo riguroso, y al revés.

En los movimientos repetitivos de sus series introduce lo imprevisto, jugando con la ruptura de lo sistemático, y sus espacios dejan de ser lugares abiertos a connotaciones escultóricas para convertirse en dispositivos susceptibles de ser analizados por la mente y también en lugares de libertad: tras sus incursiones en la pintura, el dibujo, la instalación, el arte objetual… se decantó por la performance por ser un género vivo y apto a constantes reinvenciones, a variaciones siempre válidas.

Esta antológica en Tabakalera se completa con un programa semanal de acciones y performances en las que participarán artistas invitados por la autora vasca, y también el público, que podrá adoptar un rol activo e interactuar con sus piezas.

 

“Esther Ferrer”

TABAKALERA. CENTRO INTERNACIONAL DE CULTURA CONTEMPORÁNEA

Plaza de las Cigarreras, 1

San Sebastián

Del 5 de abril al 26 de mayo de 2019

 

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