El Paular, escenario del regreso de Carmen Álvarez-Coto

Tras su prolongada retirada, la artista expone obra inédita en Rascafría

Rascafría,

Hace dos décadas que no presentaba muestras de su obra la artista madrileña Carmen Álvarez-Coto, quien inició su trayectoria en los años setenta en el entorno del llamado Grupo de Cuenca, formado por los autores que impulsaron su Museo de Arte Abstracto (Antonio Saura, Gerardo Rueda, Zóbel) y que más adelante, en los ochenta, desplegaría su trabajo en grandes lienzos manejando un lenguaje cercano al de la Escuela de Nueva York, basado en la acción, el trazo enérgico y el color. Pasó su producción entonces por la Fundació Joan Miró de Barcelona, el todavía Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid o por ARCO y, ya en los noventa, la llevó a galerías en Toulouse, Ámsterdam, Niza, Nápoles, Viena o París.

En aquella época decidió Álvarez-Coto mantenerse alejada de los circuitos del mercado para dedicarse exclusivamente a los pinceles: ha trabajado, en las últimas tres décadas, en el Cabo de Gata, desarrollando su pintura en contacto estrecho con el paisaje mediterráneo, ajena a tendencias ornamentales e incorporando a su abstracción signos figurativos y evocaciones oníricas.

Bajo el comisariado de Eduardo Barceló, y desde este verano hasta junio de 2023, exhibe esta autora en el Real Monasterio de Santa María de El Paular, en la sierra madrileña, cuarenta y dos obras de gran formato fruto de ese retiro andaluz. No es casual, sino deliberado, el escenario elegido para enseñarnos sus imágenes de nuevo: ha preferido la artista exponer fuera de las salas habituales, de esos circuitos artísticos de los que en su momento escapó, cerca de la naturaleza y bajo el cobijo de una arquitectura sobria que dialoga armónicamente con sus piezas.

Carmen Álvarez-Coto. Sueño de la razón
Carmen Álvarez-Coto. Sueño de la razón
Carmen Álvarez-Coto. Agua de enmedio
Carmen Álvarez-Coto. Agua de enmedio

Se despliegan estos grandes lienzos expresionistas, algunos de más de dos metros de altura, a lo largo de cinco salas y completándose con estelas y dípticos, pues uno de los sellos de Álvarez-Coto ha sido su inquietud por explorar las posibilidades que confiere a su pintura el uso de distintas dimensiones. Encontraremos en Rascafría campos de color que generan atmósferas delicadas, pinceladas que también suscitan texturas ricas y un tratamiento de la luz que evidencia su admiración por maestros como Velázquez y Goya, además de representaciones derivadas de su constante interés por la naturaleza, tema recurrente para ella a lo largo de los años aunque no haya elegido abordarlo desde parámetros figurativos.

Confiesa la artista que, en estas telas, siguen manifestándose los ecos de su experiencia conquense en los setenta, en forma de tonos y de sensaciones articuladas por la piedra: En nuestro estudio, desde el balcón abierto al Júcar, estaban permanentemente presentes los colosos pétreos de las hoces, la estructura geológica se imponía solemne en el paisaje planteando preguntas y perplejidades que mitigaban con fuerza otros interrogantes e impresiones; todo quedaba subordinado a las rocas. Parecía que aquellas moles pretendían esconder el cielo y someter a otros sentimientos más amables, los que proporcionaban los paseos por las huertas del río Huécar o los fríos crepúsculos otoñales.

Pero como los cambios de escenario implican otras interiorizaciones del entorno, y posicionamientos nuevos, de la costa almeriense recibió una energía distinta. Todo paisaje lleva el germen, para Álvarez-Coto, de un sentimiento: En el Sur encuentro un lugar bellísimo, el paisaje es también impactante, se muestra con límites ambiguos entre las emociones y el mundo material, en el mar encuentro un significado emocional más acorde con mi propia naturaleza biológica; me produce una honda sensación de formar parte de él. Aquí el contorsionado magma se precipita y el Mediterráneo lo acoge mansamente, los paisajes sumergidos se inundan de intensa luz que, como afilados cristales, ensarta las aguas rebosantes de vida, todo transmite una intensa energía. Las emociones no engañan, sino que son fuente de conocimientos, pero soy consciente de que hay que estar alerta revisando los valores capitales del arte.

En suma, los trabajos de esta artista son el fruto de su introspección, respecto a la ciudad y el mercado, no respecto a la naturaleza. Guardan, por eso, un poso atemporal.

Carmen Álvarez-Soto. Pasmo soberano
Carmen Álvarez-Soto. Pasmo soberano
Carmen Álvarez-Coto. Algarabía
Carmen Álvarez-Coto. Algarabía

 

Carmen Álvarez-Coto

REAL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE EL PAULAR

Rascafría

Del 25 de junio de 2022 al 23 de junio de 2023

 

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