Chelo Matesanz y lo que Lee Krasner podía haber hecho

Una muestra de la artista celebra el trigésimo aniversario de la Sala de Arte Robayera

Chelo Matesanz. Lo que Lee Krasner podía haber hecho... pero no hizo, 2002
Chelo Matesanz. Lo que Lee Krasner podía haber hecho… pero no hizo, 2002

La Sala de Arte Robayera de la localidad cántabra de Cudón-Miengo celebra este verano su trigésimo aniversario presentando “degoteo”, una muestra individual de una artista de la tierra, Chelo Matesanz, cuyo eje son dos composiciones de fieltro cosido sobre telas de gran formato muy relacionadas con una serie de dibujos también presentes en la exposición y realizados con tinta roja simulando la técnica del dripping. Solo simulando, porque ella no hizo chorrear sus papeles sino que dibujó lenta y concienzudamente las gotas con plumilla.

La serie se titula Lo que Lee Krasner podía haber hecho… pero no hizo y en ella la tinta se asemeja intencionadamente a pespuntes de hilo, del mismo modo que en las piezas de fieltro las telas cosidas sustituyen el goteo líquido propio de las pinturas del Expresionismo Abstracto. Y en este punto cobra todo su sentido el título de la serie de dibujos: Matesanz, al sustituir las salpicaduras azarosas de Jackson Pollock por la apariencia de hilo -con sus implicaciones de minuciosidad, atención y constancia en la tarea- reivindica la labor anónima, y a menudo esforzada, de las mujeres que realizan prácticas artísticas no necesariamente de forma profesional ni sumergidas en la esfera creativa.

Al utilizar tonalidades rojas, Matesanz evoca manchas de sangre y feminidad y también la violencia que ella entiende implícita en el ensombrecimiento de la labor de las mujeres artistas: en “degoteo”, Matesanz recuerda la personalidad y la producción vibrantes de Lee Krasner, pareja de Pollock y artista, en parte, eclipsada por su personalidad magnética. Se pregunta cómo hubiera podido evolucionar la trayectoria y la obra de esta autora si sus condiciones personales fueran otras y si Jackson no se hubiera convertido en un mito.

La exhibición se completa con dos vídeos en loop: Nos modelamos y nos amoldamos y Chocolate, molinillo, donde la artista presenta diversas acciones que sugieren procedimientos o experimentaciones artísticas que le han servido para matizar, sirviéndose de la crítica y el sarcasmo, los contenidos de la serie de dibujos Lo que Lee Krasner podía haber hecho… pero no hizo.

Matesanz explicó así a Bea Espejo por qué se fijó precisamente en ella a la hora de plantear este proyecto: Además de ser artista, fue la pareja de Jackson Pollock, con lo que eso significa; y no sólo hasta la fecha del fallecimiento de Pollock, sino porque Lee Krasner tiene que vivir con la construcción simbólica del mito y ver, día a día, cómo va creciendo desmesuradamente su figura en detrimento de su aportación al arte. Si algo hemos aprendido las mujeres artistas a partir del postfeminismo de los ochenta es que las herramientas del relato no pueden ser las mismas. Si Pollock hace pintura abstracta y Krasner utiliza los mismos procedimientos (pintura, lienzo, pinceles, etc.) y las mismas concepciones (expresividad, abstracción, inefabilidad, intensidad, gesto, concepción de la forma, etc.), es de prever que el relato masculinizado de la crítica y la historiografía ignore su trabajo, ya de por sí ensombrecido por el sobrealimentado gigante de Pollock.

Lee Krasner. Lo que Lee Krasner podía haber hecho … pero no hizo, 2002
Lee Krasner. Lo que Lee Krasner podía haber hecho … pero no hizo, 2002

 

Chelo Matesanz. Lo que Lee Krasner podía haber hecho... pero no hizo, 2001
Chelo Matesanz. Lo que Lee Krasner podía haber hecho… pero no hizo, 2001

 

Chelo Matesanz. “degoteo”

SALA ROBAYERA

Bº El Castro, 36

Cudón, Miengo. Cantabria

Del 14 de julio al 20 de agosto de 2017

 

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