Aún tenemos tiempo, hasta el próximo 2 de septiembre, para conocer mejor la faceta escultórica de Joan Miró en el Centro Botín, pero, entretanto, este espacio, que recientemente ha cumplido un año de vida en la bahía de Santander, nos presenta a partir de mañana dos nuevas exposiciones articuladas a partir de fondos propios.
La primera, “El paisaje reconfigurado”, puede visitarse en la primera planta y recoge trabajos fechados en la última década en los que se revisa el manejo de la naturaleza como tema en el arte actual desde enfoques y técnicas diversos. La exposición, comisariada por Benjamin Weil, director del museo, cuenta con el aliciente de que la mayoría de estas piezas no habían sido mostradas antes al público: hablamos de obras de autores que comenzaron a trabajar en la segunda mitad del siglo XX y que, en algunos casos, han impartido talleres en Villa Irís a alumnos seleccionados por la Fundación Botín. También se exponen proyectos de artistas que han recibido las becas que esta institución convoca en alguna de sus 26 ediciones: João Onofre, Sara Ramo, Ignacio Uriarte, Oriol Vilanova, Leonor Antunes… Hay que mencionar que los creadores portugueses ocupan un lugar destacado.
Si la citada Antunes se apropia del espacio como elemento integrante de su proyecto escultórico Random intersection #14, el artista conceptual Lothar Baumgarten aborda la relación entre naturaleza y cultura, entre creaciones humanas y no humanas, en sus fotografías e instalaciones. De él podremos ver en Santander Montaigne/Pemón, una serie dedicada a las comunidades indígenas en la que idealiza a estos colectivos mientras critica nuestra forma de tratarlos, de (no) entenderlos.
En otros proyectos, Baumgarten ha reflexionado sobre nuestro comportamiento con el mar, que también ha inspirado a la argentina Irene Kopelman. A ella le fascinan los colores posibles del agua, y ha colaborado con un oceanógrafo y físico para estudiarlos, enlazando arte y ciencia en Indexing Water.
Del jienense Jacobo Castellano, el Centro Botín mostrará uno de los proyectos en los que se sirve de materiales humildes y cotidianos, como la madera, para trazar su biografía y apelar a su carga histórica, y de Tacita Dean, que este año protagoniza una triple exposición en Londres, proyectos audiovisuales en los que ha introducido el misterio y el azar para transformar paisajes.
Castellano no es el único en servirse aquí de las múltiples connotaciones expresivas de los materiales con pasado: Nuria Fuster, en Don Quijote también esculpió el aire, utilizó plásticos, hierros y taburetes para hacer con ellos nuevas esculturas, como Don Quijote hizo, de los molinos, gigantes. Por su parte, de Fernanda Fragateiro, habitual de Elba Benítez, se exhibe Um caminho que não é um camino: un conjunto de estructuras modulares que sirven a la artista para reivindicar, desde una estética minimalista y precisa, los lazos posibles entre la arquitectura y el paisaje.
En la historia de nuestros vínculos con el entorno natural ha profundizado Joan Jonas desde la performance, el cine o la videoinstalación. Hace no mucho recaló en Cantabria, para exponer e impartir taller en la Fundación Botín, y entonces desarrolló Caudal o río vuelo o ruta / stream or river flight or pattern, dos videoproyecciones y dibujos sobre el paisaje de esta provincia que también forman parte de esta muestra.
“El paisaje reconfigurado” se completa con el célebre Wall Drawing *499 de Sol LeWitt; con varias piezas vinculadas a la arquitectura y el urbanismo, al orden y el caos, de Julie Mehretu; con el filme Ghost de Joao Onofre, que documenta el viaje, improbable pero real, de una isla flotante por el Tajo poblada por una palmera, y con Los ayudantes de Sara Ramo, un vídeo sobre el poder del rito que desarrolló en la selva brasileña.
Cierra la muestra el arte de oficina de Ignacio Uriarte, que convierte en escultura el material de papelería, y las setecientas postales sobre magia y paisajes nocturnos que integran Si la noche fuese un color de Oriol Vilanova. Como decíamos, muchas de las obras os sonarán familiares si soléis permanecer atentos a las muestras de Itinerarios en las que la Fundación Botín presenta los proyectos de los creadores que beca. Ya conocemos, por cierto, quiénes participarán en la próxima.
La segunda muestra que mañana se inaugura lleva por título “Retratos: Esencia y Expresión” y podrá visitarse, de forma permanente, en la segunda planta del Centro Botín. Constará de ocho retratos, que podemos considerar obras maestras del siglo XX, que Jaime Botín cedió al centro por un periodo de cinco años renovables.
Las obras expuestas son: Femme espagnole (1917) de Henri Matisse; Self Portrait with injured eye (1972) de Francis Bacon; Arlequín (1918) de Juan Gris; Al baño. Valencia (1908) de Joaquín Sorolla; Mujer de rojo (1931) de Daniel Vázquez Díaz; Figura de medio cuerpo (1907) de Isidre Nonell; El constructor de caretas (1944) de José Gutiérrez Solana y Retrato de mi madre (1942) de Pancho Cossío. Como veis, se trata de pinturas de autores y etapas muy diversos, y con rasgos estéticos también muy distintos entre sí: si hubiese que señalar una nota común entre ellas podríamos referirnos a su expresividad, lograda bien a través del color, bien de los juegos lumínicos.
“Retratos: Esencia y expresión”
Desde el 23 de junio de 2018
“El paisaje reconfigurado”
Del 23 de junio al 13 de enero de 2019
Muelle de Albareda, s/n
Jardines de Pereda
Santander
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: