Artista del
romanticismo, es hijo de José Piquer, imaginero director de la Academia de San Carlos, con quien inicia su formación. Hacia 1830 se traslada a Madrid donde obtiene el nombramiento de académico de la Real Academia de San Fernando gracias a su obra el Sacrificio de la hija de Jefté (1832) Real Academia de San Fernando, Madrid, en la que prueba su conocimiento de la escultura neoclásica europea. Muy pronto se gana el favor real, y tras llevar a cabo varios encargos oficiales, emprende viajes que le trasladan a México, Estados Unidos y París. En 1841 regresa a Madrid, recibiendo tres años más tarde el nombramiento de escultor de cámara a título honorario; a esta época pertenece su escultura en mármol de cuerpo entero de la reina Isabel II, pareja del rey consorte realizada por Francisco Pérez Valle, así como los numerosos bustos de personajes de la época isabelina, bien representados en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. Su obra se caracteriza por plasmar con gran perfección técnica los presupuestos del neoclasicismo, si bien es cierto que sorprende la constante incorporación de elementos propios de la estética barroca, tal y como se observa en San Jerónimo recostado sobre un peñasco (Casón del Buen Retiro, Madr