Con 14 años ingresa en la Escuela de La Lonja, Barcelona, donde permanece durante 5 años como alumno, y de la que es profesor a partir de 1852. En 1848 se traslada a París donde recibe la influencia de la pintura de Delacroix y de Courbet
. Su regreso a España le erige como el primer representante español del lenguaje del
realismo. Especialmente atraído por la representación de la vida cotidiana y de la naturaleza, es junto con Lluís Rigalt, creador del género paisajístico catalán, que en él queda caracterizado por una descripción minuciosa y depurada, cuya ejecución es similar a la utilizada por los miembros de la Escuela de Barbizon. De gran importancia son sus composiciones de desnudos femeninos al ofrecer, como Courbet, una visión distinta a la convencional en la que la idealización romántica se deja de lado para mostrar en su lugar, las huellas del paso del tiempo. Su pintura, muy bien representada en la MNAC de Barcelona, ejerce fuerte influencia en la pintura catalana posterior.