Parrote Art Gallery, espacio que abrió sus puertas hace dos años en La Coruña a iniciativa de Pepe Montero-Romero y que posteriormente llevó su actividad también a Pontevedra, emprende ahora proyectos en Madrid, en este caso en la sede de la Fundación Pons en el número 138 de la calle Serrano. De su nómina de artistas forman parte pintores, escultores y fotógrafos, algunos representados en colaboración con salas madrileñas, como Helga de Alvear, Álvaro Alcázar y Marlborough (es el caso de Rafael Canogar, Simón Edmondson, Francisco Leiro y Ángela de la Cruz) y otros vinculados especialmente al contexto gallego.
En esta primera exhibición que Parrote ha traído a la capital, titulada “Alma atlántica”, veremos trabajos, justamente, de tres autores que tienen en común su origen en esa región y su proyección internacional: los citados Ángela de la Cruz y Leiro y también Xaquín Chaves; prácticamente comparten también generación, pues nacieron entre mediados de los cincuenta y mediados de los sesenta. Se ha reunido un conjunto de quince piezas: siete representativas de la producción más reciente de la coruñesa, algunas de ellas realizadas durante la pandemia; dos esculturas en bronce de Leiro que datan de 2003 y un conjunto de pinturas de paisaje de Chaves, en formatos diversos.
De la Cruz continúa ahondando en los espacios sutiles entre la pintura y la escultura, ampliando las barreras de la primera disciplina en lienzos cuyo retorcimiento genera volúmenes; con ellos busca invitarnos a reflexionar sobre las claves del lenguaje pictórico y sobre los caminos contemporáneos para otorgar cuerpo a las telas al tiempo que se deshacen sus pasadas distancias con el espectador: En el momento que corto el lienzo, me deshago de la grandiosidad de la historia de la pintura, afirma ella. Sus obras en la Fundación Pons son un óleo sobre aluminio de 2013 titulado Hybrid (Pink), tres realizados en 2014 en los que predomina el tono azul con distintos matices y otras tres piezas fechadas entre 2019 y 2021 basadas en la monocromía y la atención a las texturas. Hablamos de Monochrome /Yellow (2021), de Layers (Black and White after the square of Malevich) (2019), su personal homenaje a Malevich y de Loose Fit (Red/Pink), trabajo en óleo y acrílico en gran formato que terminó en 2019 y que subraya la vertiente performativa de su producción: el lienzo parece replicar el comportamiento humano y la reacción de nuestro cuerpo ante lo inesperado.
Leiro y Chaves, por su parte, son amigos y además ambos proceden de la comarca del valle del Salnés. El primero siempre se ha sentido muy cercano al Atlántico y al segundo le vienen interesando, sobre todo, los bosques y la botánica, aunque las aguas de las Rías Baixas también han sido fuente de inspiración de algunas de sus pinturas. Leiro, que perteneció en los ochenta al colectivo Atlántica, centrado en la evocación de mitos populares y la recuperación de mitos ancestrales, se dedicaría a la escultura bajo la influencia de sus juegos de infancia entre cajas de pescado en el muelle de Cambados y de las tallas de su abuelo. Aunque reside y trabaja entre Madrid y esa localidad pontevedresa, se encontraba en Nueva York cuando ocurrieron los atentados de septiembre de 2001 y, por encargo de la Galería Marlborough, llevó a cabo en 2003 dos esculturas recogidas en “Alma atlántica” e inspiradas en su visión de la masacre y su contexto: Conversaciones I y Conversaciones II. Se trata de trabajos en bronce de escala algo mayor a la humana en los que vemos dos figuras sentadas cada una en un banco, aparentemente enfrentadas; una de ellas parece querer dirigirse a la otra, pero esta no le presta atención y el diálogo del título se hace imposible.
Es habitual que en las esculturas y en los bocetos preparatorios de este artista encontremos alegorías de nuestra fragilidad; sus formas abiertas, en cualquier caso, abren lecturas para que sea el espectador quien dilucide el sentido último de las piezas, esos arquetipos contundentes.
Por último, Chaves, autor precoz que ha hecho del color y la versatilidad la base de sus pinturas, dinámicas y pobladas de un evidente sentido lúdico, trabaja en su taller a orillas del Ribadumia dejando que la naturaleza penetre en su producción. Matisse, Yves Klein o José Guerrero, Motherwell y Rothko son sus referentes, junto al arte oriental antiguo, y en la Fundación Pons muestra cinco lienzos nacidos del paisaje: el monumental El sueño gris, dedicado al poeta gallego Carlos Oroza, composición intimista pese a su formato que evoca un poemario de ese autor, recientemente fallecido; Loaira, imagen abstracta colmada de luz celebratoria, donde reflejó lo sinuoso del bosque lucense y, por último, Tiesto, Equinoccio variación II y Zumaques sobre un mar azul, ejemplos de su memoria visual y de las emociones que busca sugerir en lienzos y papeles.
“Alma atlántica”
c/ Serrano, 138
Madrid
Del 21 de diciembre de 2021 al 30 de enero de 2022
