Alberto Corazón: el diseño como energía

Alberto Corazón entiende el diseño como una herramienta capaz de mejorar nuestra relación con el entorno, con la cultura en la que vivimos, en la que podemos diferenciar objetos y símbolos, lenguaje y sistema de signos. No sólo ha trabajado en ese campo: también es pintor, escultor y editor y, desde 2006, el primer miembro diseñador de la Real Academia de San Fernando.

Sabiéndolo o no, hemos convivido con sus trabajos: ha elaborado la imagen gráfica (ojo, los logotipos son señaladores de identidad) de Anaya, la ONCE, el Círculo de Bellas Artes, la Fundación MAPFRE o Cercanías RENFE, y si tenéis un teléfono Domo, también tenéis un Alberto Corazón en casa. Entre sus galardones figuran los concedidos por el Arts Director Club de Nueva York, el British Design y el Design Council International, el Premio Nacional de Diseño o la Medalla de Oro del American Institute of Graphic Arts.

 

 

 

Hasta el próximo 5 de octubre, el Espacio Fundación Telefónica celebra sus más de cincuenta años de trayectoria con una antología comisariada por Ana Arambarri en la que podremos ver 132 carteles, 115 imágenes y bocetos y 145 logos, objetos y maquetas, porque el madrileño ha abordado todas las áreas del diseño gráfico e industrial, dejando a un lado tendencias de moda y gustos personales .

Siempre ha trabajado desde la reflexión y el pensamiento, partiendo de múltiples dibujos, bocetos y esquemas antes de utilizar cualquier recurso informático. Y alerta de un cambio de tendencia que le parece preocupante: El riesgo del diseño, hoy en día, es olvidarse de la funcionalidad y aceptar la penalización de la estética. En los últimos años el ratón del ordenador ha sustituido al lápiz y ya nada puede ser como antes. En todos los sentidos, conceptual y formalmente.

 

Para no perderse: la muestra cuenta con un espacio educativo integrado en su recorrido, El diseño te llama, en el que tendremos la oportunidad de ponernos en el lugar de un diseñador, y se completa con un documental, Siete días con Alberto Corazón, de Pablo Iraburu. Por si os es imposible venir a Madrid, os lo enlazamos.