La primera exposición que el Museu Nacional d´Art de Catalunya abrirá al público en 2025, en marzo, será “Zurbarán (sobre) natural”, organizada en colaboración con el Museum of Fine Arts Boston y el Musée des Beaux Arts de Lyon. Reunirá por vez primera las tres versiones de una obra fundamental del pintor, La visión de san Francisco por el papa Nicolás V, su reflejo del episodio legendario según el cual ese pontífice solicitó ver el cuerpo momificado del santo en la cripta de la basílica de Asís. La que pertenece al propio MNAC ha sido restaurada recientemente, y en el proceso se han revelado detalles ocultos. Además, confrontará su producción con la de algunos autores contemporáneos que pudieron atender a su estilo sintético en lo formal y a su búsqueda de espiritualidad en las composiciones, caso de Alfons Borrell, Toni Catany, Joan Hernández Pijuan, Josep Guinovart, Antoni Llena, Aurèlia Muñoz, Marta Povo y Antoni Tàpies.
El mes de mayo lo iniciará el MNAC exhibiendo imágenes del único artista catalán y español que trabajó masivamente para la propaganda británica y de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial: Mario Armengol. En la primera mitad de los cuarenta, dibujó cerca de dos mil cartoons o caricaturas para el Ministerio de Información inglés y contra el Tercer Reich y el Eje; se publicarían en diarios y revistas de países aliados de Londres y neutrales, desde Nueva Zelanda a Haití. Se reunirán una selección de sus originales, algunos deudores de los trazos y el espíritu de los dibujantes satíricos catalanes de fines del siglo XIX y principios del XX.
No será el único autor ligado a la guerra el próximo año en el Museu: en otoño el MNAC expondrá casi un centenar de dibujos de SIM (José Luis Rey Vila) en torno a la Guerra Civil, trabajos que recientemente ha adquirido y recogen escenas especialmente crudas; y exhibirá, asimismo, un conjunto de obras de su fondo que proceden del depósito realizado por el SDPAN, el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional franquista creado en 1938. Aún se desconocen sus propietarios originales.
Desde primavera, asimismo, veremos la instalación multicanal de Eugènia Balcells From the center, en su Sala Oval. Creada en Nueva York entre 1980 y 1982, esta obra destaca por su complejidad técnica y su riqueza de significados, pues evoca los grandes monumentos megalíticos de la antigüedad: la artista se ha referido a ella como un Stonehenge electrónico y contó en su realización con la ayuda del músico Peter Van Riper. La Generalitat catalana la ha adquirido recientemente para el acervo de este centro; supone una puesta en relación de las nuevas culturas de la imagen y las aspiraciones ancestrales de conexión con el universo.
Y mayo marcará, igualmente, el inicio de la exhibición “Francesc d’A. Galí. El maestro invisible”, un tributo al autor de las pinturas de la cúpula que corona el Palau Nacional y renovador, junto a Pompeu Fabra, de la pedagogía catalana durante el noucentisme. Entre sus alumnos en la Escola d’Art o la Escola Superior de Bells Oficis de la Mancomunitat de Catalunya se encontraron Miró o Llorens Artigas, y él mismo fue pintor, dibujante, muralista, cartelista e ilustrador, aunque consta que minusvaloró su trabajo y no se preocupó de su legado. Este proyecto tendrá, por eso, mucho de reivindicación.
Ya en diciembre, Marcel·li Antúnez convertirá esa misma Sala Oval en un campamento de arte colaborativo, una instalación de gran formato que mostrará más de una década de creación conjunta entre ese autor y diversas comunidades y colectivos.
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