Con la colaboración de la feria barcelonesa LOOP y bajo el comisariado del ex director de La Virreina Carles Guerra, el Museo Lázaro Galdiano abrirá mañana al público “VÍDEO-RÉGIMEN. Coleccionistas en la era audiovisual”, una selección de vídeos de muy distintas estéticas y cedidos por una veintena de coleccionistas españoles que vienen a romper con la asentada idea de que este medio es poco coleccionado y coleccionable.
Guerra subraya cómo, pese a creencias contrarias derivadas de los especiales mecanismos de producción, distribución (viral) y almacenamiento de este medio, “la economía de acceso al vídeo ha propiciado la creación de conjuntos patrimoniales con una logística de almacenamiento y distribución mucho más ventajosa que la de otras modalidades de objeto artístico”.
ARTE Y DEBATE EN EL MISMO CANAL
El propósito de esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 11 de mayo y se acompañará de la celebración de unas jornadas y de un proyecto editorial, es revalorizar la labor del coleccionismo privado español en el campo concreto del videoarte y su compromiso con el desarrollo de la cultura contemporánea española.
Asimilado con naturalidad y rapidez en el sistema artístico desde los años setenta, el vídeo no sólo se considera una herramienta artística más, sino que ha venido alterando tanto las condiciones técnicas de los últimos proyectos museísticos como la presentación de instalaciones y el desarrollo de la fotografía, sobre todo en las últimas dos décadas.
En el Lázaro Galdiano podremos ver tanto las piezas procedentes de esos veinte fondos particulares como conversaciones grabadas con los coleccionistas que las han cedido, unas junto a otras, compartiendo soporte audiovisual e invitándonos a pensar que, llamativamente, la producción artística asociada a este medio y los debates acerca de ella tienen lugar en los mismos canales. En palabras de Guerra, los fondos del Museo Lázaro Galdiano se convierten así en el escenario de una colisión de regímenes estéticos que pone en evidencia algunas de las transformaciones más recientes en el campo del arte, en el que las obras promueven temporalidades alternativas así como nuevas formas de concebir el patrimonio, cada vez más cercanas a una economía de carácter inmaterial.
La incorporación del videoarte al museo ha originado también el surgimiento de un nuevo tipo de espectadores que presta una atención también diferente a las obras.
Las obras expuestas son trabajos de Allora y Calzadilla, Ignasi Aballí, Francis Alÿs, Erick Beltrán, Patricia Dauder, William Doherty, Mario García Torres, Douglas Gordon, Emily Jacir, Gilda Mantilla y Raimond Chaves, Paul McCarthy, Bruce Nauman, Itziar Okariz, Javier Peñafiel, Allan Sekula, Fiona Tan, Zhou Tao y Eulàlia Valldosera y los coleccionistas que se han sumado al proyecto son Alicia Aza, Joan Bonet, Roser Figueras y Josep Inglada (Cal Cego), Ella Fontanals-Cisneros (The Ella Fontanals-Cisneros Collection), Josep Maria Lafuente, Estefanía Meana, Han Nefkens (H+F Collection), Ángel y Clara Nieto, Enrique Ordóñez (Colección Ordóñez Falcón de Fotografía), Fernando Panizo y Dorothy Neary, Emilio Pi y Helena Fernandino, Carlos Rosón (Fundación RAC), Teresa Sapey, Sisita Soldevila (Colección Ámister Hotel), Jaime Sordo, Julio Sorigué y Josefina Blasco (Fundación Sorigué), Carlos Vallejo y Wendy Navarro (CV Colección), Juan Várez, y Ernesto Ventós (Colección olorVisual).
Guerra ha buscado que las obras que integran “VÍDEO-RÉGIMEN” fuesen representativas de los distintos usos creativos del vídeo, desde las prácticas documentales hasta la plasmación de acciones artísticas; veremos piezas de marcado carácter estético y otras muy volcadas en el activismo social. También ha tenido en cuenta a la hora de elegirlas que fuesen piezas introductorias en el videoarte para algunos de sus compradores o que reflejaran, como en el caso de Aballí, los orígenes del videoarte y las imágenes en movimiento.
Hay que subrayar que las colecciones a las que pertenecen estos trabajos actúan como contenedores que influyen decisivamente en el valor y los significados originales de cada pieza. En la mayoría de los casos hablamos de un coleccionismo de segunda generación; en los fondos privados que hasta ahora cuentan con objetos de marcado carácter historicista, el vídeo ha representado un acercamiento a la creación contemporánea y ha implicado un modelo de gestión de colecciones nuevo que requiere una logística diferente a la requerida antes.
Las Jornadas que acompañarán la exhibición llevarán por título “Las paradojas del coleccionismo audiovisual” y tendrán lugar en marzo y abril. Tratarán sobre la audiovisualización de los nuevos museos y la emergencia actual de un nuevo mercado en torno al videoarte.
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