Formado en Comunicación Audiovisual, Víctor Hugo Martín Caballero se especializó en Dirección de Fotografía en la ECAM madrileña y allí inició su trayectoria profesional, rodando videoclips, cortos y spots publicitarios que compatibilizó con proyectos artísticos en esos campos de la fotografía y el videoarte. Su producción se ha caracterizado, desde hace aproximadamente quince años, por un tratamiento particular de la luz que incide tanto en lo que se revela como en lo que se oculta, también por su intencionada transmisión de sensaciones a partir, precisamente, de lo luminoso y de lo oscuro. Atraído por los modos de hacer presente lo desconocido, la incertidumbre, y por recalcar para el espectador el misterio de lo que no vemos y la soledad de lo que sí nos traslada, trabaja a veces de forma casi instintiva, sin modificar paisajes; en otras ocasiones sí interviene en ellos, transformándolos (y generando otros nuevos) gracias a aquella iluminación.
Habitualmente maneja fragmentos o recontextualizaciones a la hora de examinar el poder comunicativo de las imágenes; le interesa explorar lo que entendemos por realidad y por ficción y cómo afecta la luz a nuestra percepción del paisaje, aunque no ha perdido de vista, en esa senda, la fotografía documental y la mezcla, en algunas de sus propuestas, con la de carácter puramente artístico. En lo técnico, no recurre al blanco y negro ni a los formatos pequeños, en ambos casos con intenciones expresivas, e inmersivas, de cara al observador -el color le resulta más útil para construir ficciones-, y aunque se sirva de cámaras digitales, no son estas las que marcan los resultados finales en su obra.
El proyecto más reciente de este artista vallisoletano puede visitarse, desde la pasada Navidad, en la Galería Javier Silva de su ciudad: se titula “El ángulo de contacto” y consta de una docena de fotografías y dos vídeos que captan fragmentos de algunas de las estructuras de la infraestructura hidráulica española; corresponden en concreto a embalses de Burgos (Arlanzón, Cereceda, Los Valos), Madrid (El Atazar), Soria (Campillo de Buitrago) y Valencia (Cortes-La Muela). Remiten al pasado aún no lejano en que estas obras se levantaron, a las hondas transformaciones del territorio acometidas en el siglo anterior y al diseño del medio no urbano para satisfacer las demandas (energéticas, logísticas) de una población que residía, cada vez en mayor medida entonces, lejos de él.
El fin de este trabajo no es documental (cartográfico) ni exhaustivo, de ahí que, una vez más, no haga uso sistemático Martín Caballero ni de determinados tipos de planos, ni de luces difusas, estudios comparados o del blanco y negro: ha preferido las vistas parciales, las tonalidades frías, normalmente azuladas, y los ambientes nocturnos iluminados artificialmente que conceden al resultado una atmósfera escénica, oscura. No encontraremos en estas imágenes, como en la mayoría de las suyas, presencia humana: sería compleja por el elevado tiempo de exposición que su proceso implica, pero acentúa esa ausencia un desconcierto en quien contempla, que desconoce la escala y proporciones de los motivos y, de no haberse informado previamente, su mismo sentido.
Apunta Andrés Carretero, en el texto que acompaña esta exhibición, que entre la fotografía creativa (sin utilidad de carácter político o científico, y por tanto sometida al vaivén de las tendencias) y la constructiva (que sí tiene un fin) -las distinguía Walter Benjamin en su Pequeña historia de la fotografía-, este autor se sitúa en un terreno que podríamos considerar intermedio, a medio camino entre la naturaleza y el artificio, la ecología y el monumento; incluso entre el ser humano y la geología. No busca la mímesis, sino el diseño de ficciones nuevas.
Víctor Hugo Martín Caballero. “El ángulo de contacto”
C/ Renedo, 8
Valladolid
Desde el 27 de diciembre de 2024
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