Uno viene centrando su trabajo en el análisis de la difusión y el consumo de imágenes en relación con nuestro comportamiento, nuestras formas de comunicación y el contraste entre el universo urbano y un mundo natural que hemos hecho propio, abordando esos asuntos desde la ironía y la crítica; el otro es figura esencial de nuestro arte conceptual, autor de una producción que no admite etiquetas, esquiva tendencias y se despliega en acciones e intervenciones, a menudo comprometidas y críticas con la vertiente comercial de la creación.
Jonathan Hernández e Isidoro Valcárcel Medina comparten proyecto, hasta el próximo 21 de mayo, en la Galería La Caja Negra de Madrid y en Proyecto Paralelo, en Ciudad de México: se llama “Destiempo” y se ha concebido como una muestra colaborativa y desdoblada en la que el montaje de cada una de sus dos presentaciones ha corrido a cargo del autor local y, al margen de los resultados, lo relevante ha sido la idea de trabajar en común pero en espacios separados y en horas desfasadas, en desajuste temporal. Papeles y sobres han ido y venido de uno a otro lado del Atlántico, evitando intencionadamente la inmediatez del correo electrónico, y esas distancias y lentitudes han dado forma a ambas exhibiciones y sentido al proceso.
Desde la apertura de Proyecto Paralelo hace una década, esta sala había buscado acoger el trabajo de Valcárcel Medina, reflejando en sus espacios su definición radical de lo que puede ser el arte y sus derivaciones en relación con la vida. Dado que los últimos años no han sido propicios para su desplazamiento a México y que la manera misma que tiene este autor de entender su producción suscita problemáticas específicas para el contexto de cualquier galería, se hizo necesario desarrollar alguna manera no convencional para hacer posible la colaboración. En ese contexto, Hernández -que ya había contado con el trabajo del español en la exposición “Algunas Lagunas”, presentada en 2013- comenzó aquel ejercicio de correspondencia.
Sus tiempos avanzaban, como decíamos, desconectados, pero ambos han articulado sus piezas a partir de puntos en común, que los hay; las ideas del murciano han influido decisivamente en la labor del mexicano y vertebrado un intercambio de pareceres que ha durado dos años y que ha dado pie a plantear cuestiones vitales para la creación contemporánea: qué es una práctica artística hoy, cómo explicar la labor de sus artífices, para qué se crea. El debate abierto, la ausencia de prisa, la autorreflexión y la crítica no son comunes en nuestro día a día semivirtual, tampoco lo es la escritura de cartas, seguramente por lo que implican de detenimiento como actitud; señala en una de esas misivas Hernández que la oscilación mental del ocio propaga una actividad ilimitada que contrarresta la inmovilidad física, desdoblando un espejo en su propia intención de ser y estar: ocupación permutable de vitalidad.
Sus conversaciones se vieron alimentadas por aquellas circunstancias imposibles de obviar: la doble exhibición se preparó durante el confinamiento y nos llega, ahora, en un contexto de guerra. En una y otra situación la comunicación entre ellos no se ha detenido, inmersos en una especie de burbuja aunque permeables a un tiempo convulso que ha incidido en sus planteamientos: han recogido, de forma más o menos explícita en sus trabajos, nuestra necesidad de diálogo y construcción de vínculos y han incidido en las potencialidades del arte como herramienta comunicativa.
Se completa la exhibición con una publicación de tirada limitada que recoge la correspondencia entre los dos creadores al completo.
“Destiempo. Un proyecto de Jonathan Hernández con Isidoro Valcárcel Medina”
Del 27 de abril al 21 de mayo de 2022
c/ Fernando VI, 17 2º izquierda
Madrid
c/ Varsovia, 33
Colonia Juárez
Ciudad de México
